Plaza de la Aviación Española


 

           Esta era la plaza del aviador melillense García Morato, comandante aviador de la Aviación Nacional. Como ya tenía una calle dedicada, no estaba justificado mantener la duplicidad del nombre y se inventaron una nueva denominación, no demasiado imaginativa. Tras no mucho pensar, se decidieron por el de la plaza de la Aviación Española, nombre demasiado arcaico y con reminiscencias franquistas, porque ya nadie llama así al Ejército del Aire o a la Fuerza Aérea de España. Claro que de lo que se trataba era de huir de la denominación de aviación nacional, sin perder la esencia de la plaza.

              El caso es que una plaza de nombre tan ostentoso necesitaba de una reforma adecuada y grandiosa, al estilo del urbanismo de los «Nuevos Ministerios»  de Franco y llevaron a cabo esta reforma por una cantidad cercana a los 600.000€, con cesión de la hélice incluida. Del deterioro constante de la hélice ya hemos dado cuenta en El Alminar.  De la situación de descomposición de la plaza es la primera vez. Si nada se cuida y mantiene, es necesario gastar un constante río de dinero en su reparación. Esta plaza no lleva más de dos años rehabilitada. Está en el mismísimo centro de la ciudad, al lado del faraónico templo del Kursaal. El equipo de gobierno y su corte, solo pasean por la calle Ejercito Español, otra denominación de la misma catadura, y no suelen subir hasta aquí, por eso no ven.

         ¿Para qué haberse molestado en buscar nombres de republicanos/as que defendieron con lealtad a su gobierno y pagaron el precio de sus vidas?.  Melilla, la muy desmemoriada.

   Notahttps://elalminardemelilla.com/2013/10/16/la-historia-interminable-en-melilla/

La historia interminable en Melilla


                             La Nada devora la ciudad

Como en la novela de La historia interminable, la nada se va extendiendo y devora toda la ciudad. El mundo de la fantasía iba desapareciendo por que ya nadie tenía ideas, ni siquiera para dar un nuevo nombre el Reino y así salvarlo. Por este motivo, la nada se iba extendiendo y devorándolo todo, incluidos a los gigantes como rocas y sus enormes apisonadoras con las que recorrían todo el Reino de La Fantasía. Fue una gran novela que cautivó a millones de personas. Todos querían ser Bastian, el niño que con su atenta lectura se introdujo en la historia y acabó salvado al reino en riesgo de desaparición, proporcionando un nuevo nombre.

En Melilla, el reino de la fantasía para algunos, y de la pesadilla para otros, todo desaparece, pero a diferencia de la novela, aquí no va a aparecer nadie con un palabra mágica para salvarnos. Aquí no existe La Nada, más bien hay de todo. Aquí existe una palabra y se llama desidia, que acaba con todo, apenas a 6 meses de haber sido instaladas las cosas.

Una foto muestra el flamante aspecto que presentaba una emblemática hélice al ser instalada como monumento en el mes de abril. La otra fotografía muestra el mismo lugar y objeto, pero ya en proceso de aniquilación por la desidia y la falta de vigilancia. No hay nada más que decir.