Palmeras en salmuera


             Todo esto que conocemos como Parque Hernández era el mar, en los tiempos remotos. Mucho antes de que nadie pensara en vivir aquí. El cercano cerro de San Lorenzo marcada uno de los puntos de la bahía natural de Melilla, un verdadero delta de la cuenca del río de Oro (imposible saber de dónde salió este nombre) y sus afluentes.

             Para hacer el vecino aparcamiento subterráneo de Isla de Talleres tuvieron que desecar hasta casi el mismo centro de La Tierra, porque en este suelo, compuesto de antiguos lodos y depósitos fluviales, en cuanto se excava, aparece el agua, con un alto índice de salinidad. No es agua dulce.

            La plaga del picudo rojo dejó demasiados huecos en el centenario parque, del que hemos encontrado una fotografía anterior al «fuentismo», una de las dos plagas que han caracterizado el desarrollo urbanístico de la ciudad en las dos últimas décadas. En la fotografía se puede apreciar el primitivo emplazamiento de la estatua del doctor y naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. La fotografía está firmada por Trainspotting y podría proceder del infausto foro de Infomelilla, la caída plataforma digital de información. También hay otra fotografía reveladora de la anterior frondosidad del parque, cuando tenía un arbolado más natural y acorde con un parque urbano.

            La palmera resulta un árbol socorrido y resistente en un medio agresivo y salino.

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