




Cada año salen las procesiones a las calles y se repiten, cual salmodia, las retahilas de argumentos a favor y en contra, o las bulas de aquellos que intenta reducir todo lo que acontece a una sola expresión, o a ninguna, que tanto da.
Expresión de fe, cultura, fenómeno religioso, tradición, religión al margen de la Iglesia, todo, nada, individual, colectivo. Es todo eso y también cualquier otra cosa que queramos, porque ni siquiera la religión explica toda la vida.
Hay años en los que estaremos más pendientes, otros en los que menos. La olvidaremos durante un lustro, o no podremos vivir sin ella. Esperaremos a que regrese el año venidero o nos cogerá por sorpresa. Es igual, cada año permanecerá ahí, porque es todo eso que hemos dicho y también lo que ni siquiera hemos pensado. A quien quiera buscar en estas fuentes de sabiduría, encontrará tanto agua dulce como ajenjo.
Acudiremos a las calles a ver sus ritos y su liturgia, ó a disfrutar de la contemplación de las imágenes en sus tronos o en sus palios. Nos aturdiremos y dejaremos llevar por los sones y acordes de clarines, trompetas y tambores, mientras nuestros sentidos se embriagan con las oleadas del incienso.
A veces mirando no veremos y escuchando no oiremos, y aunque tengamos ojos y oídos, no entenderemos. Por eso se explican algunas cosas en parábolas.
La Pascua judía y cristiana coincidirán siempre y hasta el final de los tiempos, porque Jesús, el Cristo, era un rabí judio, además del Ungido de Dios. Sin embargo, en esta ocasión , como cada ciclo de 31 años, coinciden las Pascuas de las 3 religiones del Libro, aunque técnicamente, no sean el mismo libro, ni la misma redacción.
La coincidencia temporal se debe haber aprovechar para buscar lo común y no lo que diferencia. Si la religión, que es algo íntimo, se hace extensivo a la esfera pública, surgen los roces. Cuando lo religioso quiere ocupar todo el espacio, se acrecienta la distancia. El hecho religioso es parte de la cultura humana, pero no su totalidad.
Una de las cuestiones irrenunciables de las sociedades y Estados europeos, es la laicidad de las instituciones y de sus sociedades. Por ello resulta perniciosa la discusión acerca de la presencia de autoridades en la procesiones. El confesionalismo es para otro tipo de Estados. En toda religión hay una parte que se exhibe de cara a la calle, al exterior, y otra que se encuentra sumergida en donde no alcanza la vista.
No podemos saber cuál opción es más auténtica. Tampoco lo pretendemos. Quien busca en lo público la recompensa, allí la tendrá, quien la pretenda en lo secreto, alli la encontrará.
Cada 31 años, Melilla, es el Olimpo africano, la ciudad de dioses….