




El INE, Instituto Nacional de Estadística, es un organismo independiente, aunque integrado en la Administración. Vendría a ser como La Legión a las Fuerzas Armadas. Una vez que llegas al INE a nadie le importa tu vida anterior. Y al no existir movilidad paralela, pertenecemos a él desde el mismo Génesis. Al final no somos solo compañeros de trabajo, sino también amigos y hasta casi familia. En época electoral los turnos de trabajo alcanzan las 12 horas. Todos somos, todo el tiempo.
Julio Pedro Álvarez Delgado llegó al INE primigenio en 1987, al proto INE, cuando estábamos en la calle Villegas. Pertenecias al consejo de redacción del Alminar. Tú leías cada artículo con deleite y me llamabas para comentarme cada palabra o expresión de doble filo y de triple intención. Por eso te ganaste ese papel, el de exégeta, que es el averigua cosas del propio texto , que el propio autor ha escrito no ha reparado en ellas.
En el INE existe una cadena de mando que nos esforzamos en mantener, pero eso no impedía que el delegado pudiera hacer paquetes, o cualquiera de nosotros actuar en otras atribuciones, como las casi dos décadas en las que te encargaste de la «gestión del censo electoral», porque no teníamos técnicos estadísticos suficientes en plantilla.
Hemos pasado 36 años juntos, empezabamos a pensar en nuestras jubilaciones a medio plazo, si es que nos dejan. Pensábamos ya en las cosas que íbamos a decirnos, teníamos elaborado un calendario y de repente te has marchado sin que nos haya dado tiempo de despedirnos.
¿Qué será de nuestros desayunos de trabajo, de las mil cosas que rebuscaba para El Alminar, de tus chistes, de tu sentido del humor, de tus ganas de vivir que compartías con todos, de tus bromas? Ahora mismo no es posible recordar tanto acumulado en más de tres décadas de convivencia.
Los años pasados en el edificio Parque, con Salvador, con Fernando, mi padre, con Pedro, con Begoña, con Jacinto y Bernardo. Y siempre el mismo grupo, el de los laborales, los obreros del Estado, los Clasificadores y los Encuestadores (Tú, Marga, Felipe, Carlos, Delia y yo)
Cuando hicimos nuestro el himno del colegio de Arriba Hazaña, al que solo añadimos una palabra, la nuestra: INE amado, el hogar segundo, con afán alado de aspirar al cielo y dominar el mar.. Porque habíamos creado una realidad mágica. Vivíamos por y para el INE, sobre todo en elecciones.
No, no pensábamos en despedirte así, sino en una de nuestras comidas navideñas o de jubilación, en las que ninguna era igual a otra, y que no se olvidaban nunca. Nos faltaba recorrer un tramo, el último, el decisivo. Prepararnos para los más grandes homenajes de despedida que hubiesen visto los tiempos, en esa frase que tanto nos gustaba: Hagamos una obra tal, que los que la vean nos tengan por locos.
El final fue el traslado a la torre prometida, con las nuevas y nuevos: Api, Mar, Teresa, José, Manolo, Antonio, Anabel y los nuevos laborales, obreros administrativos: Elena, Carmen, Khalid, Matilde, Feliciana, Toni y Geles . Todos hemos dejado sangre, sudor y lágrimas en el INE
Siempre vas a estar con nosotros, pero siempre te vamos a echar de menos. Al final todos somos contingentes. Que descanses en paz, Julio.