Con exacta puntualidad, y tras una serie de maniobras y labores repetidas constantemente y con absoluta precisión y rigor, siempre las mismas, siempre del mismo modo; los marineros del Elcano han abandonado la dársena melillense. Hoy saben de donde salen, a donde van y conocen con precisión los pasos y rutas a seguir. En el puente de mando tienen los más modernos sistemas de navegación por satélite, pero también siguen utilizando y conocen los sextantes, las brújulas y los sistemas tradicionales de orientación y de determinación de rumbos.
El 20 de septiembre de 1519 partió del puerto de Sanlúcar de Barrameda la expedición de Magallanes/Elcano, compuesta por cinco barcos y 234 hombres. Nadie, que se conozca, había circunnavegado La Tierra, que oficialmente no era todavía redonda, pese a que era algo casi evidente desde el tiempo de los griegos. Los marinos lo sabían desde hacía mucho, pero afirmarlo públicamente podía llevarle a uno directamente a la hoguera inquisitorial. Cristobal Colón, el almirante de la mar-océana, es oficialmente el descubridor de Ámeríca, pero jamás llegó a pisar el continente americano, cuyo nombre se debe al cartógrafo y marino de florentino Américo Vespucio. España y Portugal, las dos grandes naciones marineras siempre fueron juntas en busca y a la vez arrebatándose la gloria. En 1494, en Tordesillas se repartieron el mundo y por ese tratado estamos nosotros en Melilla.
Dicen que un siglo antes, en 1421, una expedición china circunnavegó el planeta, pero o quizá no fueron conscientes de ello, o no les interesó esa exploración, o se guardaron el secreto para siempre. Probablemente, Cristobal Colón obtuvo de los marinos portugueses o de los italianios, algún tipo de información perdida, y se lanzó a las aguas del Atlántico sabiendo que no le esperaba el gran abismo por el que se desbordaba el mar.
Apenas tres décadas después del descubrimiento del continente americano, Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano se lanzaron a la aventura Atlántica, sin saber muy bien qué les esperaba. Contaban con información de un lado y de otro, pero les faltaba unir y encontrar el paso de los dos hemisferios. Tres años después, el 6 de septiembre de 1522, arribó al mismo puerto de Sanlucar Juan Sebastián Elcano, con una sola nao, Victoria, convertida ya en un buque fantasma y con un resto de tripulación de 18 integrantes. Después de ese tiempo ya nadie debía esperarles. Apenas 4 años después, Juan Sebastián Elcano, el marinero de Guetaria, moría en pleno océano Pacífico, víctima del escorbuto.
Nota: (1) http://es.wikipedia.org/wiki/Expedici%C3%B3n_de_Magallanes-Elcano
(2) http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Sebasti%C3%A1n_Elcano