




¿Medalla de Oro a los/as Trabajadores/as de la Limpieza Pública?
Nos gustan las heroicidades, los éxitos deportivos, pero si esta ciudad presenta una imagen medianamente decente, es gracias a las trabajadoras y trabajadores de Limpieza Pública. Trabajan en las calles, empujando sus carros, a veces en cuestas casi imposibles. Están en sus puntos de recogida de carros a las 7 de la mañana, y antes de que la ciudad despierte, o de aquellos que por su trabajo todavía no se han ido a dormir; ya hay un trabajador o trabajador o trabajadora limpiando nuestras calles.
Salen todos los días a la calle, desde la mañana hasta la tarde. No importa que haga frío, viento, calor, lluvia o que el infierno se caiga sobre nuestras cabezas. No importan tampoco la edad o condición física del trabajador. Salen a limpiar aceras y calles en la ciudad en la que menos colaboración hay, por parte de los ciudadanos, en la limpieza urbana y colectiva.
No descubrimos un secreto a nadie, si decimos que cuanto más desciende el puesto de trabajo en la escala social y laboral, hay más mujeres. Barrenderas urbanas, limpiadoras en hoteles, hospitales, camareras de piso, o limpiadoras de hogar, parecen profesiones destinadas a las mujeres. Existe una Ley de Igualdad laboral efectiva para mujeres y hombres, la Ley 3/2007 de 22 de marzo, que busca promover la equiparación de hombres y mujeres en todos los ámbitos laborales. En Melilla solo hay 1 mujer en el Cuerpo de Bomberos, y acaso poco más de diez en la Policía Local. Es más usual ver mujeres en la Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía y Tropa profesional, pero todavía son minoritarias. La Ley pretendía y pretende, que al menos el 40% de las plantillas de empleados públicos en cualquier ámbito, sean mujeres.
Pero seguimos con la limpieza pública. Cada semana acude a cualquier calle de la ciudad, el camión de baldeo, e inmediatamente, tras su paso, acuden los dueños de mascotas con sus perros, a pasear por el suelo recién refrescado y con olor a limpio. Parece que en la playa o jardines no existe la obligación de recoger los excrementos de los animales. Los dueños de locales de hostelería, deberían dejar relucientes las zonas de terrazas, y no esperar a que sean los trabajadores de la limpieza quienes pongan en orden las calles y las cosas. Y acabamos con la misma pregunta: ¿Por qué no, la Medalla de Oro de la Ciudad a los/as trabajadores de la limpieza de vías urbanas?