El agua vuelve al Río de Oro


     «En enero se hiela el agua en el puchero», lo dice el refrán, claro que esto es un refrán de La Meseta, contenido en un libro del Archivo de Tradiciones Salmantinas. En enero está haciendo frío, porque es el primer mes del invierno, aunque lo importante de enero es el agua: «Más se engorda con el agua de enero, que con carne de carnero».  En noviembre «barruntábamos» la sequía y el caso es que ha llovido de manera abundante, pero debe llover más.  Como prometí en la entrada de noviembre, he vuelto a la cabeza del Río de Oro en su parte española o melillense, pues compartimos el río con Marruecos.

           La lagunilla de Mari Guari se ha llenado y se volvían a ver aves, las garcillas, que son muy asustadizas y echan a volar al más leve movimiento. Lo que en noviembre estaba seco, está hoy lleno de agua. El salto de agua de la pista de carros ofrecía una imagen vistosa, aunque uno no debe fijarse mucho, porque los márgenes del Río de Oro están en una situación lamentable. Es una pena que algunas zonas estén en este estado en Melilla, y eso que poco más arriba, están los nuevos campos de fútbol de césped natural de la zona baja de La Cañada, en un terreno que antaño fueron de huertas.

           Esta carretera, que es un sector de la pista de carros de combate, está en una pésima situación y eso que es un camino que une la carretera de Farhana con el barrio de Reina Regente. Es una «carretera» muy transitada, pero que hace completo honor  a su nombre, el de «la pista de carros».

        Junto a ella y sobre los márgenes del río, se está extendiendo el poblado de los centroafricanos no alojados en el CETI y eso es algo que compromete mucho la situación sanitaria de esta zona, y la de toda la ciudad, porque estas aguas, bajan luego hasta la misma desembocadura el Río de Oro y la playa de San Lorenzo, osea, hasta el escaparate turístico de Melilla. Todo está relacionado siempre, pero más en una ciudad de solo 12 kms².

           Nota: https://elalminardemelilla.com/2011/11/10/el-rio-de-oro-en-sequia/

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La sequía se anuncia en Melilla


  En el mes de enero toda la tierra debe estar arada y sembrada y en este mes, en el que la luz va remontando, hace falta agua y en abundancia: «Eche agua Dios, que oro es para nos». En Melilla, cuando acudo a los mercados para recopilar datos para las diferentes encuestas del INE (Instituto Nacional de Estadística), me muestran su quejas tanto los pescadores, como los vendedores de productos hortofrutícolas.

          Los pescadores y vendedores de pescado cuentan que el otoño ha sido muy seco, que los ríos no han llevado agua al mar y en los estuarios no hay comida para los peces. Los cauces de los ríos y de las torrenteras aportan al mar todo tipo de limos y de nutrientes para los bancos de peces, que se acercan a alimentarse  hasta los estuarios. Se quejan de que los peces grandes no crecen tanto como debieran, y de que el pescado está seco, sin firmeza. Esto se aprecia muy claramente en los peces grandes como las corvinas, los peces espada y toda la familia de los escualos y que comemos bajo los nombres de emperador o cazón.

       En los productos de la tierra sucede otro tanto, Por estas fechas la tierra debe estar ya bien labrada y sembrada y por este motivo, los labradores se pasan todo el mes mirando al cielo, observando las nubes y los vientos. Los refranes del tiempo son muy curiosos y e instructivos, aunque en estos tiempos del cambio climático, muchos empiezan ya a no coincidir. Algunos no perecerán como el de: «Agua no falte, que sol sobrará».

        En Melilla hay varios indicadores. El principal de todos estos signos es el monte Gurugú y como dice un compañero de trabajo, antiguo residente del Barrio del Real ( el barrio de huertas y de labradores por antonomasia de Melilla), el Gurugú habla y en este mes, no barrunta agua. Las nubes se posan en su cima, pero pasan de largo y no descargan.

      Los otros dos indicadores son las praderas de la Granja Agrícola, que aparecen secas y amarillentas y la lagunilla de Mari Guari, que debería tener agua remansada desde hace dos meses y que sigue apareciendo bastante seca. De esta última lagunilla ya he comentado algo en una entrada anterior.

  Nota: En enero el día se incrementa en 46 minutos. Se  nota que los crespúsculos vespertinos se van retrasando.