Rezos, decibelios y almuédanos





Un decreto, auto, o requerimiento administrativo, «prohibe de modo inmediato», el uso de la megafonía en los alminares de la ciudad, desde las 21h 00 de cada día, hasta las 09h 00 del día siguiente, sin derecho a réplica alguna. La orden administrativa va firmada por los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente. Supone la cancelación de la actividad de los almuédanos por espacio de 12 horas, o lo que es lo mismo, durante la mitad de las 24 horas en las que está dividido el día. El requerimiento administrativo es un despropósito absoluto, porque al citar las ordenanzas municipales contra la contaminación acústica, supondría también cargarse el «estruendo» de los villancicos en la calle O´Donnell, que aturde a los vecinos hasta las 00h 00 de la noche de cada día.
La Comisión Islámica de Melilla (CIM) ha protestado y entendemos con toda la razón del mundo, por la unilateralidad de la medida, y por la homologación de todas las mezquitas melillenses. Que sepamos, solo hay tres enclavadas en el centro de la ciudad, la mezquita central de García Cabrelles, la del Habús en la calle Querol y la del Mantelete. El resto, hasta 13, están ubicadas en los barrios periféricos, de mayoría o casi completa población de confesión musulmana, y en los que sepamos, nadie se ha quejado o protestado nunca, por la llamada a la oración desde los alminares. Salvo la mezquita del barrio del Real, todas las restantes están localizadas en los tres cerros (Cabrerizas, Reina Regente y Mª Cristina), en donde no se conoce queja o reclamación alguna por la llamada a la oración, que por cierto, apenas se prolonga por espacio de un minuto. El resto del día pasan desapercibidas esas llamadas, en medio del tumultuoso tráfico y ruido ambiente de Melilla.
Si lo que se pretendía es regular el volumen de la megafonía en los lugares en los que hay más población (Barrio del Real) se debería haber citado a las comunidades islámicas de la ciudad, y a los propios clérigos de cada mezquita, de modo individual, para estudiar la medición de los decibélios, mezquita por mezquita, número de reclamaciones, y posibles medidas a tomar. En los lugares en donde no existan quejas, no debería tomarse medida alguna. Lo que es imposible es que moleste a alguien la llamada a la oración desde el cerro de la Palma Santa. En los días de poniente, se oyen mucho más las megafonías de la nueva mezquita de Farhana, o la de Mezquita, o las limítrofes, cualquier otra de las melillenses.
La CIM, presidida por Farid Abdel-lah Amar, ha emitido un comunicado rechazando está medida, desproporcionada, a la vez que ha mostrado el párrafo final de un escrito de la Consejería ambiental, en la que prohíbe la actividad de los alminares, en el espacio horario mencionado.
Urge pues revisar ese escrito por parte del consejero Ventura, y evaluar las circunstancias de cada mezquita y sus decibelios. Algunos son oratorios, como el del Mantelete, o el de Los Pinares, con una capacidad exigua para los fieles. Se da la circunstancia de que la Comisión Islámica y la consejera de Cultura Fadela Mohatar, habían firmado un convenio de actuación, hace unos pocos meses, por lo que no se entiende este movimiento desde Medio Ambiente.
El recelo sigue prevaleciendo en estas relaciones interreligiosas y culturales, pese a todo lo que se firme y declare de modo público.




