Sin nombres de mujeres


                                                Mujeres en Melilla

          En Melilla hay muchos nombres de lugares reflejados en sus calles, de militares, de varones, de batallas legendarias, de provincias, de juegos y hasta de galaxias. En el barrio de los poetas, Ataque Seco, no hay un solo nombre femenino. En la estatuaria sucede otro tanto. Solo hay hombres uniformados reflejados en las efigies callejeras, hay hasta un monstruo, pero ninguna mujer. Bueno, las hay, pero ambas tienen «alas». Una representa a la Reina Isabel y es una de las efigies más bellas de la ciudad, y la otra resulta indescriptible, aunque se supone que rememora a Carmen Angoloti o Duquesa de La Victoria, aunque sí tiene dedicada la calle. También hay una calle dedicada a la escritora y académica Carmen Conde. Existen otros dos nombres de mujeres, pero son monjas o hermanas religiosas.

                                  Consuelo González Ramos* y una pared por calle

         Consuelo González Ramos fue una mujer comprometida con su tiempo. Estuvo en Melilla como enfermera en 1911 y 1912. Escribió un libro narrando sus experiencias, con el seudónimo de Doñeva de Campos, y artículos periodísticos con el de Celsia Regis. También fue concejala en el ayuntamiento de Madrid en 1925 y 1927. Nació en un pueblo de Valladolid, pero no es segura su fecha de nacimiento. Era conservadora y feminista. Los primeros y hasta ahora escasos datos biográficos publicados en nuestra ciudad, aparecen en el libro Mujeres de Melilla, de Mª de los Ángeles Sánchez y editado por el sindicato de la enseñanza Sate-Stes. Al menos cuatro de las mujeres biografiadas en ese libro, tienen ya concedida una calle en nuestra ciudad, aunque como en el caso que nos ocupa sea solo una tapia o paredón. La restante es la calle de Carlota O´Neill.

         Sin embargo, y así hacía las cosas el último gobierno del Partido Popular (2000-2019) , a Consuelo González Ramos, se le asignó solo una pared, y el espacio comprendido entre un paso de peatones y un ceda el paso. Un total de 30 metros sin significado alguno, encajonado entre las calles del general Gotarredona, la del general Fernández Capalleja y la del magistrado Ruíz Vadillo. Esto puso de manifiesto que existen calles de 1ª, 2ª y 3ª categoría.

          Las calles importantes se reservan para los varones (uniformados en su mayoría) y hechos admirables de la Nación, las de 2ª para los personajes (también varones salvo contadas excepciones) con cierta relevancia en la ciudad, y las de 3ª para todos aquellos/as que debiendo estar en el callejero, merecen solo una calle testimonial, alejada de la visibilidad, y sobre todo, sin numeración alguna, como la de Consuelo González Ramos, que al estar formada únicamente por una pared, garantiza que jamás nadie escribirá su nombre en una carta. Sin embargo, el Conde del Serrallo (varón y uniformado), pero irrelevante para la historia de Melilla, recibió un calle de primer orden, en pleno centro de la ciudad, sustituyendo a Jose Antonio Primo de Rivera.

           El Ayuntamiento de los nuevos tiempos debería tener ya formadas tres comisiones, la de reforma del callejero, la de Memoria Histórica y la de propuestas para el Día de Melilla.

             Nota: *http://dbe.rah.es/biografias/49825/consuelo-gonzalez-ramos; https://elalminardemelilla.com/2011/09/20/la-memoria-seguira-esperando-en-melilla/

 

 

 

 

Tiempos de guerra en Melilla


                   Carmen Angoloti y Mesa, Duquesa de la Victoria

      Lo primero que hay que decir es que la Duquesa de la Victoria perdió la calle que tenía dedicada en Melilla, en la 1ª reforma del callejero llevada a cabo por los franquistas  en 1941. Solo recupero su nombre en marzo de 1991, media siglo después, en la tímida reforma del callejero llevada a cabo por el alcalde socialista Gonzalo Hernández, tras un propuesta de la Asociación Cultural Ateneo. La calle iba a ser denominada como avenida del V Centenario. Hay otro nombre, anterior, el de Consuelo González Ramos, casi olvidado y que también tuvo su importancia en la transformación de la sanidad de guerra en una auténtica sanidad militar.

       Melilla fue el epicentro de la política nacional a lo largo de un cuarto de siglo, desde 1909 hasta 1936, desde el Barranco del Lobo hasta el Alzamiento militar de 1936. En esa corta secuencia temporal, el desastre de Annual en 1921, provocó la mayor conmoción política y social de todo el  siglo XX español.

        En la retirada de Annual, como relata el diputado socialista y también periodista Indalecio Prieto: «Hubo algunos destellos heroicos, pero el honor del Ejército no quedó a salvo. Los oficiales se refugiaban entre los mulos, para poner a salvo sus cuerpos de las  balas del enemigo». Según los recuentos de Indalecio Prieto, el desastre de Annual se cobró 8668 vidas. Hoy mismo, cuando nos encaminamos hacia el siglo de la trágica efeméride, el Ejército Español no ha publicado ni la cifra oficial de muertos, ni un listado nominal de los que perecieron. en esa semana.

         Según el parlamentario socialista, el desastre se originó por un clima de degradación generalizada que el denomina como «el vicio de Melilla», donde la malversación de los fondos destinados a las tropas, la prevaricación, el fraude y toda suerte de inmoralidades administrativas, como la concesión de permisos, que minaron la moral de las tropas, y que eran mantenidas en estado casi de indigencia, mientras que la oficialidad vivía en la opulencia. «El problema de España, decía Indalecio Prieto, es de moral y de decencia pública». No solo era un diagnóstico acertado, es que sigue siendo cierto.

                        Damas enfermeras y la Cruz Roja

          En aquel ambiente de degradación, Prieto detecta a «una bandada de mujeres vestidas de blanco, enfermeras de la Cruz Roja, capitaneadas por la Duquesa de la Victoria y la señora de López Montenegro. Vienen a despedirse de sus enfermos y heridos, es meritoria la labor de estas damas». De los hospitales dirán que están en «una situación deplorable», y que hasta el quinto día no se evacuaba de las trincheras a los enfermos de fiebre, hacia los hospitales de campaña.

          Será el propio Indalecio Prieto el que la enaltezca hasta lo más alto. en un discurso en el Parlamento español : «Sin embargo, conozco en esta guerra un heroísmo ante  el cual me hincaría de rodillas, y es el de unas damas que, sea cual fuere su alcurnia; una conciencia honrada como la mía no puede pasar en silencio. Me  refiero a ese grupo pequeño, diminuto, ínfimo, capitaneado por esa heroína que se llama duquesa de la Victoria. Es el único heroísmo español del cual he sido testigo, el único que me siento con valor para exaltar aquí; pero con la exaltación tiene que ir la honda lamentación, entre lágrimas, de que sea un puñado tan escaso, cinco, seis u ocho mujeres, las que andan atendiendo a los heridos, clavando los féretros, amortajando los cadáveres”.

         Carmen Angoloti y Mesa se encontraba en la nebulosa biográfica, hasta que fue rescatada en el libro Mujeres en Melilla*, año 2002. Hasta ese momento era más conocida por su título nobiliario, que por su verdadero nombre. Carmen Angoloti nació el 7 de septiembre de 1875 y murió el 4 de noviembre de 1958. La serie de Antena 3 Tiempos de Guerra, ha abierto la carrera hacia el centenario de la mayor derrota sufrida por el ejército español ante una fuerza extranjera.

          En este punto surge la segunda pregunta, la que nadie se atreve a responder. ¿Cómo es posible que una serie cuyo eje es Melilla, no haya tenido ni siquiera un minuto de rodaje en la ciudad?. Las consejerías de Turismo, Cultura, Comandancia, entidades preocupadas por la difusión de la imagen de Melilla, también por la difusión de la historia y cultura militar, no han dicho una sola palabra. El debate está absolutamente cerrado.

        Nota*: Mujeres en Melilla (http://www.stes.es/melilla/revista/mujer_melilla.pdf)

 

 

 

 

 

 

Nombres de mujeres en las calles de Melilla


                            En cualquier aspecto de la sociedad en el que uno quiera mirar, pueden encontrarse las diferencias que separan a hombres y mujeres , y las situaciones de discriminación existentes. En algunos casos serán más visibles y en otros menos. Si en algún modo se manifiesta de modo claro esta discriminación, es en la ausencia casi total de nombres de mujeres en el callejero de Melilla. Si parte de  la historia de una ciudad queda reflejada en los nombres de sus calles, la de Melilla parece querer decir que aquí solo ha  habido hombres. En los dos distritos del centro de Melilla solo hay dos calles con nombres de mujeres, el de una monja: Sor Alegría, y el de una aristócrata y enfermera: la Duquesa de La Victoria, cuyo nombre fue recuperado por la Asociación Cultural Ateneo en 1991, porque la intención era poner a esa calle el nombre de V Centenario, de no se sabe qué.

         Si analizamos las publicaciones de nombres ilustres que han dado forma a Melilla, nos encontramos que todos los biografiados son hombres, casi siempre militares o ingenieros militares. Solo hay un libro editado y dedicado a la historia de las mujeres de Melilla, el libro fue escrito por la profesora Mª de los Ángeles Sánchez, que recopiló y recuperó biografías de mujeres, tanto del pasado como del presente. El libro Mujeres en Melilla fue editado en el año 2004 y puede descargarse en versión PDF en el siguiente enlace: http://www.stes.es/melilla/revista/mujer_melilla.pdf.

          El  trabajo de la profesora Mª Ángeles Sánchez no ha tenido continuidad en cuanto a abrir una línea de investigación histórica, la de la historia de Melilla a través de sus mujeres, pero al menos ha quedado como un trabajo pionero. Un oasis de mujeres en medio de un mar de hombres.

                                  Carmen Gómez Galindo

          El recuerdo del libro «Mujeres en Melilla» es apropiado por varias cosas; una porque hoy es el día de La Mujer Trabajadora, segundo por recordar que una de las biografiadas: Carmen Gomez Galindo, mujer sindicalista asesinada por Falange en 1936, tuvo su continuación en un artículo publicado el año pasado  en el Faro de Melilla: http://www.elfarodigital.es/melilla/sociedad/40379-la-ultima-noche-de-carmen-gomez-galindo.html), en el que se da forma y rostro a la vida de esta joven socialista, en un duro relato que supuso el rescate completo de la historia de una mujer, asesinada por defender las ideas en las que creía. Se trata de visualizar historias de mujeres reales, de mujeres de Melilla.

                       Calle Consuelo Gonzalez Ramos

      Es el ejemplo máximo de como se ningunea la historia de las mujeres en Melilla y también de la ineptitud de la anterior Direccion General de Administraciones Públicas de Melilla, encargada de reformar el callejero de Melilla. Consuelo González Ramos es una escritora y enfermera voluntaria en Melilla entre 1911 y 1912, en la denominada campaña del Kert. Firmó también artículos y colaboraciones con los pseudónimos de Celsia Regis y Doñeva de Campos. El libro Mujeres en Melilla tiene la virtud de aclarar por 1ª vez que ambos nombres corresponde a Consuelo González Ramos.

        La fachada de esta casa, de apenas tres metros de longitud, es lo que entiende el Ayuntamiento de Melilla que es lo apropiado para darle el nombre de una mujer, a una inexiste calle. No tiene números, ni edificios, ni los tendrá nunca. La entrada del edificio se llama calle del magistrado Roberto Ruíz Vadillo, la parte trasera es del «abogado José Mª Paniagua», y enfrente de la placa de Consuelo González Ramos, que no calle, el nombre del Tte. Gral. Gotarredona.   Esta acción, resulta una burla absoluta a la memoria de las mujeres en Melilla.