- Bola roja
- Bola multicolor
- Bola blanca y Luna de San Juan
Hace 30 meses inicié la incierta aventura del Alminar, era el mes de mayo de 2011. Recurrí a textos que ya tenía escritos y publicados. Probaba qué era un blog y el manejo del mismo. En aquel mes ya era muy difícil publicar artículos de opinión contrarios al régimen imperante, y más en un mes electoral. También es cierto que mi ritmo de publicación, de las cosas que tenía en mente, superaban la capacidad de cualquier periódico. Un colaborador es admitido siempre y cuando no altere la línea editorial del medio en el que escribe. Esto ocurre en cualquier parte, pero en Melilla se visualiza de un modo muy rápido. La Constitución prohíbe la censura previa de informaciones y contenidos, pero al mil manera de soslayar ese mandato constitucional, sin que ni siquiera sea considerado como un acto de censura.
Después de todo, los dueños de los medios de comunicación son empresarios que si viviesen de los periódicos que venden y de la publicidad directa, no se distinguirían de cualquier otro asalariado, y sin embargo, suelen ser personas ricas e influyentes. Unos gracias a las subvenciones públicas, disfrazadas de otra cosa, y otros ya eran ricos, pero necesitan de un medio de comunicación para influir en la política de la ciudad y poner a salvo sus intereses económicos. Vistas y planteadas así las cosas, solo quedaba la opción de la aventura individual a través de un blog, la edición personal en una plataforma gratuita y libre. Una aventura solitaria en el que lo difícil es distinguirse y hacerse hueco entre los cientos de blogs que pueden existir en una ciudad o territorio y entre los miles escritos en un determinado idioma.
El autor de otro blog melillense (http://laotramelilla.blogspot.com.es/), ha recordado en un comentario que hace dos años, yo escribía una entrada en la que reflejaba el primer semestre de existencia del Alminar, y el haber alcanzado la cifra de las 10.000 visitas (https://elalminardemelilla.com/2011/11/30/noviembre/), algo que entonces me pareció una enormidad. Dos años después el indicador de entradas rebasar las 500.000 a lo largo del día, y El Alminar se ha convertido en algo difícil de evaluar, tanto desde dentro, como desde fuera. Sabemos nuestro pasado y todo lo escrito está ahí para recordarlo, pero no podemos decir una sola palabra del futuro.
Esta entrada no es más que esto: un recordatorio estadístico y la conmemoración de una efeméride del Alminar. Hoy es 10 de noviembre. Llegados hasta aquí, lo difícil es mantenerse. Para mí lo más importante son los 8700 comentarios y la larga centena de comentaristas y colaboradores que han dejado su firma en el blog, y por supuesto, los lectores silenciosos, que siguen acudiendo, aunque no se escriba nada. No hay vanidad ninguna en esta entrada.


