Luz Casal, sublime en La Granja


   Luz Casal ha impuesto un golpe de timón a su dilatada trayectoria artística, tanto en los temas, como en los ritmos musicales. Sin abandonar sus muchas esencias y sus diferentes tonos de luz, entra en una etapa más dulce, más firme, más plantada en el escenario y en la cabeza de todos.

   En España hay muchas pequeñas localidades que han decidido nuestra historia, mucho más que las grandes capitales. Hablamos de Móstoles, Aranjuez, Vich, Bailén o La   Granja de San Ildefonso. Si se viene a La Granja es para triunfar, y eso es lo que ha hecho Luz, en el patio de la Real Fábrica de Cristales, un 11 de agosto de 2023, día de Santa Clara.

Reinventarse, transformarse, evolucionar, sin perder las señas de identidad, sin renunciar a lo que se ha sido, pero manifestándose en el presente, para seguir aportando y viviendo. ¿Qué hacer si gana la derrota? Pues volver a comenzar de nuevo hasta llegar a ese momento dulce del que disfruta y que se nota encima del escenario. Tender la mano, buscar el apoyo de un amigo, buscar los recuerdos del pasado, pero sin aferrarse a él, porque siempre se es nuevo.

Tuvo que cantar Y te dejé marchar, porque nadie quería irse. Luz Casal empezó como una suave brisa y acabó como un vendaval que levantó al público de los asientos. Organizó el mayor coro conocido hasta la fecha, haciendo cantar al abarrotado patio, en donde no cabía una sola persona más.

Una artista entregada, en un espléndido estado de forma física y espiritual frente a un público dispuesto a seguirla hasta donde ella quisiera. Todos los asistentes éramos conscientes de asistir a algo más que un buen concierto. Ha sido una noche especial, mágica, en La Granja, de esas que se recordarán hasta el último día.

Luz Casal, la cantautora intimista del amor y sus desgarros, del amor entre espinos, de los sentimientos más íntimos, acabó lanzada sobre el escenario, acompañada por una magnífica banda de músicos, en una noche única, en la que todo funcionó.

Los temas del nuevo álbum, los de su golpe de timón, los temas antiguos, los clásicos, la apuesta por sus raíces personales y musicales. Cerrando un concierto en el que nadie la dejó marchar, con el siempre siempre sublime «Negra sombra» de Rosalía de Castro.

Quien quiera tocar el cielo debe antes besar el suelo. Ambas cosas las ha hecho Luz Casal en La Granja de San Ildefonso, en la que no ahorró nada, ni siquiera una sola de sus portentosas contorsiones.