Líderes mundiales


              Nunca existirá en el planeta Tierra alguien tan reconocidamente malo como Kim Jong-un, ni alguien tan incontenible y peligroso como Donald Trump, que amenazó al primero con: «Una clase de fuego y furia nunca vistas». Luego, el presidente de Korea del Norte calificó a Trump como: «Un viejo senil y mentalmente desquiciado». Finalmente Trump llamó «gordo y bajo», al presidente norcoreano. Desde entonces, el adjetivo gordo tiene el uso prohibido en China y Korea.

            Los líderes mundiales tiene una legión de cortesanos (voceros, asesores personales, gurús, analistas de datos, interpretadores de signos, hacedores de discursos, lectores de prensa) que probablemente envenenan sus relaciones y causan su caída final. ¿Se imaginan al asesor de KIm Jong-un que tuvo que decirle esa mañana, que el Presidente de Estados Unidos le había llamado gordo?. Porque de todo lo que se habían dicho, eso sí molestaba. Al final resultó que ni Kim Jong-un  era un malo, ni Trump un hombre sin control. Los Estados están por encima de las personas.

                                     Sabrina, Gloria y Mustafa

            Sabrina Moh, la delegada siempre sonriente; Gloria Rojas, la ejemplaridad permanente y Mustafa Aberchán, doctor en Alaska, están en tensión por cosas que ellos no han dicho de modo directo, pero sí sus equipos. El asunto no es bueno para una ciudad, que se enfrenta a la situación más amenazante que haya vivido, desde el asedio de 1745 o desde el estallido de la Guerra Civil. Las tres son  buenas personas, aunque sus visiones del mundo no coincidan, ni los medios y formas para llevar a cabo sus objetivos.

             Estando en la época de las comunicaciones y de los medios para comunicarse, se da la paradoja que la desconfianza y los malos entendidos aumentan. La razón es sencilla: se tira de Twitter o de muro de Facebook, pero nadie descuelga el teléfono y llama, con lo que aumenta la mala interpretación de los textos, y los seguidores acaban por enredarlo todo, porque los líderes no hablan entre sí.

            Alguien voló sobre el nido del cuco en un avión sin destino, alguien filtró la información, y alguien acusó indebidamente a otro de  un hecho que no se había producido. Alguien quiere que se pida perdón por el viaje, alguien quiere que se descubra al filtrador, y alguien quiere que se restituya su honor profesional. El viaje no debió producirse, el asunto no debió filtrarse y la acusación no debió realizarse.

                El caso es que Donald Trump y Kim Jong-un se encontraron y hablaron cara a cara en Korea del Sur, pero nuestros líderes políticos no son capaces siquiera de llevar a cabo un encuentro a través de Zoom.

              Vamos a revelar un secreto del Alminar. En febrero de 2019, el presidente de la República Islámica de Irán, el Ayatolá Khamenei escribió un Tweet recordando que la condena a Shalman Rushdie seguía vigente. Le escribimos esta respuesta: «Estimado Sr. Khamenei: «Pensamos que estos son tiempo de olvido, y recordar esa condena constituye un error.  El año 1990 es un tiempo muy lejano. No juzgamos los motivos ni las palabras del Imán Jomeini. Estamos en otro tiempo. Paz, piedad y perdón». La sorpresa fue que apenas unos días después, el Tweet del Imán Khamenei fue borrado de su cuenta.

             La única clave es el respeto, escribimos respetuosamente al Presidente de Irán. Comunicación, confianza y respeto. Son algo indispensable para superar tiempos pasados pero no tan lejanos, en los que los malos modos eran el santo y seña de la relación política en Melilla. No volveremos a intervenir en este tipo de asuntos.

 PD: Nuestro agradecimiento al archivo fotográfico Paul Getty images, que dispone de miles de imágenes de uso gratuito, para fines no comerciales, como los blogs.

 

 

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