Francisco de Cossío, desterrado en Chafarinas


       Francisco de Cossío, un periodista segoviano en el «Gulag español»

     El conjunto de las Islas Chafarinas (Congreso, Isabell II y del Rey), fue durante algunas décadas el «archipiélago gulag» español. Por la única  isla habitada, la de Isabel II,  han pasado decenas de conocidos nombres de la historia española, en calidad de desterrados o de presidiarios. Uno de ellos fue el indomable periodista del Norte de Castilla, Francisco de Cossío, que dejó la experiencia de su estancia en el islote en un libro titulado «París-Chafarinas, 4 expatriados-cuatro desterrados». El libro, casi desconocido en nuestra ciudad, narra las experiencias de destierro o expatriación de Miguel de Unamuno, Vicente Blasco Ibañez , del infante Jaime de Borbón y la suya propia, solo que él, a diferencias de los otros ilustres represaliados, no estuvo en París, sino en «las islas del Muluya» o Chafarinas, como las conocemos los españoles desde que fueran conquistadas por el general Serrano en 1848.

       Es claro que hay libro que se olvidan o quieren olvidarse, y éste es uno de ellos. En la historiografía oficalista de Melilla hay poco espacio para la verdad histórica, y sí mucho para el rifeñismo colonialista o para la épica romántica de la guerra. Es una paradoja y también un síntoma, que las aportaciones de aire fresco sobre nuestra historia pasada y no reconocida, provengan de plumas no históricas, sino aficionadas, como las del historiador aficionado y amigo Carlos Esquembri, que dedica la mayor parte de su artículo , insertado en una publicación sobre la historia de las islas, a la presencia de los desterrados y presos en este pequeño archipiélago. En la bibliografía melillense no suele aparecer este libro. La razón es clara: o no se conoce el relato, o no quiere conocerse. Sabiendo que «la nomenclatura» lo conoce todo, nos inclinamos por la segunda de las opciones.

         Francisco de Cossío, periodista español nacido en Sepúlveda, (Segovia), fue desterrado a las Islas Chafarinas en la mitad de la década de 1920, cuando todavía era una isla habitada, casi con una única calle. La orden gubernativa de destierro le fue comunicada en Valadolid, de donde partió primero hacia Madrid y luego hacia Málaga, localidad desde la que fue trasladado a Melilla, en espera del barco que le conduciría hasta la isla de Isabel II.

      La descripción de la vida de desterrado, y de los personajes que allí conoce es muy interesante, entre otros al legendario Muley Mustafá Raisuni, otrora pesadilla del ejército colonial español, del que dice: «Viene a mí sonriendo, y me saluda con esas reverencias inimitables, que solo pueden describir los moros, y que son como la esencia de la elegancia». Son 60 páginas de un pequeño relato en el que condensa toda la esencia de la isla y de la política española del momento. Al poco de estar allí, llegarán otros ilustres desterrados, el profesor Jiménez de Assua, el abogado y escritor Arturo Casanueva, y el estudiante Salvador María Vila.

           Sobre la conquista de los islotes escribe: «Los fundamentos de la ocupación deben dormir en los pesados tomos del Diario de Sesiones del Congreso, y quizá alguien los conozca». La isla del Congreso, la más grande y visible de todas, es descrita de esta manera por Francisco de Cossio: «Hoy esta isla no tiene razón de ser, y si el mar se la tragase, haría un favor a las otras dos. La isla del Congreso da demasiada importancia al archipiélago, y en realidad no sirve para nada».

Nota:http://www.escritorescantabros.com/escritor/cossio-y-martinez-fortun-francisco-de.html

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