La guerra total de Palestina


  De Dresde a Gaza

   En la noche del 13 de febrero de 1945, la Fuerza Aérea Aliada lanzó sobre Dresde, una ciudad alejada de los frentes de guerra y carente de cualquier valor estratégico, una de las mayores operaciones de castigo de la historia humana. Dresde carecía de defensa aérea y la aviación alemana ya no existía. Pero Dresde era un símbolo porque fue «una de las primeras y más entusiastas al adoptar las políticas mas nauseabundas del nacionalsocialismo1» y por eso recibió un extraordinario castigo. Hay dos testigos excepcionales de lo sucedido, un soldado americano prisionero, Kurt Vonnengut y su novela Matadero 5, y el eminentísimo profesor judío Victor Kemperer, auntor de La lengua de los nazis, y que sobrevivió en la ciudad hasta su liberación. Pero hay algo que no puede escaparse, y es que el 13 de febrero acaeció sobre Dresde, porque un 1 de septiembre de 1939 la Alemania de Hitler invadió Polonia y desencadenó , ademásde la II Guerra Mundial, «la solución final del problema judio», la acción criminal más aterradora de la historia humana. Nos movemos pues en categorías máximas, no comparables con otras. ¿Cuál fue el número total de víctimas en Dresde? Aunque es imposible conocerse, se estima que el número de muertos en la noche fatídica del 13 al 14 de febrero fue de 50.000. El debate sobre lo sucedido en esta ciudad sigue sin estar cerrado.

El martirio de Gaza

Tomamos prestado el título de un autor estadounidense de origen judío, Norman G.Finkelstein, en su imprescinble GAZA, una investigación sobre su martirio, en el que aparecen dos actores principales en esta escala imparable de violencia desde 2007. Por un lado está el movimiento terrorista islamista de Hamas, de carácter totalitario, al que se describe como «cruel, horrible y lleno de odio». Por necesidades de equilibro y de la defensa de la verdad, no utilizaremos a otros autores que no sean judíos. El pensamiento político en el que nos movemos, o es claramente antisemita, o su opuesto islamófo, y no resulta útil para explicar la situación de Palestina.

La gran escalada bélica y de las matanzas, se inición en diciembre de 2008 con la operación israelí conocida como Plomo fundido. Hamas ya estaba en un lado, pero en el otro apenas tardaría en aparecer el hombre y el nombre de Benjamin Netanyahu, al frente del gobierno de Israel desde marzo de 2009, y que ya había ocupado el mismo cargo entre 1996 y 1999. No podemos soslayar, en los Estados democráticos, las responsabilidades individuales de ciertas personas, que dirigen a sus países hacia la paz o la catástrofe. En movimientos como Hamas, da igual quién esté al frente. Aun así, es imposible comparar a una milicia terrorista con un Estado, aunque sí exigir a éste último, que se aleje lo más posible en sus acciones, de los primeros. Plomo fundido asombró al mundo y entonces se trató de 1400 muertos entre la población Palestina, que hizo a afirmar Finkelstein que: «la operación resultó ser una debacle para Israel en términos de relaciones públicas«. De aquellos 1400 muertos de 2009, 350 eran niños o niñas. Sorprende leer que casi 20 años después, la situación se ha movido en los mismos parámetros, y se elaboraron informes, como el de Richard Goldstone, de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que fue extraordinariamente duro con el comportamiento y acciones del Ejército Israelí, que se autocalificaba como un «ejército moral». Los Estados Unidos, exceptuando sus actuaciones en Vietnam, siempre han evitado en lo posible las bajas civiles, a las que su sociedad y opinión pública es muy sensible. De hecho, fueron los bombardeos con napalm en Vietnam sobre la población civil, los que obligaron a las fuerzas militares estadounidenses a abandonar el país asiático, tras el enorme rechazo social a esos bombardeos.

  De Milosevic a Netanyahu

Como hemos escrito antes sobre Dresde, esta situación extrema y que ha adquirido categoría propia, y que pasará a los anales de la historia de la humanidad, no se hubiese producido, sin la abyecta y nauseabunda acción de Hamas, sobre población israelí indefensa, el día 7 de octubre de 2023. Es otro día de la infamia, que se unirá a los nombres de Pearl Habour, Torres Gemelas, Sbrenica. Aquella atrocidad, ha traído encadenada la presente situación, en la que el gobierno de Netanyahu ha sobrepasado y multiplicado por 35 las víctimas causadas por la salvaje acción de Hamas, y otras tantas veces la mortandad de Plomo fundido, que era la mayor matanza realizada hasta ahora. El derecho a la defensa, no puede ser, ni es esto.

Esto es barbarie, y la similitud con Dresde tiene razón de ser, porque en Gaza se trata de un población encerrada en una franja estreña de terreno, completamente rodeada, sin posibilidad de recibir auxilio de ningún lado, ni modo de impedir su defensa. La milicia terrorista de Hamas debía o debe representar poco más del 1% de la población allí residente. La respuesta bélica israelí ha aniquilado casi al 90% las ciudades y edicios de Gaza, ha derruido casi en el mismo porcentaje las infraestructuras civiles, y ha hecho desaparecer la totalidad de la economía gazatí. La población civil de Gaza subsiste sin agua, electricidad ni comida, y sin posibilidad de refugio. La cifra de muertes directas poracciones de guerra, y las ocasionadas por enfermedades, heridas, y falta de medicación o atenciones sanitarias, puede estimarse en torno a las 60.000, de las cuales una gran mayoria son niños. Y este último sí es el límite de la calificación moral de un ejército.

Quien quiera conocer la deriva de la sociaedad israelí, despues de 20 años de gobierno de Benjamin Netanyahu, debe leer el libro de Meir Margalit, El Eclipse de la Sociedad Israelí, prologado por el español Isaías Barrañeda. Hay dirigentes políticos que llevan a sus Estados y a sus sociedades al abismo. Por eso insistimos en las responsabilidades individuales en el ejercicio del Poder, y en la responsabilidad del voto. Su destino debería ser el mismo que el de Slobodan Milosevic. Aunque finalmente, ya muerto, fue declarado como «no responsable» de los crímenes de la antigua Yugoslavia.

Antisemitismo y genocidio, la gran cuestión

El último genocidio conocido se llevó a cabo en Ruanda en 1994, cuando el gobierno Hutu organizó el exterminio de la etnia Tutsi. La matanza alcanzó a 800.000 personas y se exterminó, a machete, al 70% de los tutsis, a razón de 365 personas por hora. ¿Alguien llama a Ruanda el país genocida? No, y quien lo hace con Israel, es porque está contaminado por antisemitismo endémico, algo que es muy dificil de erradicar en Europa. ¿Alguien llama a Putin genocida? No, y es por el mismo motivo. ¿Alguien calificaría a Alemania o a los alemanes como país genocida? No, aun cuando un gobierno alemán cometió el genocidio más atroz posible, el primero calificado como tal por la Historia Universal.

La matanza, la masacre y el trato brutal a la población de Palestina es evidente, innegable para cualquier observador. La desproporción de la respuesta de Israel ha sobrepasado cualquier previsión, y posiblemente muchas de estas acciones serán juzgadas y calificadas en el Tribunal Penal de la Haya, en unos pocos años. Quien responde con un sí o un no, a la cuestión del posible genocidio en Gaza, comete ahora un error. Plantearlo de facto es antisemitismo.  Benjamín Netanyahu es un personaje político insalvable, y será condenado por la historia.

Todo tiene un antecedente anterior. ¿Porqué la ONU tomo la decisión en 1948 de dividir el territorio de Palestina? Pues porque entre 1939 y 1945, en los Estados Europeos se destruyó físicamente a casi toda la población judía europea, y en las ciudades y campos existían más de 5 millones de ciudadanos judíos,  desposeídos de sus propiedades y pertenencias, y sin posibilidades de volver a la situación anterior.

  ¿Por qué Europa no pinta nada en el tema de Palestina? Por este mismo motivo y porque el antisemitismo sigue vigente,  solo que ya no hay comunidades judías en Europa. ¿Por qué EEUU apoya a Israel? Porque ayudaron  a la liberación de Europa y porque ellos mismos entraron en los campos de concentración y no olvidarán nunca lo que vieron.

   ¿Surgirá la paz después de esto? No hay otra alternativa,  pero debe cambiar toda la perspectiva.  Hamas y Hezbolá ya no existen y su principal apoyo, Irán y sus clérigos,  ya no volverán a ser actores internacionales de nada. La solución  estará guiada por EEUU, Israel,  la nueva Autoridad Palestina y algún país árabe,  mudos hasta la fecha.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2024/01/25/que-es-genocidio/

¿Qué es genocidio?


    

 La Convención para la Prevención y del Delito de Genocidio fue promulgada en 1948 por la Asamblea de Naciones Unidas. Su definición, firmada por la casi totalidad de los Estados miembros es la siguiente: «En todos los períodos de la historia el genocidio ha infligido grandes pérdidas a la humanidad. El genocidio es un delito que puede cometerse tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz». El Artículo II de la Convención describe el genocidio como: Un delito perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Tenemos ya aquí unas apreciaciones importantes, una es la intencionalidad de destruir, y otra el alcance, que puede ser total o parcial, y circunscrita a un área pequeña, como Srebrenica (8000 muertos), o una área regional grande, como la de los cristianos armenios ¿1.000.000? a manos del Imperio Otomano. A día de hoy, Turquía ni siquiera permite hablar de este tema. Otro gran genocidio fue llevado a cabo por los Jemeres Rojos de Pol Pot en Camboya (1,5 millones de personas).

  Los genocidios activos en la actualidad afectan a Myanmar y la población Rohingya, o a Iraq y los cristianos yazidíes a manos del Estado Islámico. Para que exista genocidio tienen que producirse otra serie de condiciones asociadas: Matanza de miembros del grupo. Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo. Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia
que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial. Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo. Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo. Los otros dos focos de genocidios activos se concentran en Sudán y Sudán del Sur

          La Guerra de Gaza

Gaza no está en guerra con Israel, ni la autoridad Nacional Palestina, ni la población Palestina. Es Hamas, un movimiento radical islamista de carácter totalitario que se hizo con el Poder político en 2007, el que llevó a cabo el pasado 7 de octubre un ataque bélico o una acción de guerra contra Israel, con el lanzamiento de más de 5000 cohetes, y la perpetración de matanzas intencionadas sobre población israelí, que alcanzó la cifra de 1400 víctimas. La mayor matanza de judíos desde el Acuerdo de la ONU sobre la partición del territorio de Palestina en 1947. El modo de matar (violaciones, mutilaciones, quebrantamientos de extremidades, seccionamientos corporales, evisceraciones y decapitaciones), convirtieron ese día en una de las jornadas más escabrosas de lo que va de siglo. ¿Qué pretendió Hamas? Es algo que ningún experto ni analista del mundo árabe ha logrado descifrar. La acción de guerra, más que atentado, debía prever que la respuesta del Estado israelí nos llevaría a una «guerra total» contra el movimiento islamista, con el que existía cierto grado de «contención» que no tolerancia, por parte de Israel.

  Desde la guerra de 2014 y el fin de las Intifadas, no habían existido grandes escenarios bélicos tan amplios. Permanecían eso sí, la presión israelí sobre todo el territorio, sobre las fronteras, y la política de autorización de nuevos asentamientos en los territorios palestinos, así como múltiples atentados y lanzamiento de cohetes desde Gaza. Una tensión mutua y permanente entre un Estado y un movimiento de milicias armadas. Quizá la causa haya que buscarla en el propio Benjamín Netanyahu, que gobernó Israel de modo ininterrumpido entre 2009 y 2020. Las dos guerras más sangrientas, la de 2014 y la presente, ocurren durante sus gobiernos. ¿Estamos ante el Milosevic israelí?

   El siglo XXI concentra suficientes ejemplos de mandatarios belicosos y endurecidos, como para que haya que recurrir a comparaciones excesivas y desafortunadas, que permiten una fácil defensa de la potente división mediática israelí. Por mucho que se quiera estirar la comparación, y la tentación sea demasiado fácil, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), están muy lejos de las acciones despiadadas e inhumanas de las Waffen SS en Europa. Sin embargo, las milicias mercenarias del ISIS (Estado Islámico) y de Hamas, sí las recuerdan, sobre todo en el modo de matar, y en el ensañamiento con las víctimas. ¿Calculó mal Hamas las consecuencias de su acción del 7 de octubre, como lo hiciera Japón el 7 de diciembre de 1940 en Pearl Harbour? Probablemente sí, y despertaron a un dragón dormido, el dragón de la guerra total, la destrucción absoluta, y el sufrimiento infinito de los civiles. Decimos esto sin que sea posible equipar a un Estado con una milicia armada cuyo único objetivo es el terrorismo, la guerra y la destrucción de Israel.

  Es el Martirio de Gaza, como lo define Norman Finkelstein, solo que en esta ocasión Hamas no puede eludir su responsabilidad ante la apocalíptica situación a la que ha llevado a Gaza. Según este autor judío estadounidense (muy cuestionado), las desproporcionadas y violentas respuestas de los gobiernos de Israel ante cualquier agresión (doctrina Dahiya), son una advertencia y un medio disuasorio, ante cualquier posibilidad de sumarse al conflicto por parte de los innumerables Estados, y de milicias armadas que pretenden la destrucción completa del Estado israelí. Es evidente que no se ha producido una escalada internacional del conflicto, como auguraban algunos pensadores arabistas, pero también ha restado apoyos a Israel y «su derecho a la defensa» frente al terrorismo. No todo está justificado, aunque la presente situación tenga pocas salidas. Pese a las innumerables críticas a los Estados Unidos, es también un hecho que la única válvula de contención para acciones más desproporcionadas de Israel, está en los gobiernos de Washington. Lo sucedido el pasado 7 de octubre fue demasiado extremo y salvaje. Aunque sirva de muy poco, más bien de nada, Hamas ha reconocido errores en esa acción criminal, que será la última que lleven a cabo, porque su desaparición será completa tras esta guerra, que debería ser la última para la franja, un territorio de 351 kms2 totalmente rodeado por Israel.

          Guerra y Paz y dos Estados

  La destrucción completa de Gaza, el desplazamiento de toda su población, la ruina total de su economía, y por supuesto, las varias decenas de miles de muertos y de heridos, no son un horizonte admisible para ningún Estado democrático, pues después de la guerra ya no existirá nada.

Según las cifras recopiladas por la Organización de Naciones Unidas, las cifras de heridos en las dos últimas décadas de conflictos de diverso grado, son muy elevadas, multiplicando de modo exponencial a la de fallecidos. En la guerra de 2023, la que supondrá el fin político de Netanyahu, el número de heridos rebasaría los 100.000, según las organizaciones humanitarias sobre el terreno gazatí. Incluso Ariel Sharon, el gran halcón, derivó hacia posiciones moderadas, tras el abandono de Gaza por parte de su gobierno en 2005. Solo Netanyahu discrepó abiertamente de esa posición.

  El gobierno de Israel tendrá que detener la guerra, primero de modo temporal y luego definitivo, porque el riesgo sanitario para la totalidad de la población, atrapada en el sur de la Franja, es elevadísimo. Sin pretenderlo, y no es la intención de Israel, se puede causar una hecatombe para la población civil de Gaza. El gobierno de Netanyahu tendrá que detener la guerra porque no ha conseguido, tras 100 días de ofensiva militar, ninguno de sus principales objetivos: la liberación de los rehenes, y la desaparición física de Hamas, pese a que afirma haber eliminado a más de 8000 de sus milicianos. La guerra de 2023, le ha destapado como el gran halcón, nombre con el que se designa a los políticos israelíes más intransigentes.

Hamas tendrá que liberar a todos los rehenes, estén en el estado que estén, porque de no hacerlo no tendrán ninguna posibilidad de sobrevivir. No saldrán nunca de sus túneles. Más guerra y más destrucción ya solo añadirán sufrimiento a la población civil, inocente en su mayoría de esta guerra, y ajenos a las acciones e intenciones del movimiento islamista. El tiempo ya corre en su contra. La muerte de más rehenes les dejará sin opción ninguna. Lo que imaginaban como una baza, será su condena.

         La lucha por la culpa y la responsabilidad

    Se libra en la redes una intensa lucha mediática por la culpa y la responsabilidad, con Roni Kaplan, y HoyPalestina, en posiciones visceralmente enfrentadas, como principales cabezas visibles de ese otro conflicto, el de la información y de la responsabilidad. La información que nos llega está muy condimentada, con la especie y el veneno del odio esparcidos, y no permite ver el final de un conflicto, que indudablemente lo tendrá. Retrotraernos a la guerra de Judea en el siglo I, al dominio Otomano, o a la Administración Británica (muy negativa), no sirve de nada.

El reconocer esto no implica justificar nada de lo que está sucediendo, pero sí lo explica, aunque tampoco sirva, ni a los muertos, ni a los heridos, que ascienden de mil en mil cada día. Las pérdidas humanas de la FDI, empiezan a hacerse insostenibles, incluso para alguien tan convencido, y poco dado a reconocer nada, como Netanyahu. Nadie quiere ser culpado o responsabilizado de esta barbarie, aunque asistamos a otras parecidas, pero con menor difusión mediática. La cifra de victimas actual supera la de todas las guerras anteriores.

   Sin embargo, ni siquiera la Guerra de Ucrania divide a la opinión pública mundial como la guerra en Palestina, siendo mucho más peligrosa la primera, en la que algunos dirigentes rusos se manifestaron proclives a usar armamento nuclear, llegado el caso. ¿Por qué ocurre esto ? Por el antijudaísmo y de fondo, que subyace en este conflicto desde 1948, y que también está afectado y contaminado por posiciones ideológicas y políticas, y por la islamofobia más reciente. En todo este tiempo, hemos visto a reputados analistas posicionados en uno u otro lado, quedar invalidados por posiciones inadmisibles para alguien que pretender ejercer como intelectual. El intelecto debe servir para aportar soluciones, y no para mantenerse en una posición fija. Si algo puede aprenderse, es que todo es tan complejo y tiene tantos matices, que difícilmente puede mantenerse una posición inequívoca. Paz y dos Estados, esa es la única solución.

La cuestión del genocidio

  Un Estado puede denunciar a otro por un posible delito de genocidio, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y crimen de agresión. La denuncia presentada en el TPI (Tribunal Penal Internacional) de La Haya fue presentada por Sudáfrica, un movimiento político muy extraño. El Tribunal Penal de La Haya ya emitido varias sentencias condenado tanto a Hamas como a algunas de las represalias israelíes como crímenes de guerra. Es presumible que la denuncia sudafricana, no sea admitida como «genocidio» y sea derivada hacia la calificación como crímenes de guerra, que deberán ser probados. El último genocidio demostrado y condenado fue el de Ruanda (1994).

  Aun así, esta cifra enorme de víctimas tendrá sus consecuencias. La guerra debe detenerse al finalizar enero. El riesgo para la población civil palestina, desplazada a la zona sur de Gaza, es elevadísimo. Epidemias y otras enfermedades derivadas de la ausencia de techo, agua, alimentos, y medicamentos, pueden hacerse presentes y diezmar a la población, y causarse aquello, que ahora mismo ni está presente ni en el horizonte más inmediato.

  El futuro pasa por la paz, la existencia de dos Estados tal y como estableció la ONU, el reconocimiento pleno de Israel, la reconstrucción de la Autoridad Nacional Palestina, la detención de los asentamientos, la desaparición de Hamas de la Franja, y probablemente por el fin político de Benjamín Netanyahu, que quedará marcado por el clamoroso fallo en la seguridad de Israel, el sello de identidad de su gobierno, en la matanza del 7 de octubre, cuya responsabilidad es atribuible íntegramente a Hamas.