Alfa y Omega del sargento Fernández Cloux


 

                          La respuesta de La Legión 

     En marzo del presente año, una ciudadana francesa, nieta de un legionario, escribía a este blog intentando recabar información sobre su abuelo, el sargento del  Tercio Acantonado en Tauima José María Fernández Cloux, fusilado el 5 de marzo de 1938.

    Cuatro meses después, desde la Brigada de La Legión de Viator, le han respondido y enviado el expediente militar completo de su abuelo, todo lo que está en poder del Tercio,  y se lo han remitido a Francia. La Legión siempre responde cuando se trata de los suyos, nunca deja a nadie sin respuesta. En otros archivos militares ponen pegas y trabas, pero no en el de La Legión. Eso es algo que es obligado destacar.

                        El sargento Fernández Cloux

       En las copias remitidas a su nieta, Betty Bresse Bergés, quedan claras muchas cosas, entre otras que se trataba de un militar leal, en el que destacaba «su amor al servicio», expresión que obra en un oficio que recomendada su ascenso a la categoría de Brigada en 1934. Fernández Cloux era también abogado y como tal ejerció en el Colegio de Abogados de Melilla, aunque no he podido encontrar rastro documental de esta actividad.

         Estaba comprometido con la modernización del ejército y las ideas de izquierda, pero es que en La República no estaba prohibida la militancia política. En ningún caso constan faltas de disciplina o relacionadas con su profesión. Lo que le llevara a cambiar de nombre (Antonio Bergés del Palacio), estaba solo relacionado con su vida personal y su pasado, pero en La Legión, es ley lo de: a nadie importa mi vida anterior.

          En algún periódico de la Hemeroteca Nacional, he comprobado su presencia en la Unidad de Automovilismo, pero en la década de 1920. Antes de llegar a Melilla con su familia, estuvieron en El Tercio de Ceuta, en donde tampoco había queja o mancha alguno sobre su actividad como militar.

                   La detención de Fernández Cloux

          Por los expedientes consultados se produce en los primeros momentos del día 17 de julio, o el 18 como muy tarde. Los militares sublevados ya tenían perfectamente identificados a todos los que no eran simpatizantes con «el movimiento nacional», y que iban a permanecer leales al Gobierno de La República. Fernández Cloux era uno de los que vigilaban los movimientos sediciosos de los africanistas, y tenía amistad y relación con el teniente de La Legión Aniceto Martínez que fue trasladado de Melilla en los primeros días de julio, por exigencias de los militares africanistas. Son muchos los que afirman que de haber seguido en Melilla este teniente, la suerte de los sublevados no hubiese sido la misma. También consta en el expediente su especial amistad con el concejal socialista Bienvenido Rutllant. Es de suponer que compartiría muchas tardes en el Café El Paralelo, propiedad del concejal socialista y que estaba situado en la calle Ejército Español. Con toda probabilidad, la atenta lectura del expediente del sargento legionario acabará con muchas de las falsedades, todavía en boga, de la historia de la sublevación de julio en Melilla.

                               La instrucción del expediente judicial

        Corrió a cargo del muy conocido Julio de La Torre y participaron como declarantes, en contra, otros también conocidos como Heli Rolando de Tella. A lo largo del año y medio del expediente, solo pudieron llenarlo de tonterías y vaguedades tales como: contrario al movimiento nacional, cercano a la masonería y el comunismo, proferir gritos contra el fascismo, asistir a una reunión de la  C.N.T., o haber pagado al Socorro Rojo. También se le acusaba, sin concretar más, de haber intentado crear «un ejército rojo», al modelo del soviético.

          Con semejantes afirmaciones, un hombre inocente, como todos los demás, fue llevado al paredón de fusilamiento.

                       El último día de Fernández Cloux

        En la tétrica fortaleza de Rostrogordo estuvo preso casi todo el año de 1937, y los dos primeros meses de 1938, hasta su fusilamiento el 5 de marzo de 1938, en compañía de Antonio Morcillo, Juan Camacho, Francisco Álvarez y Juan Cerrada. Todos serían fusilados a partir de las seis horas, frente al espaldón de Rostrogordo, a unos 500 mts. en línea recta desde el fuerte militar. Un pelotón de La Legión, otro del Batallón de Ceuta y uno de Regulares se hicieron cargo de todos los reos, cuyas manos estaban atadas bien con grilletes o cuerdas. Todos contaron con banda de música.

          PD: Este fue su fin, y el de tantos otros. Todos estos juicios son nulos y sin fundamento. La Democracia debería declarar nulos todos los juicios del franquismo e indemnizar a todas las familias víctimas de la represión, incontenible y injustificable.