A Carlos Esquembri Hinojo


¿Qué consuelo nos queda en una sociedad humana como ésta, plagada de errores y penalidades, sino la lealtad no fingida y el mutuo afecto de los buenos y auténticos amigos? San Agustín, La ciudad de Dios

Hay amigos que son más que amigos, o lo son en un sentido pleno, y que son casi tanto como hermanos. En esta categoría se encontraba Carlos Esquembri desde mi llegada a Melilla en 1979, cuando formamos la pandilla del parque Hernández. Allí íbamos tarde tras tarde, sin faltar una, tras el fin de las clases del Instituto. Desde esos 18 años, Esquembri, quería ser marino y estudiar Ciencias del Mar en Cádiz, objetivo irrenunciable que mantuvo pese a los «locos y contrarios» consejos de todos los que éramos sus amigos. La Mar Océana era su pasión y a ella dedicó su vida. Primero en los petroleros con los que cruzó el mundo, desde Alejandreta (Turquía), hasta Nigeria y Sudamérica, hasta su regreso a Melilla, que era su otra pasión después del mar y el océano.

Estuvo casi una década en el Capitán Mayoral, barco perteneciente a la Compañía de Mar hasta el 2010, en el que fue dado de baja y enviado al desguace. Él formó parte de la tripulación civil contratada por el Ministerio de Defensa, para abastecer a los Peñones e Islas de soberanía española. Estar vinculado a la legendaria unidad que desembarcara en Melilla en 1497, le llenó de orgullo y satisfacción. Unos años antes, enterado del próximo cese de ese servicio marítimo, decidió preparar las oposiciones de Vigilancia Aduanera, como tripulante de embarcaciones y con la categoría de primer oficial de puente. Y si estaba satisfecho como su pertenencia a la legendaria unidad en la que llegaron los conquistadores de Melilla, su orgullo se hizo pleno cuando pasó a formar parte de los patrulleros de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, en su lucha contra el narcotráfico y el contrabando. En esta actividad ha permanecido a lo largo de más de dos décadas. En el mundo de la mar abarcó todo cuanto le fue posible.

Amigo entrañable y melillense de talento

En el origen del Alminar estuvo él, que ya tenía su blog de Al Sur de Alborán, y que siempre me animó (y lo he escrito) a que creara mi propio blog. Carlos Esquembri coincidía plenamente con El Alminar y sus objetivos, aunque él, siempre tan prudente, se llevaba las manos a la cabeza cuando publicaba alguna de las más osadas opiniones e investigaciones publicadas aquí desde hace 12 años. «Un día volveré y del Alminar no quedarán ni los ladrillos», solía decirme. Pero él regresaba siempre y mi blog siempre estaba. Y así ha sido siempre hasta ayer, el funesto día 18 de marzo de 2023.

Porque la clave de todo, para nuestra amistad, para su familia, era que él siempre regresaba. La cena de rigor entre ambas parejas de amigos/as; en la que comentábamos todos los disparates y esperpentos sucedidos en Melilla durante sus ausencias, era esencial para la puesta al día y su actividad literaria. No solía darle excesiva importancia a sus arriesgadas persecuciones marítimas de narco embarcaciones, pese a que eran muy largas y exigentes. En algunas ocasiones atravesaron la línea del Ecuador o llegaban más allá de aquella zona en la que en los mapas antiguos se escribía: Hic sunt dracones (encontrarás dragones).

Y ha sido justo allí, a 750 millas marítimas de no se sabe dónde, en una persecución durísima, en un océano embravecido, con una narco tripulación que se resistió hasta el límite, en donde Carlos Esquembri Hinojo, 1er oficial de Vigilancia Aduanera, se encontró con el terrible dragón de la muerte, de modo heroico y defendiendo su divisa de Servidor del Estado, a bordo del Fulmar, el buque estrella de la Agencia Tributaria. Porque su muerte ha sido heroica y ahora espero que el Estado al que sirvió recompense y enaltezca su memoria, porque otra cosa ya no puede devolverle.

Barruntos

La última cena conjunta fue el pasado 4 de marzo, apenas hace dos semanas. En última intervención, en el mes de febrero, apresaron un carguero con 4500 kilos de cocaína. Las misiones eran cada vez más continuas, largas y arriesgadas. Se le notaba el cansancio y la preocupación. Solo disponían de dos patrulleros de altura, el Fulmar y el Petrel, y las tripulaciones justa para tan arriesgadas misiones. En el vídeo difundido por la propia Agencia Tributaria del último abordaje, se puede apreciar la peligrosidad del mismo. Para hacerlo debían abandonar el barco y embarcar en una lancha zodiac, que es la que dicen que ha volcado y que le ha costado la vida. El lunes 13 fue el último día en que lo vi y conversamos en las calles de Melilla. No me dijo en ningún momento que volvería a salir. Solían llamarle los martes.

Su faceta literaria y de investigación histórica

El tiempo que pasaba en Melilla lo dedicaba a su familia y a su ciudad. Tenía otro blog:https://melillaizquierda.blogspot.com/, y es autor de numerosos artículos de investigación histórica. Publicó un biografía del diputado por Melilla Carlos Echeguren, y una historia del sector pesquero melillense. Tenía publicados importantes trabajos sobre la Historia de Chafarinas y sobre el poblamiento del «campo exterior». Pertenecía a la Asociación de Estudios Melillenses.

El último viaje a Melilla

Las tripulaciones son como familias, eso me contaba. La supervivencia depende de la suma de cada uno de ellos, de su cohesión. Llevaban a un mes juntos en alta mar sin posibilidad de ir a ningún lado. El apoyo mutuo y el hacer vida familiar resultaba imprescindible. Su tripulación no ha querido dejarle en ningún lado. Lo traen sin interrupción desde ese más allá marítimo en el que navegaban, hasta Melilla, a la que llegarán (D.m.) en la tarde del miércoles 22. Luego ya se quedará con nosotros para siempre.

15 comentarios en “A Carlos Esquembri Hinojo

  1. Heroico servidor del Estado Español.
    Esperemos que la Ciudad Autónoma de Melilla lo despida como se merece.
    Salón Dorado del Palacio de la Asamblea y cubierto con las Banderas de España y de Melilla.
    Descansa en paz, querido y leal amigo

  2. Tu escrito refleja cúan importante ha sido como persona, padre, esposo, amigo, intelectual, de ideología férrea y disciplina marina. El único consuelo que nos queda es pensar que su muerte no ha sido en vano, y como héroe será siempre recordado. Descansa en paz Carlos, te vamos a echar mucho en falta y la mar también. Un abrazo Enrique.

  3. Querido Carlos, querida familia Esquembri:
    Formáis parte de mi niñez, de mis recuerdos y, aunque los años han puesto distancia en nuestras vidas, mi corazón hoy llora y comparte el dolor de vuestra pérdida. Carlitos, un beso fuerte en este último viaje que has emprendido.

  4. No hace nada que nos volvimos a encontrar. Bueno, en realidad, es él, Carlos, quien me encontró porque con los años fuera, ya me cuesta mucho reconocer a mis viejos amigos. Se me acercó en la plaza de las Culturas y en un instante, a modo de reconexión, volvimos al punto de encuentro, como si el tiempo no hubiera envejecido ni un ápice nuestras almas. Me presentó a su mujer y tuve una preciosa sensación que regresar a mi ciudad natal estaba dándome muchas emociones, positivas. Ahora, con la terrible noticia de su última mirada al horizonte, desde el profundo mar que tanto amó, se fue Esquembri, tal vez con su grupo musical preferido Supertramp y descubriendo en el más silencioso mundo marino las estrellas de mar. Espero que tengas toda la paz que siempre has compartido con nosotros, tus amigos. Abrazos, compañero. Cuando regrese a Melilla, iré a Cabrerizas y miraré la puerta de la que fue tu casa y tal vez tenga la impresión que saldrás tras ella y me ilustrarás con los nuevos descubrimientos musicales. Ahí prestaré mi atención por escucharte siempre.

    • Bonitas palabras, embarqué una vez con él, buen profesional y mejor persona, alegre y dicharachero, me hizo sentir rápidamente como uno más.

      Mi más sentido pésame a la familia, amigos y compañeros, espero que se le reciba con honores y se le recuerde como se merece.

    • Gracias Hammu. Es como si hubieses llegado a tiempo para tener ese último recuerdo. Es un golpe devastador cuyas repercusiones intelectuales y personales todavía no puedo valorar.

  5. Carlitos amigo del alma lo que compartimos jamás lo podré olvidar.
    El dolor que siento en el corazón sólo me lo aplaca el recuerdo de tu risa.
    Os acompaño a todos los que lo conocimos en este momento tan duro.
    Que la mar te sea leve

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