¿Edificios deshabitados?


Conservando el modernismo en Melilla

        La segunda ley de la termodinámica dice que la entropía (desorden) de un sistema aislado siempre aumenta, y que cuando dos sistemas se juntan, la entropía del sistema combinado es mayor que la suma de las entropías de los dos sistemas individuales. Esto quiere decir que el desorden en una ciudad siempre aumenta, lo mismo que en un gobierno que lleva demasiados años en su función, y que es más ineficaz con cada año que pasa. La combinación de estos dos factores hace que ese sistema conjunto, Melilla en este caso, tienda a convertirse en un agujero negro, salvo que se impongan las medidas correctoras suficientes para evitar el crecimiento de la entropía. «El que con el tiempo aumente el desorden o la entropía es un ejemplo de lo que se llama la flecha del tiempo»*. De un vaso que este siempre sobre una mesa, podemos afirmar que con el paso del tiempo acabará roto, salvo que gastemos una gran cantidad de energía en conservarlo.

         Un edificio arruinado y de aspecto lamentable nos indica que ya ha envejecido, que no hay cuidado alguno sobre él, y también nos muestra de modo inexorable la flecha del tiempo. Cuando más descuidado esté, quiere decir que más tiempo ha pasado desde su construcción o desde que nadie se ocupa de su mantenimiento.

           En la calle Duquesa de la Victoria hay solares eternos y edificios semiarruinados de los que nadie se preocupa. Toda la calle ofrece un aspecto lamentable y esto nos indica muchas cosas. la principal es que Melilla se encuentra en un estado entrópico puro, Los edificios antiguos y destartalados se desmoronan sin que nadie lo evite (hay tres consejerías responsables de que esto no ocurra), bajo la única mirada de los ciudadanos. Desde este modesto blog del Alminar ya hemos lanzado varias advertencias sobre estados absolutos de abandono. Son los ciudadanos y ciudadanas los que te cuenta o advierten de una situación, y también somos nosotros los que denunciamos ese estado catastrófico.

           Estos edificios modernistas en lamentable situación y tétrico aspecto y que parecen estar habitados, bien por los menores desamparados o por la población vagabunda. Melilla tiene su «Corte de los milagros». solo que aquí no estamos en el París de Victor Hugo. No estamos en el siglo XIX, sino en el XXI. Tampoco están Esmeralda, Quasimodo ni el archidiácono Frollo. Casi el mismo artículo que el de hace unos meses (1). La flecha del tiempo siempre apunta en la misma dirección.

   Nota:* Historia del tiempo, Stephen W. Hawking.

(1)https://elalminardemelilla.com/2017/06/17/asalto-y-ocupacion-de-edificios-en-melilla/

 

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