Los recuerdos del editor del Melilla Hoy


Hace un año, con ocasión del 12º aniversario, empezamos a escribir sobre «las deudas del Alminar» con respecto a cosas, acontecimientos y personas sobre las que no habíamos escrito nada. Y una de ellas era el Melilla Hoy y su significado en la historia de la ciudad. El problema es que vivimos en un mundo de antagonismos, de filias y de fobias, lo que convierte en un ejercicio arriesgado, el simple hecho de expresar opiniones, o incluso elaborarlas. La generalidad de los debates actuales está asentado sobre los argumentarios. Son muy pocas personas las que tienen o reconocen tener amistades, o conocimientos entre las diversas facciones en litigio. Sin embargo, por debajo y sin luz pública, las relaciones son más habituales de los que luego se reconocen abiertamente.

Conocemos al editor Enrique Bohórquez desde su llegada a la ciudad allá por el año 1985, cuando ante la ausencia de prensa fundó en compañía de Ayú Lalchandani, el Melilla Hoy, que en sus primeros años era afín o cercano a los socialistas, o al menos eso creía toda la derecha melillense, que entonces era mucha y muy beligerante. De hecho, fue el único medio que en 1986 recibió con esperanza al delegado Manuel Céspedes, al que se calificó como «el pacificador», pero esto nadie lo recuerda, o ni siquiera lo sabe; bien porque no se quiere, o por desconocimiento. Este simple dato avala la enorme importancia de la existencia de prensa libre, en el formato que sea, y de la pervivencia de las hemerotecas, debidamente conservadas, y en total acceso público, para que no nos hinchen de memoria sesgada.

La situación actual es de condiciones de libertad muy estrechas, de prensa y medios de tendencia, y en la que muchos sucesos y opiniones simplemente se evaporan. Esto empezó allá por el año 2010, y motivó la aparición del Alminar, para poder escribir sobre acontecimientos que no aparecían en ningún otro lugar y opiniones ya difícilmente publicables, que ponían en riesgo las líneas editoriales. En el primer año de existencia de este blog (2011), surgió la aventura de El Vigía, de Juan José Medina, al que no se podía nombrar, y que fue el gran antagonista de todo poder posible (El Telegrama, TVM, El Faro), solo que la suya era ya la aventura final, en términos de comunicación.

Recuerdos y portadas del quinquenio envenenado

La presentación del 2º tomo (1999-2004), al que hemos calificado como el quinquenio envenenado, fue en delicado equilibrio de presencias y ausencias. Es la etapa que convulsionó la ciudad y en la que crearon unas turbulencias que todavía se dejan sentir, porque en Melilla no existen evoluciones personales o políticas. Aquí se producen tornados y terremotos políticos. En esos 5 años hubo 4 presidentes, dos mociones de censura y la intervención del Partido Socialista por parte de Ferraz, con la expulsión de su ejecutiva. Pero sobre todo, llegó la catástrofe del GIL, o lo que es lo mismo, la camorra pura y dura. El gobierno del Estado, presidido por Jose Mª Aznar, tuvo que retirar a Melilla las competencias de urbanismo, porque la madre del cordero en nuestra ciudad es el suelo, y de «aquellas corrupciones las presentes«. La cuestión es que todavía no se puede hablar de todo eso, incluso si eres Bohorquez, o Ignacio Velázquez, que también estaba presente. Y si ellos no pueden, en El Alminar tampoco, aunque sí marcamos la zona, como en Bomber Command, con bengalas de colores.

Sobre este segundo tomo escribiremos algo que se dijo en la tertulia, que el título escogido restringe el ámbito que pretende abarcar la publicación, de la que se echa de menos algo más, o bastante, edición. Una pequeña introducción sobre la década seleccionada la convertiría en un producto más sólido, También un pequeño comentario sobre las noticias y portadas seleccionadas. Algunas solo tienen sentido para los que vivimos aquellos acontecimientos, y que por tanto sabemos contextualizarlos. En Melilla nadie es capaz de resistir su propia hemeroteca, por eso urge digitalizarla, antes de que desaparezcan o la quemen como la gran biblioteca de Alejandría o la abadía del Nombre de la Rosa. Y cuando escribimos nadie es nadie.

El Poder político es insaciable con el halago, y totalmente alérgico a las críticas. El que es un santo para unos es el mismísimo diablo para otros. El culto a la personalidad se sigue exigiendo como si fuese un tributo. Por eso, en instantes complicados hemos recibido el apoyo decidido del editor del Melilla Hoy. Pese a las diferencias vitales e ideológicas, hemos mantenido la amistad y afecto de los primeros años. Por eso no dudé en acudir a la presentación de este segundo tomo, realizada de modo personal. A quien no le parezca bien es problema suyo, no nuestro. Hemos visto demasiado, y en nuestra querida ciudad nada es lo que aparenta ser o pretende, en el ámbito del escaparate público.

El juez Falcone, un año más


   Los aniversarios se diluyen, se oscurecen. Han pasado ya 32 años de su asesinato por la  Mafia en Palermo, el 23 de mayo de 1992, y 13 desde que empezáramos a recordarlo en El Alminar. Su nombre está unido de modo indeleble al de Paolo Borsellino, también juez, además de compañero y amigo, asesinado igualmente el 19 de julio del mismo año.

   Las actividades mafiosas, las prácticas corruptas,  se extienden y asientan en cualquier parte, sin que el poder político tome medida efectivas para limitar su actividad.  El mayor triunfo de la mafia, en sus diversas variantes,  al igual que el diablo, es convencernos de que no existe. En raras ocasiones vemos a representantes del poder político condenados por prácticas corruptas,  pese a las decenas de casos que se abren cada mes, desde pequeños ayuntamientos hasta los gobiernos nacionales y autonómicos.

  La dificultad estriba en que no hay leyes específicas, ni juzgados, dedicados sólo a este tipo de delitos.  Lo que investigan los agentes policiales, acaban en juzgados de turno, mucho menos formados que los que los abogados especialistas. Como decía Giovanni Falcone: «La Cosa Nostra no expide recibos de cotizaciones,  ni elabora listas de adheridos a su causa», pero existe,  tiene normas y son universalmente conocidas.

  Cada año repasamos el libro de conversaciones con Marcelle Padovani, es como un pequeño evangelio (noticia) de la defensa del Estado frente al crimen organizado,  cada vez más próximo a la actividad política. La lucha contra esta actividad delictiva organizada, exige la implicación del Estado, como decía el propio Falcone: «El método anticrimen con el que sueño implica la profesionalidad de los investigadores y su especialización; la concentración de esfuerzos en determinados procesos, en detrimento de otros,  dejados deliberadamente dejados de lado con el convencimiento de que, son menos importantes. La creación de estrategias centralizadas,  la responsabilización del ministerio público.

  Ha pasado mucho tiempo. La batalla contra la corrupción está muy lejos de ganarse. También la percepción de la corrupción y hoy en día ya casi nadie identifica ciertas prácticas con ella. Por eso las vemos repetirse tanto, y lo que es peor,  quedar impunes por defectos de forma, sobreseimientos, anulación  de pruebas, o cualquier otra circunstancia legal.  El mal se banaliza demasiado.

Libertad sin fianza en Rusadir


 

   Interpretando un caso mediático

  Si conmocionó la apertura, extensión y dureza de la operación Rusadir (rehusamos del sobrenombre de Santiago), la revocación de las medidas cautelares ha causado perplejidad. La libertad sin fianza hace pensar que las principales acusaciones decaerán de aquí a la apertura del juicio oral, si es que llega a celebrarse algún día con algún acusado de renombre.

  A estas alturas  no había nadie que no pensara que la prisión preventiva se extendía demasiado, 71 días, y que la asignación de unas fianzas similares a las del Procés de Catalunya eran excesivas. Pero no cabe discutir las acciones judiciales,  solo recurrirlas por parte de las defensas, cosa que han hecho.

  Tenemos a mano un manual de Derecho para «no letrados«, publicado bajo el pseudónimo de Judge the Zipper (JthZ), y titulado Destripando el Derecho, que viene a ser un catecismo judicial para neófitos.

       Jueces y Justicia

   La politización de la Justicia es un hecho innegable porque muchas cuestiones políticas se deciden en los tribunales y porque se recurre a ella para que los dirima. Ya no sólo vale con refutar al adversario,  sino que además se intenta su condena en algún modo. Según JthZ «esto no afecta directamente a la independencia judicial», pero  añadimos que sí la contamina y altera. Los jueces trabajan bajo la presión política, social y la mediática y esto puede ser causa de excesos, errores, aciertos, desde nuestra óptica, pero los jueces rectifican reformando sus propios autos, como ha resultado en el presente caso.

      Una cuestión preventiva

  «La prisión preventiva es un medida muy excepcional que el juez sólo puede acordar en determinados casos y que lo normal es que los investigados permanezcan en libertad durante todo el proceso, recursos contra la sentencia incluidos», en opinión de JthZ, para que se determine este tipo de medida deben concurrir tres hechos, a saber: 1- Que el delito principal supere los dos años de prisión. 2- que existan sospechas fundadas de que se ha cometido ese delito. 3- Que lo solicite el fiscal o una acusación particular. El juez no puede actuar sin apoyos.

¿ Qué es lo que ha ocurrido en Melilla?  Hemos pasado en un mes de la prisión preventiva y de fianzas millonarias,  a la desaparición de todo eso. La única interpretación posible es que existan dudas razonables  sobre el delito más sorprendente: el de asociación criminal con fines delictivos. Algo que se veía como desmesurado, y que deberá probarse en juicio, de mantenerse esta acusación,  que no lo parece. La prisión provisional es algo que el juez debe motivar mucho, se escribe en Destripando el Derecho.

   La cuantía de la fianza debe estar en relación con la capacidad económica del investigado. No puede ser una segunda barrera y eso podría explicar su desaparición.

   Melilla, bajo la sombra de la corrupción

   Todo lo que llevamos de siglo hemos caminado bajo la sombra de la corrupción.  En el año 2000 fue detenido un consejero autonómico de Hacienda bajo esta sospecha, siendo finalmente juzgado y declarado inocente, con la anulación  de todas las pruebas que condujeron a esa imputación.  Las operaciones policiales de Ópera y Tosca (2014 a 2016) pusieron patas arriba el Palacio de la Asamblea, resultando imputados consejeros, cargos de confianza y funcionarios,  pero todo se archivó sin llegar siquiera a juicio.

     Resolución final

Nada se ha sustanciado en Melilla en todo lo que llevamos de siglo XXI, ni antes tampoco.  JthZ hace mucho hincapié en que a pesar de las imputaciones,  de la apertura del proceso, de la revelaciones filtradas a los medios, «la presunción de inocencia sólo se destruye con la sentencia» o con el reconocimiento por parte del acusado.

   Hemos detectado una desaparición completa de analistas oficiosos, de filtradores y de comentaristas, en los últimos días, como si nadie entendiera qué ocurra. Ahora solo impera el silencio.

  El lawfare es un concepto sometido  a debates e intervenciones muy amplias y difusas. Lo que existe es la instrumentalización de la Justicia por parte del mundo político. Todos quieren extender la influencia este tercer poder del Estado. Hay jueces instrumentales y políticos que son jueces, aunque lo prohíbe La Constitución. Para evitar esta y otras incomodidades se hicieron los reglamentos.

   El Poder político, sea cual sea, lo esgrime como recurso para crear zonas de sombra.  Es un concepto importado de Sudamérica, pero resulta difuso, salvo en que el Derecho se interpreta y utiliza como arma arrojadiza. Los delitos lo son o no en función del actor principal,  y de la posición con respecto a los mismos, no de los hechos.

  No sabemos qué ha pasado en Melilla en las últimas décadas,  aunque hayamos podido verlo y formar opinión. El mal tomó forma en 1997 y nombre en 1999, bajo las siglas del GIL (Grupo Independiente Liberal).

     

Cambio de imagen en la capilla Castrense


Lo que ha cambiado es la imagen titular del Cristo Crucificado, presente en todas las iglesias de rito católico, en el retablo y presidiendo el altar de oficios. Son pocas las iglesias de Melilla que se han librado de los avatares históricos, pero la capilla castrense de la Inmaculada Concepción es la más afectada por ellos.

La solemne inauguración de las obras se produjo el sábado 18 de septiembre de 1920. El acto ceremonial fue presidido por el Comandante General de Melilla Manuel Fernández Silvestre, y el presidente de la Junta de Arbitrios, General Federico  Monteverde y el capitán ingeniero de la Junta, Francisco Carcaño, autor del proyecto, así como la esposa y la madre del infausto General Silvestre. Este dato es importante porque una vieja leyenda africanista dice que la campana mayor de la capilla castrense de La Inmaculada Concepción lleva el nombre de Eleuteria, nombre de la madre del entonces Comandante General de la Plaza, algo que todavía no ha sido corroborado. Las madrinas de la ceremonia fueron la madre de Silvestre y la esposa del General Monteverde. Las obras avanzaron muy lentamente y se interrumpieron abruptamente en julio de 1921, con la catástrofe de Annual. También sufrió importantes daños en el terremoto de 2016, que interrumpió la labor de relanzamiento emprendida por el anterior pater castrense Francisco Sierra.

En 1923 se concluyeron definitivamente las obras, bendiciéndose la capilla el 23 de noviembre. A las nueve en punto de la mañana se inició el solemne oficio religioso de la bendición, presidido por Julio de Diego y Alcolea,  Ilustrísimo Patriarca de las Indias Occidentales, lo que hoy sería el obispo general castrense, en un acto privado. Fuera esperaban los fieles, el inicio de la misa pública. La efeméride se conmemoró el año pasado, con la celebración de su centenario. Velas votivas y medallas se editaron para la ocasión y todavía están a la venta. La capilla está viviendo un nuevo impulso con la llegada de dos nuevos capellanes, pertenecientes al Arzobispado Castrense de diócesis única.

  El Cristo de Regulares

Así lo llamó el padre Sierra en 2007, cuando lo fotografié en el trastero de la torre del evangelio. La iconoclasta melillense asoló todas las iglesias, que llegaron casi en ruinas a la década de 1990. Con menos imágenes que los templos luteranos y totalmente devastadas. La capilla castrense empezó a salir de la penumbra en el presente siglo. Hay datos y fechas que todavía estamos buscando. Desconocemos la fecha de instalación del crucificado ahora sustituido, de madera de cedro del Líbano, y más oscurecido que el Cristo de Lepanto de la catedral de Barcelona, recientemente restaurado.

  En esta semana se ha cambiado al Cristo, y se le ha dado más luminosidad al fondo del retablo.  También se ha bendecido una imagen de San Judas Tadeo y se ha instalado un lampadario de velas de cera, arrinconando los eléctricos que no crean ambiente. Nunca se oyó o documentó que una iglesia ardiera como consecuencia de sus propias velas. Por todo esto y más cosas decimos que: Antes de que existiera El Alminar, ya era. Ya teníamos fotografías mucho antes de que existieran los hechos que hoy escribimos.

XIII aniversario del Alminar de Melilla


El tiempo del Alminar

Han pasado 13 años desde la creación de este blog y hemos visto y dado testimonio del modo más objetivo posible, porque nuestro trabajo fundamental ha sido mantener encendida la lámpara de la verdad. Hemos contado todo aquello que estimábamos que debía ser contado, y a lo largo de todo este tiempo hemos ido rellenando huecos y faltas de acontecimientos y cosas que pertenecen a la realidad de Melilla, pero de la que no habíamos dado testimonio. Si alguna militancia teníamos y tenemos ha sido siempre con la Democracia y con la luz, como elemento imprescindible de trabajo. No es otra nuestra causa. Ocurre que trece años son una enormidad de tiempo para un blog, pero no tanto para una ciudad y sus mil y una características.

Hemos contado siempre con la presencia de colaboradores, de comentaristas, de ayudantes ocultos que nos descubrían cosas o hechos en los que no habíamos reparado. Tambien notamos la presencia de todos aquellos que nos leen cada día, incluso en este tiempo en la que nuestra presencia escrita es más pausada. Aun así, son más de 100.000 visitas al año las que nos respaldan. Por ese motivo seguimos aquí, porque esa presencia constante se nota pese a que los comentarios ya no existan. En algún momento no muy lejano, recuperaremos los nombres de todos aquellos que a lo largo de todo este tiempo han dejado aunque solo sea un comentario, en las páginas y noticias del Alminar. Será una labor minuciosa, pero lo merecen nuestros comentaristas. No nos olvidaremos de ninguno y para ello tendremos que revisar mil páginas de comentarios.

La luz permanece encendida desde hace 13 años bien con lámparas de aceite, que para encenderlas necesitan cerillas, como las de esta caja fechada en 2012. Hace unos años, un joven me pidió fuego para su cigarro, algo que ya apenas sucede porque afortunadamente se fuma cada vez menos, y su sorpresa fue mayúscula cuando le ofrecí una caja de cerillas, que siempre suelo llevar encima.

Destacar una imagen sobre 13 años es imposible, pero es obligado el recuerdo a dos personas, a dos melillenses que nos aconsejaron crear este blog en el año 2011, y que ya no está aquí para el presente aniversario, pero que forman parte de la historia de este blog. Uno de ellos, el que más, es Carlos Esquembri, el otro es Alberto Weil.

Seguimos acompañados, pero estamos más solos. Ni siquiera están ya aquellos que escribían sobre nosotros, como el semanario de La Luz. Tampoco existen ya algunos de los lugares que nos albergaron. Mientras tanto y mientras podamos, seguimos en lo mismo, tantos años después, manteniendo encendida la lámpara. Y como cada año, agradecemos a todos y cada uno de nuestros seguidores a lo largo de todo este tiempo. A los que están, a los que estuvieron, a todos los que nos leen y acompañan. Mayo es el mes del Alminar.