Don Juan en los infiernos


¿Qué condenó a don Juan, al Tenorio? Mentir, una vez tras otra, faltar a la palabra dada, romper promesas y juramentos, incluso cuando se tiene una última oportunidad para arrepentirse y renegar de las mentiras. Esto es lo peor y lo que condena a cualquiera. Después de la mentira ya no hay más. Es el final. Se puede seguir vivo, disfrutando de oropeles, continuar en el devenir diario, pero ya se está condenado. En el mundo protestante, porque don Juan es un mito católico, es lo peor, lo que finiquita una carrera personal o política. Peor que el pecado o la falta cometida, lo que realmente condena es el mentir sobre los hechos, la declaración falsa. En los Estados Unidos es una obligación el decir la verdad, ante el requerimiento judicial, o de cualquier estamento institucional, por lo que el perjurio resulta fulminante, incluso aunque se sea el propio Presidente. En la tradición católica romana se es más laxo con esta cuestión, o incluso con la propia falta.

No queremos decir nada con esto, solo que el regreso de Tenorio, de don Juan, como cada mes de noviembre, a manos de Sibila Teatro, nos da una oportunidad para reflexionar, algo que es parte de la esencia del Alminar. Sin reflexión no habríamos rebasado la frontera de los 11 años. Si embargo, el Tenorio es también muchas cosas más. Es la necesaria certeza de que toda obra humana tiene principio y final, y de la importancia del mismo. En la obra de Tirso de Molina, don Juan va camino de las llamas del infierno, mientras que en la de José de Zorrilla, don Juan accede a redimir todas sus faltas en el Purgatorio, aceptando pues esa última oportunidad. Hasta el siglo XIX existía mucha preocupación sobre estos temas, pero en el siglo XX todo cambió, y al vivirse el infierno sobre la propia Tierra dejó de tenerse confianza en el Más Allá.

La política quedó excluida de la categoría de la mentira, aunque la verdad política equivalga casi a una. Sin embargo, lo que buscamos es la categoría, para que se entienda mejor lo que queremos decir, con esta reflexión. Hasta el último momento, hasta casi el día de antes, Vladimir Putin, negó que fuese a invadir Ucrania, e incluso negó que tuviese intención de hacerlo. Esa es la categoría máxima de la mentira, y es por ello que es ya un dirigente condenado, aunque no le veamos pagar por ello. Esta evidencia de mentira categórica, debería servir para que nadie intentase justificarle, o para hacerle merecedor del rechazo más absoluto, tanto individual como colectivo, pero ya hemos dicho, que la política parece estar excluida de la posibilidad de la mentira. Lo que condenó a Willian Jefferson Clinton, no fue la falta cometida, sino la mentira. Por eso ya no es creíble, y precisó de ser salvado por su sucesor, Barak Obama. En España, el máximo referente de la mentira categórica es José Mª Aznar, con ocasión de los atentandos islamistas del 11 de marzo de 2004. Unos años antes colaboró en otra mentira universal, la de la Guerra del Golfo de 2001, junto a George W. Bush y Anthony Blair.

El mito de Don Juan en noviembre

La compañía teatral Sibila teatro optó en por la versión de Tirso, y mandó a su don Juan a las llamas del infierno. A veces se puede escoger el final, pero en otras ocasiones, es el final el que te escoge. No es algo que puede decidirse siempre. Por eso hay que actuar siempre, de modo en que tengamos presente, que el final puede presentarse en cualquier momento. La inmortalidad solo es posible si hay un final. La sibila era una mujer sabia y a menudo profética, como Casandra, la que acompaña desde el inicio al Alminar, que decía siempre la verdad, pero a la que los dioses condenaron a no ser creída.

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La romanza de la prisionera


Carlota O´Neill en Victoria Grande, la reparación necesaria

«Pegadas a las losetas, durante el paseo, las sombras siempre van en vanguardia». Las sombras persiguieron a Carlota desde que saliera de Melilla en 1941. Las sombras nunca la abandonaron. Tampoco a su hija, de igual nombre, cuando quiso presentar los versos de su madre en Melilla, en 2015. La anterior consejera de Cultura, de la que jamás escribiremos el nombre, le negó el derecho de hacerlo, entre estas mismos muros, en donde estuvo presa su madre.

Han pasado 6 años y otra Consejera de Cultura, Elena Fernández Treviño, de la que sí escribimos el nombre, repara esa afrenta, y mediante la magia del teatro, Carlota O´Neill regresó al mismo patio del que nunca creyó salir, y al que dio tantas vueltas sin sentido.

De la mano de Sibila Teatro y de la actriz que da vida a Carlota, todos los presentes compartimos durante una hora y media, parte de los sufrimientos padecidos por Carlota O´Neill en el fuerte de Victoria Grande (1736), y de todas las mujeres que estuvieron allí encerradas, durante los años duros de la represión franquista. Luego, el infernal fuerte se convirtió en la prisión provincial de Melilla, hasta 1996.

La representación de Romanza de las Rejas, llega justo 80 años después de la Liberación de Carlota, la escritora que fijó la memoria de la represión en nuestra ciudad. En apenas dos años, se han dado pasos fundamentales y necesarios en la compensación moral de la violencia absurda ejercida contra una mujer, que a su vez es la voz de todas las mujeres que estuvieron con ella. Sin ese testimonio, casi todos los nombres y hechos se hubiesen perdido en las sombras del olvido, las que siempre persiguieron a Carlota: Entre este pórtico y la romanza de las rejas, hay un puente. Lo pasé en Melilla siendo una chamaca.              El primer año, solo quise morir; incrustarme en aquellas mismas piedras rezumantes de morbo. la muerte se hizo sorda.             El segundo años quise vivir, salir, abrazar, así, con fuerza, con todas mis fuerzas, con mi sangre, a mis dos pequeñas cachorrillas que seguían enronqueciendo llamándome. El tercer año, después del consejo de guerra, fui condenada. El cuarto año me adapté a la cárcel. Alguien me llevó libros. Recuperé mi herencia. Leí.  En el quinto año…¿Cómo fue? Sí. Un día sentí deseos de escribir. Había publicado dos novelas, de niña prodigio; artículos de prensa de Madrid y Barcelona. Era escritora, también por herencia. Lo iba  a ser, por necesidad.

Marina Requena se metió de lleno en el papel de Carlota, tanto que parecía ella. Carlota Mª Vilches hizo un acompañamiento de canto y baile sublime.

Nota: Romanza de las Rejas, reeditada en 2015 fue presentada en Melilla por Vicente Moga en Melilla, con la presencia de Carlota Leret (Medalla de Oro de Melilla en 2019)

Lorca en Victoria Grande


«De noche el mataron al caballero, la gala de Medina, la flor de Olmedo» Lope de Vega

Hay asesinatos que atraviesan los siglos, el de Lorca en el Barranco de Viznar es uno de ellos. Le mataron por muchas cosas y en realidad por nada, es como dice Francisco Umbral en Lorca, poeta maldito, un asesinato superfluo. Sin embargo, en la introducción de Ian Gibson, recalca el compromiso político de Lorca con La República y con las clases populares frente a las oligarquías. En España, aunque no se pertenezca a ningún partido político, tomar determinadas actitudes o posiciones, ya es comprometerse.

A Lorca, que pudo alcanzar a Lope o a Shakespeare, se le mató por muchas cosas. Él era un espíritu literario libre y puro, que nunca imaginó que nadie pudiera matarle, por motivos tales como la envidia (familiar, personal, política): «Lo que en otros no envidiaban, ya lo envidiaban en mí», escribe en la muerte de Antoñito el Camborio. Escribe Umbral: España es un país de envidiar a los primos, a los hermanos, a los primos-hermanos. El español envidia al prójimo como a sí mismo. Federico García Lorca <viva moneda que nunca se volverá a repetir>.

«España sempiternamente inquisitorial. España es Bernarda Alba, pero Federico no escapará al trabucazo de Bernarda alba, como escapó Pepe el Romano»1 .

La noche de Lorca con Sibila Teatro

La pandemia ha obligado a buscar lugares al aire libre para las representaciones culturales y teatrales. Ceres Machado y el grupo de Sibila Teatro recoge la mejor tradición teatral melillense de la asociación Tallaví (Cesar Jiménez y Jesús Arrarás), de Concord (Jose Mª Antón y Teresa Jornet), Teatro Arrabal (Antonio Caparros) de Bombalurina, y tantos buenos actores, actrices y artistas que han surgido en la tierra melillense.

Un grupo magnífico de actores, en un escenario insólito, los fuertes de Victoria Grande (antigua prisión de Carlota O’Neill y de tantos ) y de Victoria Chica. Lugares de sufrimiento y memoria, el punto desde donde se trazaron los límites de Melilla en el siglo XIX. Allí, en tres estaciones, el público asistente asistió y participó de una muy original puesta en escena, que incluía el propio traslado de los espectadores. Alejandro Vergara, María Vilches, Sara Ahmed, María Mansilla, Irene Flores, Manu Arrarás y todos los que formaron el elenco que representó «A solas con Lorca».

Nota: 1 Francisco Umbral, Lorca Poeta Maldito. Austral, 2007