El por qué de las parábolas


            A vosotros se os ha dado los misterios del Reino de Dios, pero a los demás, a los que están fuera, todo se les anuncia en parábolas, para que los que ven,  mirando no vean, y los que oyen, oyendo no entiendan, no sea que en algún momento se conviertan y sean personados. Marcos 4, 11-13

                             Sobre el buen pastor

                ¿Quién es el buen pastor, el que predica solo a sus acólitos, a los convencidos, a los que van a regalarle los oídos, el que solo se preocupa únicamente de quienes están dentro sin preocuparse de los que están fuera?, o por contra, ¿el buen pastor es aquel que ve que falta una oveja en el redil  y sale en su busca, y que incluso se lleva  igualmente, a ovejas que no son de su rebaño, y las atiende como si lo fuesen?. La respuesta es clara. El buen pastor es el descrito en el segundo de los ejemplos, sin embargo, a menudo, vemos que La Iglesia Institución, solo se ocupa de los que están dentro.

                     Están sucediendo cosas todos los días, y vemos que mientras aumenta la zozobra y el desamparo, una institución que pretende la vertebración de la sociedad, o incluso ser un referente sigue condenando el matrimonio civil entre personas del mismo sexo, niega la comunión a personas divorciadas, a discapacitados y a cualquiera que no lleve el estilo de vida «oficialmente  cristiano» o cristiano solo en apariencia y en los ritos.

                    El sábado pasado, 20 de abril,  acudí a la Iglesia Patronal de Melilla, a la conmemoración de la festividad de La Divina Pastora y seguí con atención el sermón del Vicario Episcopal D. Roberto Rojo. Hablaba sobre la necesidad de ser bueno, no solamente en las formas. Ser buen padre, buen sacerdote, buen trabajador, buena madre, buen amigo. Todo muy correcto, pero no solo puede quedarse en las formas. Cuando se ha visto y ve, a hombres de iglesia (y digo hombres porque apenas hay mujeres), incluso a sus propios ministros, volver la cara y torcer el gesto, simplemente por el hecho de haber escrito, con absoluto respeto, algo distinto de la versión oficial, sobre los sucesos del Viernes Santo,  o haber intentado aportar una visión nueva, para el posible futuro de la semana santa melillense, o incluso  por fotografiar, por pura casualidad, una reunión de la que salieron tres comunicados distintos;  simplemente se deja de creer en lo que se ve y se oye, porque queda manifiestamente claro, aquello mismo que manifestaba  Jesús el Cristo: «Haced y cumplid todo lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen y no hacen». Mateo 23, 3-4.

             He conocido y conozco a muy buena gente dentro de este mundo, del de la Iglesia, pero no están en primera fila. Pasan silenciosos entre los focos, están día a día, cuidando y atendiendo a las personas que por allí acuden, y que nunca preguntan o ponen una mala cara o un mal gesto. Habitan entre las sombras, pero no pertenecen a ellas. No se reúnen con el Poder político, no están pendientes de él, ni del qué dirán. No juzgan y no son juzgados. Hacen y dejan hacer. Se les pide ayuda y la ofrecen.  No digo nombres porque no quiero que nadie se sienta aludido, y que cada cual, como siempre, se sitúe en el grupo que quiera.  Eso sí, un Papa, Francisco, acaba de decir que:  La Iglesia está llena de trepas en busca de gloria*.

        A La Iglesia le gusta opinar de todo, y reclama su derecho a hacerlo, pero no le gusta nada cuanto se opina de ella y se juzgan sus actos. Creo que no tienen derecho a desamparar a nadie, o a preocuparse únicamente por los suyos. Predomina en general, y no solo dentro de La Iglesia, la primera de las concepciones descritas, acerca de lo que debe ser un buen pastor. Cada uno se preocupa de su rebaño, si es que lo tiene. Los grupos son cada vez más cerrados e impermeables.  Ahora es un Papa el que empieza a señalar la posible causa de tanta iglesia vacía, y a  todos aquellos que han hecho de esto, de la Fe,  un modo de vida, en todos los sentidos.

                                La Divina Pastora en Melilla

         La Hermandad de La Divina Pastora, advocación capuchina, se encuentra en proceso de constitución canónica. La imagen que está en el altar homónimo, data de 1918 y pesa casi media tonelada, lo que hace prácticamente imposible su porte, dada la escasez de porteadoras, pues en este caso es llevada solo por mujeres. Desde hace algunos años, se saca en procesión una imagen más pequeña. Conocí esta advocación y hermandad por mediación de Pepe Vacca, anterior Hermano Mayor,  hasta el año de su fallecimiento en 2007.  La imagen original y casi centenaria, está encima de la impresionante talla del Ecce Homo, que en estos días atrás estaba iluminada y perfectamente visible. En todos los años en que Pepe Vacca fue el Hermano Mayor de esta hermandad, la procesión se celebraba en el mes de junio y desde  su fallecimiento se realiza en abril. No he entendido, ni nadie ha explicado, la razón de este cambio. Sin Pepe Vacca, no hubiese entrado nunca en este  mundo, el de la religiosidad cristiana de Melilla , ni hubiese podido desvelar cosas que, ahora ya  sé, que muchos deseaban que permaneciesen ocultas. 

     Nota: Las fotografía ilustran este artículo y esta reflexión. Que nadie relacione las fotografías que se publican, con las opiniones aquí expresadas.

        *Declaraciones del Papa Francisco: http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2013/04/22/francisco-en-la-iglesia-tambien-hay-trepas-en-busca-de-gloria-iglesia-religion-papa.shtml

  

Los tesoros perdidos de Pepe Vacca


José Ruíz Vacca, conocido como Pepe Vacca, fue un melillense muy vinculado al mundo religioso y al  de los agentes comerciales, de los que era su presidente. Por sus contactos, por sus conocimientos y por herencia de su familia, atesoró una gran cantidad de objetos religiosos, que desgraciadamente se perdieron para la ciudad de Melilla. Tenía objetos de gran calidad, junto a otros comunes, pero casi todos, vinculados a Melilla, pues algunos precedían de iglesias del antiguo protectorado, como la Santa Bárbara de la iglesia de Uixan (hoy convertida en mezquita). Al morir de modo repentino en el año 2007 sin haber dejado testamento alguno, hizo que todos esos objetos fueran a parar a sus familiares ceutíes, tras un largo litigio de herederos.

      Era un hombre versátil, de gran capacidad de conversación y de prodigiosa memoria, capaz de la expresión más piadosa y a la vez de la mayor irreverencia. Su visión nada complaciente de la historia católica  de Melilla, fue la que me inspiró la serie “El Arte religioso en Melilla”, pues su conocimiento de los hechos que describía era tan minucioso, que hizo que me resultaran  lo suficientemente atractivos como para escribir acerca de un tema, el religioso, que me era totalmente ajeno.

          Poder contar con él y sus enciclopédicos conocimientos constituía una valiosísima ayuda, pues no había dato, hecho, nombre o circunstancia que no fuese capaz de recordar. Era creyente pero no beato, de ideas conservadoras pero aceptaba otros puntos de vista y otra visión de las cosas. No dogmatizaba en nada. Había visto y vivido hechos que le llevaron al convencimiento de que la verdad absoluta o no existe o no está a nuestro alcance. Esto hizo posible mi  amistad con él, entre dos personas procedentes de mundos y tiempos muy diferentes.

  PD: En casi todos los escritos sobre temas religiosos y las colaboraciones de Imparcial, ha salido a relucir su nombre, por eso traigo a El Alminar su recuerdo.