La iconoclasia en Melilla


La suspensión de la Semana Santa melillense

   Los melillenses del año 1974 se despertaron sobresaltado con una noticia que recogían los periódicos y medios de comunicación de la época: La Vicaria Episcopal de Melilla anunciaba la suspensión de la semana santa melillense.

  El hecho fue injusto y supuso un castigo no merecido para la feligresía melillense. La justificación tampoco era del todo cierta y además, se suspendió sine die, no para reparar una situación anómala, y de un modo temporal. Es cierto que se empleaban soldados para portar los tronos, pero eso no sucedía ni en todos los pasos, ni lo hacían todas las cofradías. Ni tampoco era Melilla la única ciudad de España en la que se utilizaban «recursos extraordinarios» para portar los tronos. En otras ciudades también se llegaron a utilizar tronos con ruedas e incluso se pagaba a jornaleros y a parados. Eran recursos para evitar comprometer la salud física en tronos y palios muy pesados y en procesiones que pasaban gran número de horas en las calles. Ninguna ciudad española escapó a la gran crisis semanosantera.

   El escándalo de la suspensión procesional fue tal, que al día siguiente la Vicaria tuvo que rectificar, precisar, y enmendarse a sí misma. Sin embargo, lo peor estaba por llegar. La suspensión trajo consigo la disolución de las cofradías, el abandono de las iglesias y el arrumbamiento de las imágenes en los templos. Se tiraron ornamentos, estandartes y ropajes. Desaparecieron exornos, figuras y cuadros de valor. Se taparon capillas, se destruyeron púlpitos, se abatieron altares, rejas, balaustradas, y se liquidaron cultos populares. Nada quedó a salvo de los iconoclastas. La década de 1970 no volvió a ver más procesiones en nuestra ciudad.

   El manto de los Dolores del Real

   Se cumplen ahora 11 años desde que este blog localizara en Almería el manto centenario de la Virgen de los Dolores del Real, que a su vez procedía de la Virgen de la Paloma de Málaga, regalo a su vez de Alfonso XIII. En 1978 fue vendido por los padres Paules de San Agustín por 78.000 pesetas (470€) a la Agrupación de Cofradías de Almería, que por entonces reorganizaba su semana santa. Compraron también tronos, exornos, imágenes, ropajes, que distribuyeron por las distintas parroquias de la ciudad. Los templos melillenses quedaron tan vacíos como los luteranos. Se asemejaron así a las iglesias de la Reforma.

Desde ese año 2012, el primero del Alminar, cumplimos un rito que consiste en acudir a la parroquia de San Pedro en Almería y contemplar a la virgen de los Dolores, que sólo luce su manto centenario para la procesión del Viernes Santo. Contemplar sus bordados, palpar su firme y aterciopelada tela, tocar suavemente sus densos y dorados bordados, percibir su historia y oraciones reposadas entre los pliegues de su tejido.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/04/02/tras-el-manto-de-la-virgen-de-los-dolores/

El Flagelado: 80º aniversario de una cofradía


Procesión extraordinaria del Flagelado de Batería Jota

Se cumplen XXV años de la adquisición y tallado de la nueva imagen del Flagelado de Batería Jota, hecho que se conmemora con una procesión extraordinaria del titular de la Cofradía. Para ello, fue trasladado la semana pasada al templo Arciprestal de la ciudad, cuya guardia y custodia procesional, está encomendada al Tercio Gran Capitán, I de La Legión.

Esta mañana, al transitar junto a la iglesia del Sagrado Corazón, se oían gritos estremecedores, y el estruendo metálico de los fusiles cetme. Al entrar en la nave, contemplamos una imagen insólita y también única: Los gastadores de La Legión, ensayaban los pasos y movimientos (con sus uniformes de guerra) con el que custodiarán la imagen sagrada del Flagelado, de la que son Hermanos Mayores Honorarios. En los ensayos todo es más puro, más directo.

De la iconoclastia a la refundación

En apenas un mes, se cumplirán 80 años de la fundación de la cofradía del Flagelado (27/11/1942)*, y mañana se conmemoran los 25 años de la nueva imagen, que sustituyó a la anterior, de los talleres de Olot, que fue la única que pudo salvarse del periodo iconoclasta de Melilla (1974-1988), iniciado con la suspensión de la Semana Santa (por motivos infundados), dictada por el entonces vicario episcopal, luego secularizado, Salvador Guirado. La iconoclastia, o devastación completa de los templos melillenses, con la liquidación de todo el patrimonio de las cofradías, y del interior de las iglesias, concluyó con otro hecho aciago en 1988, cuando el sacerdote Jesús Hurtado, fulminó en la iglesia de san Agustín, el culto al Cristo de Limpias, el más popular e intenso de toda la historia religiosa de la ciudad. Todo fue destrozado, o vendido y enajenado, sin que todavía se sepan muchas cosas.

La parroquia de la Medalla Milagrosa en Batería Jota, albergó también otro culto muy popular, el de los lunes de San Nicolás, que también fue interrumpido y tabicada su capilla y altar, que no volvería a aparecer, hasta las obras de 1993*, realizadas por el padre capuchino Jesús Cortijosa, al que muchos consideran como el salvador de este importante templo. Él fue el que restauró las imágenes, los cultos desaparecidos, y el que promovió la compra y restauración de otras imágenes nuevas, como la que ahora se conmemora, la del Flagelado. En marzo de 1992* procesionaron por primera vez, una de las nuevas imágenes. Se sustituyeron todas, la del Resucitado y la de Ntra. Sra. del Mayor Dolor, custodiada ahora en el Museo de La Legión.

Notas: * Presencia de la Iglesia católica en Melilla, José Luis Blasco.

Imágenes de la iconoclastia


 Los vientos conciliares

            Escribiremos sobre la iconoclastia (1974-1989) todo lo que sea necesario, entre otras cosas para documentarla de manera gráfica y escrita. El Concilio Vaticano II abrió una rendija en una puerta que permanecía cerrada desde hacía siglos. Se reformó la liturgia, se arrinconó el latín, se abatieron las rejas que separaban el altar de la feligresía, se eliminaron los exornos, se desmocharon los confesionarios, se derrumbaron los púlpitos y los sacerdotes dejaron de vestir como tales.

           Cuando una puerta se abre, debe hacerse de modo completo y durante el suficiente tiempo, de lo contrario el que aprovecha la rendija es el diablo (como dijera PabloVI), y el gato se queda fuera. No se abordaron grandes cuestiones, como la del celibato; que es opcional en la Iglesia ortodoxa de Grecia, o en la del hereje Lutero. En la misma riada  y junto con los ornamentos sagrados, desaparecieron también los sacerdotes y los feligreses y todo quedó casi vacío. Juan XXIII, el Papa conciliar y ahora santo, murió sin poder cerrar la misma puerta que él había ordenado abrir. Interpretar la voluntad de Dios, resulta difícil incluso para aquel que es su Vicario por antonomasia, el obispo de Roma.

                  La crisis existente en la Iglesia de Roma, existe también en el ortodoxo Oriente, el el protestantismo de Inglaterra y en la iglesia de Lutero. Lo que está en juego es otra cosa, según dicen las lecturas de las que estamos empapándonos.

              Esta es la iglesia del Sagrado Corazón de Melilla, la Arciprestal, que padeció como pocas el rigor iconoclasta. Una día desaparecía un altar, otro el púlpito y al tercer día desaparecía un santo. Así todo. Hoy podemos mostrar  con una fotografía, el antes y el después.

La iconoclastia en Melilla


            La iconoclastia o iconoclasia, era una doctrina que defendía la obligación de no representar a Dios ni a sus santos. La iconoclastia surge en Bizancio con el emperador León III (717-747). Si surgió la iconoclastia es porque ya existían las imágenes, pues algo no surge contra nada, ni por anticipación. Las monedas bizantinas, los sellos imperiales, los emblemas en los palacios tenían la imagen de Cristo, que fue sustituida y eliminada por la del emperador, hecho que ocasionó potentes revueltas. Había también una contradicción, pues en esa lucha contra la idolatría, se sustituían representaciones de la divinidad, por la imagen de los emperadores, aunque esto entraría dentro de lo que hoy llamaríamos «culto a la personalidad». León III, el Isáurico, lo explicaría y procedería a sustituir la imagen de Cristo por el símbolo de la cruz, para lo cual tuvieron que eliminar una imagen de Cristo de la fachada del Palacio Imperial de Bizancio. Aun así, las representaciones bizantinas consistían en iconos, pinturas o mosaicos, nunca efigies. El Concilio de Hieria en 754, promovido por el emperador de Bizancio,  Constantino V, condenará a los iconodulos o partidarios de las imágenes, que quedarán proscritas hasta el II Concilio de Nicea o de la restauración en 787.

                       El culto a las imágenes evolucionará de un modo distinto e incluso opuesto, en el oriente greco-bizantino y en el occidente católico-romano; sin embargo persistirá el sustrato iconoclasta, que se manifestará en guerras y revoluciones, con la destrucción de imágenes y mobiliario religioso.

                                El movimiento iconoclasta en Melilla

        Las brasas de la iconoclasia, nunca apagadas, encontrarán una puerta abierta en el Concilio Vaticano II, en lo que se llamó «simplificación del culto», para reducirlo todo al Sagrario. Las iglesias melillenses, que se habían librado de cualquier situación inflamable durante el gobierno republicano, se verán asoladas en el periodo iconoclasta, que se inicia en 1974 con el nombramiento del primer Vicario de Melilla, Salvador Guirado; y la suspensión de los desfiles procesionales de Semana Santa; y finaliza con la eliminación del culto al Cristo de Limpias en San Agustín del Real en 1989, siendo párroco Jesús Hurtado.

     Exornos como jarrones, ánforas, sacras de altar, lámparas y apliques, benditeras y cruces, cuadros, candelabros; o mobiliario como reclinatorios, púlpitos, ambones y atriles, sedes, sitiales, tenebrarios, lampararios,  se verán arrasados por el furor iconoclasta, que no dejó títere con cabeza. Cayeron incluso hasta las imágenes de los santos, tronos y pasos procesionales, llevándose también por delante a alguna imagen como la virgen de los Dolores de la parroquia de San Agustín, y la efigie del Cristo Nazareno. La lista se haría interminable si incluyésemos los ropajes sacerdotales e incluso cofrades.

       Al término del periodo iconoclasta, con la gran reforma de San Agustín en 1989, las iglesias melillenses estaban tan vacías como los templos luteranos. Lo peor no fue que se eliminaran ornamentos y efigies, sino que también los fieles huyeron depavoridos de los templos. Con ellos se vaciaron las arcas y las donaciones particulares; y las parroquias quedaron sin recursos para reparaciones y para el mantenimiento de los templos. La tendencia no parece haberse invertido, y los feligreses melillenses no parecen dispuestos a sostener las parroquias que aun permanecen abiertas. Las aportaciones ayudan a dignificar y remozar el interior de las iglesias; haciendo más agradable la estancia en ellos. En la actualidad, las iglesias en nuestra ciudad vive con «lo puesto», con algunas excepciones. Las parroquias Castrense y de San Agustín estaban empezando a remontar, pero el terremoto del 25 de enero puso fin al resurgimiento.

     Hoy por hoy, la parroquia más pobre, afectada también por el gran terremoto, es la Arciprestal del Sagrado Corazón, que precisa de reparaciones y de un gran remozado y actualización del mobiliario. Está integrada en un barrio ya casi sin población, como es el centro de la ciudad. Es la iglesia de todos y también  la de ninguno, pues cada cual tiene su propia parroquia. Ahora, tras el forzado cierre de iglesias (Purísima, Castrense y Real), se ha convertido en la madre de las parroquias, en una auténtica  iglesia de acogida. Es la segunda en construcción de la ciudad y la principal en rango, pero pese a todo, es la más pobre.

El misterio de las imágenes perdidas


                         ¿ Qué guarda la casa amarilla ?

      Cuando en el año 2006 conocí a Pepe Vacca (qepd), nunca pude imaginar que las iglesias de Melilla albergaran tantos misterios. Tampoco podía imaginar lo que esa amistad iba a influir en mi vida, porque me abrió la puerta a un mundo del que desconocía practicamente todo. Desde ese momento, la densa bruma que tapaba lo sucedido en Melilla durante el periodo iconoclasta (herejía que persigue la destrucción de imágenes sagradas), empezó a disiparse cuando ibamos abriendo las habitaciones que llevaban más de 20 años cerradas. El eco y el clamor de las imágenes perdidas seguía intacto, esperando que alguien rescatara todo eso del olvido.

         Pepe Vacca lo sabía absolutamente todo y prometió contármelo, pero falleció en el 2007. Me dejó un bagaje de conocmientos con el proseguí mis investigaciones durante los siguientes años. Al menos, había conseguido romper el muro del silencio. Hombres de iglesia de Melilla conjurados para que nada se supiera. En ningún sitio he visto «ofidios» con venenos más potentes, que entre algunos de esos autodenominados «hombre de Fe y de Iglesia». Quien más sabe de estas cosas, ahora mismo, es Imparcial.

        Hace unas semanas un mensaje anónimo me ponía sobre la pista del paradero definitivo del Cristo de Limpias, y que todavía no hemos podido desvelar, pese a la intensa ayuda de Impacial, aunque al menos hemos podido mostrar su imagen.

        Hace unos pcoos días, un colaborador hablaba de una imagen perdida de San Francisco y preguntaba por su paradero y no pudimos decirle gran cosa. Sin embargo, volví a recibir otro extraño mensaje, esta vez de otro emisor y que decía lo siguiente:  » El San Francisco manco está en una casa amarilla entre el parking y la iglesia. Tambien está el Santiago a caballo,  un paso y más figuras……….un saludo amigo».

     Lo reproduzco aquí, y también la foto de los Sagrados Corazones, en progresivo deterioro. Al menos, que no se pierdan más cosas. Ya se perdió bastante.