


Todo sigue su curso, y cualquier acontecimiento nos seguirá esperando a partir del 31 de diciembre. Estamos a punto de completar el segundo año de la peste del siglo XXI, pandemia inesperada que indudablemente marcará la historia del siglo en curso. Al contar con una fecha fija, todo parece acelerarse mas, aunque ese final en realidad no lo sea.
Seguimos en medio de las tribulaciones, la gran palabra que dio carácter al Quijote y que inmortalizó Cervantes, en la gran obra que todo el que se dedica al oficio de la escritura admira de algún modo. Son muchas las ocasiones y circunstancias en las que hemos equiparado la trayectoria de este blog, a la aventura del gran personaje cervantino, que se lanzó al mundo a «desfacer entuertos y enredos». En solitario en la primera salida y acompañado por su escudero en la segunda.
Es imposible saber qué nos deparará el futuro, porque como hemos podido comprobar nada puede predecirse. Los signos y agüeros llegan, pero pueden interpretarse en un doble sentido. Eso sí, hay que saber irse, antes de dar ocasión de acabar derrotado, como don Quijote en las playas de Barcelona, aunque fuese por una maquinación entre el cura y el estudiante.
En estos 10 años, en esta década del Alminar que se cerrará en unos días, hemos visto gigantazos, molinos, algún descomunal jayán. También molinos, galeotes y malandrines, encantadores y magos como Frestón. Nos hemos topado con la iglesia y visto de lejos a la Santa Hermandad, que siempre ronda por los campos. Siempre habrá quien siembre, y los pajarillos se adelantarán prestos a coger los primeros granos de trigo. Si se hace brotar una fuente, mil beberán de ese agua. Un agujero en el muro servirá para que un centenar puedan pasar por él. La luz de un candil iluminará una estancia completa.
Toda obra humana tiene principio y fin. Todo final es a veces el principio. Cada siglo trae su propia confusión. Las novelas de caballería no nos han abandonado, aunque ahora se conozcan como «Juego de Tronos», Siempre necesitaremos batirnos frente a Florimorte de Hircania, igualar en valor a Galaor, Amadís o al caballero Platir; y derrotar en singular combate a Bramidán de Tajayunque.
Una obra así, queda entremezclada con la vida. Lo mismo ocurre ya con el Alminar y su creador, tras esta década de escritura constante. Así lo afirma el propio Cervantes, a través de Cide Hamete y su pluma: «Aquí quedarás, colgada desta espetera y deste hilo de alambre, adonde vivirás luengos siglos. Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solo los dos somos para en uno».
No nos quedan cuentas pendientes, al menos que podamos reconocer. Hemos escrito todo y dado testimonio de todo lo que hemos visto. Si ya escribimos, es por propia voluntad.
Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/05/06/el-fin-de-la-2a-salida/