




Jacinto Montes Barberena, profesor de latín
Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam qui ipsorum
lingua Celtae, nostra Galli appellantur.
Somos romanos, en nuestras supersticiones, en nuestro lenguaje, en el modo de ejercer el poder, en la corrupción inherente al sistema, en nuestras relaciones sociales, en las guerras fratricidas. Casi todos los alumnos del antiguo BUP (Bachillerato Unificado Polivalente), excepto los de ciencias, tradujeron esas primeras líneas de La Guerra de las Galias, del divino Julio Cesar. ¿Cuántos presidentes de gobierno se han sentido tentados a escribir sus memorias en libros? Que conozcamos, todos.
Hay noticias que te pillan con el paso cambiado, como la de la próxima jubilación de Jacinto Montes, D.m., al final del presente curso. Es algo que no había pensado, pues a lo largo de todos estos años, siempre he contado con la tutela y consejo, con mayor o menor intensidad, del que es mi amigo, pero sobre todo, mi profesor de latín. Contar con su apoyo y valoraciones, es algo parecido como tener a mano a Séneca. Cualquier romano que participase en la Res publica, necesitaba siempre de un tutor, que indicaba sobre todo, el momento en que te pasabas de la raya (ahora se les denominan como Ceo, o spin doctor). Nada nuevo, como podemos comprobar.
¿Quiénes de los presentes en Melilla conoce todo el pasado político que nos ha traído a la situación actual? Uno de ellos es Jacinto Montes, el palentino de Fromista. Melilla, la ciudad en la que solo se vive con la mitad de lo que tiene cualquier otra ciudad española, tiene una gran desventaja, y es que casi toda su población mayor se jubila y se va. En cualquier otro lugar, el que concluye su vida laboral, regresa a su localidad natal para pasar la etapa de jubilación y aportar sus conocimientos a su ciudad de origen. En Melilla sucede lo contrario, entre otras cosas porque en esa etapa se necesitan servicios y atenciones que esta ciudad no puede ofrecer, Esta es la parte que ninguna administración cuida o planifica. Esto nos priva de tener un consejo de sabios, como en Atenas, o un senado, como en Roma, en definitiva de testigos del pasado.
De la Consejería de Cultura a La Resistance
Todos los males que nos asolan, tienen su origen en el «cesarismo» de la etapa de Ignacio Velázquez y su abrupto final. En 1999 el Partido Popular desapareció por sus propios demeritos y se abrió la etapa del «gobierno de las Taifas» que presidió Mustafa Aberchán, con el apoyo del «populismo gilista», que saltó de Marbella a nuestra costas. Las detenciones y dimisiones de consejeros, colocaron a Jacinto Montes en el puesto de Consejero de Cultura.
Sociedad gastronómica La Resistance
Sin embargo, hay un aspecto en la vida pública del profesor de latín y griego Jacinto Montes, que interesa resaltar, por ser el menos conocido. Es el de ser el creador de la sociedad o peña gastronómica La Resistance, junto a Alfredo Trevijano, Antonio Caparrós y Cosme Ibáñez, y las incorporaciones posteriores de Manuel Céspedes, José Luis López Belmonte, Diego Fernández, Ángel Castro y Sebastián Sánchez. Quien ha sido o representando algo en este ciudad, ha pasado por sus cenáculos. La única condición que debía cumplir un invitado, además de ser resistente a la comida abundante y al vino, era someterse al interrogatorio final, al tercer grado de los postres y las copas. Una de las invitadas a una de esas comidas fraterno-políticas fue Carlota Leret, en las fotos que recuperamos y compartimos. Fue en el año 2011, justo en el origen del Alminar de Melilla.
Decenas de veces hemos discutido sobre quién podría entrar en el perfil de César, quién en el Tiberio o en el de Nerón. En lo que sí había consenso, era en que ninguno de nuestros dirigentes podía comparar a Octavio Augusto. Ambición hay mucha, pero nadie comparable al divino Augusto. Candidatos incendiar la ciudad hay muchos.
Hacen muy mal los responsables de los dos principales partidos de la ciudad en no decidirse a pasar a la historia y permitir la renovación. El primero por seguir pensando si continúa, el segundo por incumplir su promesa de la retirada. Llevamos desde 1996 en esta polarización y guerra electoral fratricida. Con las elecciones adulteradas por el espectáculo vergonzoso del voto por correo.
Jacinto Montes lleva en esta ciudad desde 1984, vinculado sobre todo al Instituto Enrique Nieto, aunque yo lo conocí en el Leopoldo Queipo. No conocemos que decisión tomará tras jubilarse. En cualquier caso, en el blog tomamos nota de la advertencia de Don Quijote: «Vámonos yendo Sancho, que en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño». Ya es otro tiempo y hay que ir dejando paso a otros.