El Unión Popular de Langreo
Consejero Rachid Bussian y Luisma Rincón, presidente del Melilla
La cía comandante Franco
Instante previo al primer gol
Tte. Francisco Jesús Aguilar
Fútbol, memoria histórica y la Revolución de Asturias
Mi primer recuerdo sobre el Unión Popular de Langreo es infantil, de la década de 1970, cuando vivimos en Oviedo y mi padre nos llevaba al estadio Carlos Tartiere a ver determinados partidos. Uno de ellos fue el del Real Oviedo contra el equipo que hoy hay pisado el Álvarez Claro. Allí fue la primera vez que vi al Atlético de Madrid, cuando el
Real Oviedo y el Sporting de Gijón estaban en 1ª División. La uniformidad habitual del Langreo es azul y grana, en amplios cuadros rojos.
En los asientos de Tribuna hemos visto al consejero de Urbanismo y Deportes Rachid Bussian, al vicepresidente 2º Hassan Mohatar, al presidente del club Luisma Rincón y al ex consejero Nono Miranda. Las reformas en la puerta de acceso y el en placo de autoridades y prensa obligan a todos a estar en las gradas, aunque es habitual verlos ocupar sus asientos de socios, como es el caso de Sabrina Moh, delegada del Gobierno.
Memoria y revolución en Asturias
Mieres, Langreo, Avilés, La Felguera o Sama son ciudades emblemáticas de la cuenca minera de Asturias, la que protagonizó la célebre Revolución de Asturias en octubre de 1934. Los historiadores revisionistas y los falsificadores de la historia presentan este hecho como el inicio de la guerra civil, pero es una burda mentira y una manipulación, que sin embargo nutren la concepción ideológica de la ultraderecha (VOX) y está contaminando a la lo que hasta ahora constituía el centroderecha (PP).
La durísimas condiciones de vida y trabajo de los mineros de la cuenca asturiana, muy politizada, así como el gobierno de la confederación de derechas (CEDA), también conocido como bienio negro, alimentaron un estallido revolucionario que en ningún momento pretendió ni estuvo en condiciones, de suplantar al Estado. Cuando el 26 de octubre de 1934 el general López Ochoa entró en Oviedo, la revolución ya se daba por fracasada, y había dejado tras de sí un amplio historial de destrucción, vandalismo y también de crímenes injustificados.
El general López Ochoa fue encomendado por el gobierno de La República para sofocar la revuelta, y de hecho llegó a Oviedo en el plazo mínimo posible, teniendo en cuenta que en aquella época los ejércitos se desplazaban a pie. Saliendo de León en dirección a Campomanes y con una única orden en su libreta: «cumplir la orden con el menor número de bajas posibles». Como de hecho así fue.
Sin embargo, la derecha más radical se impacientó, y acusó al general republicano de retrasar su marcha por el puerto de Pajares, y maniobró para cortar la revuelta de un modo más drástico y rápido, consiguiendo desplazar por barco a la temida Legión o Tercio de Extranjeros, a cuyo mando se encontraba el no menos temible Juan Yagüe Blanco, quien inició en Asturias su aureola de militar sanguinario, y que alcanzó su gloria extrema en Extremadura (1936), con los apodos de la hiena o el carnicero de Badajoz. Juan Yagüe desembarcó en Gijón y se dirigió con sus tropas de modo directo a la cuenca minera, en donde obtuvo su rendición el día 18 de octubre, entre el noticias de una violencia nunca vista en territorio español por parte de legionarios y regulares.
El monumento a Juan Yagüe fue trasladado desde San Leonardo hasta Melilla, en donde es honrado en el patio de una fundación privada. En Asturias le han devuelto su calle al siniestro militar y teniente coronel del Tercio. La Legión de hoy no es la de aquellos tiempo, pero debe modernizar y democratizar su imagen, renunciando a tan cuestionables nombres. En la Feria de Turismo se han presentado con su imagen más moderna, con mujeres entre sus filas y también como mandos.
Franco no solo no es el fundador de la Legión, sino su tercer jefe. Si figura militar fue incluso cuestionada por el coronel y profesor de la Academia de Zaragoza Carlos Blanco Escolar. Todo su enaltecimiento es posterior a sus acciones militares, y solo se construyó su mito tras su acceso a la Jefatura del Estado. Hay nombres y ejemplos más modernos que enaltecer, como el del teniente Francisco Jesús Aguilar, muerto en Mostar, Croacia en 1993. Ni Millán Astray ni Valenzuela tienen compañías con su nombre en el Tercio, salvo Franco en Melilla.
La revolución asturiana, un inmenso error político, se saldó con 1100 mineros o paisanos muertos, 296 militares y guardias civiles caídos, más 33 religiosos, aparte de la destrucción de una gran parte del patrimonio civil y arquitectónico de la zona de la revuelta.
PD: El general López Ochoa fue asesinado en Madrid por miembros de la CNT en 1936, tras ser sacado del hospital de la prisión de Carabanchel.