Senatus Populusque Romanus


        Juan José Imbroda cumple 12 años en la cima Poder

          No resulta fácil analizar la trayectoria política del hombre que rige los destinos de Melilla desde hace 12 años.  No resulta fácil tampoco explicar coómo es posible que Juan José Imbroda sea el único político en activo desde «La Transición».  Si hubiese que  extraer una primera definición diríamos de él que es ese tipo de político que desea hacer una cosa, pero al que las circustancias obligan a hacer otra. En 1980, siendo 1er Tte. de Alcalde y concejal de la UCD hizo estas sorprendentes declaraciones a la revista Melilla, editada por su primo José Imbroda: » No aspiro a la alcaldía de Melilla, yo entré en el puesto 11 o 12 de la lista, si tenía algún gusanillo por la alcaldía, ya lo maté, proque he ejercido las funciones de Alcalde».  Probablemente esta reflexión fue sincera, de hecho, tras la derrota electoral de la Unión de Centro Democrático en las Elecciones Generales de Octubre de 1982  y en las   Municipales de 1983, el nombre de Imbroda desaparece de la vida política. La UPM (Unión del Pueblo Melillense) se fundará en 1986 básicamente como un partido familiar ( los Imbroda y  los Weil ), y regionalista, destinado a ser oposición «per se».  En el decenio siguiente y hasta 1996, nada se alterará en ese esquema, pero es en esa época en la que probablemente, Juan José Imbroda incuba la ambición política de convertirse en Presidente de la ciudad de Melilla.   No le corresponde a nadie juzgar al hombre si no al político. Juan José Imbroda ha instalado, dentro de las formas y usos democráticos, un principado, basado en la familia, cosa también intrínseca a los principados. Bajo este prisma, ya podemos analizarlo según las normas meridianamente establecidas por Nicolás Maquiavelo (1469-1527).

         Los capítulos VI y VII del Príncipe de Maquiavelo, hablan de los principados nuevos adquiridos por las propias armas «políticas» ( su partido UPM), las ajenas (Enrique Palacios o el ariete que derribó a Ignacio Velázquez), y la propia fortuna, que hasta ahora siempre le ha favorecido. Hay algo decisivo en el relato de Maquiavelo y es que advierte lo siguiente: » las experiencia muestra que quienes han hecho grandes cosas han sido los príncipes que han tenido pocos miramientos con respecto a sus propias promesas», sin que esto suponga prejuicio personal o político alguno. El ejercício del Poder se rige por normas morales distintas a las de las relaciones personales.

           Los mandatos más largos de  la Historia de Melilla

             Antonio Villalba y Angulo………….1732-1757     25 años

                 Antonio de Tejada…………………….1571-1595     24 años

                  Ramón Conti…………………………..1800-1814    14 años

                   Juan José Imbroda………………….2000-2012?  12 años

                   Luis de Velázquez y Angulo………1656-1677       11 años

                  Alfonso de Guevara Vasconcellos..1719-1730    11 años

         Si se analizan fríamente los datos históricos, se extrae la conclusión de que  el ejercicio de la Alcaldía de Melilla es extraordinariamente convulso. La lista de mandatarios que apenas que no llegan a superar un año en el cargo es elevadísima. Sólo seis personas en 515 años de historia llegan a superar la década de mandato. Si concluye la legislatura en 2015, Juan José Imbroda será la tercera persona cuyo mandato ha durado más, en toda la historia de Melilla.

         Desde hace un año he debatido con mi amigo y profesor de latín Jacinto Montes, con qué emperador romano podíamos comparar a nuestro César. Él sostenía que el más afín era Octavio Cesar Augusto, yo no acertaba a oponerle una tésis de similar categoría, hasta que dí con el nombre de Tiberio, un gobernante muy complejo pero de gran eficacia en el ejercício del Poder. Sobrevivió a personajes de gran talla como Druso, Marcelo, Antonio, Agripa,  Pompeyo o el propio César y acabó heredando el Imperio de manos de Octavio Augusto.

     A nosotros, a nadie, nos corresponde juzgar a las personas, pero solo nosotros nos hemos atrevido a colocar a Imbroda, en su lugar, en la historia.

    Nota: Aconsejo leer «las memorias de Tiberio» de Allan Massie. El torturado y torturante  psicoanálisis del doctor Gregorio Marañón nunca me gustó.