Sobre la fragilidad de nuestro mundo


Y los poderes que acechan en lo oscuro

En julio y con estos títulos, dejamos marcada esta reflexión, que estaba apuntada desde tiempo antes. En realidad estaba iniciada en octubre de 2021, cuando la luz que imaginamos ver, empezaba a titilar frente a las tinieblas, siempre amenazante y frente a los poderes que acechan en lo oscuro. Tampoco toda sombra es mala y no toda luz es beneficiosa, porque hay alguna que ciega.

Nuestro mundo, el que conocíamos, fue asaltado por una pandemia y en febrero del ya casi extinto año Rusia se saltó todas las convenciones existentes en las relaciones internacionales, e inició la invasión de Ucrania con el fin de hacerla desaparecer en pocas semanas. Estos dos sucesos están imponiendo cambios en el mundo, que difícilmente pueden apreciarse, pero que sí han mostrado la debilidad de nuestra posición en él. Todas nuestras seguridades y axiomas pueden desaparecer en un solo instante, por la acción de una sola persona, a la que nadie es capaz de oponerse. Es el caso de Vlad Putin, pero también el de tantos otros dictadores, tiranos y autócratas, pasados y presentes. Solo Estados democráticos muy asentados, con estructuras e instituciones sólidas, pueden hacer frente a los autoritarios o a los poderes oscuros. España no lo es y las amenazas ahora mismas son diversas y en distintas direcciones.

En el pasado mes de agosto, el presidente Pedro Sánchez hizo referencia a la actividad de «poderes ocultos» y ya decidimos dar luz a esta reflexión apuntada pero no escrita, desde hace tanto tiempo. ¿Pueden desvelarse esos poderes ocultos? Por supuesto, pero ya no valen ninguno de los viejos esquemas de análisis. Hasta las instituciones que creemos más sólidas y transparentes están expuestas a esos poderes oscuros. No hay nada a salvo de esas acciones y ni de los señores de lo oscuro. Incluso el exceso de luz puede llegar a confundir. La información contaminada es tanta, que resulta difícil distinguir una verdad de una mentira. Hay quien obran en favor de la sombra con antorchas en la mano, y quienes desde la sombra arrojan luz y logran desvanecer la. Está es la acción del Alminar desde hace ya 11 largos años. Por eso seguimos aquí. Y solo esta es la única clave posible.

Los que distingue a los servidores de una y otra causa, son los hechos. Eso es lo que distingue, el diferenciarse claramente de aquello a lo que se combate. Cuando un poder ya no se distingue del anterior es que ya es lo mismo. No solo es decir la verdad, es también hacerla visible. Son los hechos los que distinguen y transforman con sus resultados. Luz constante pero no cegadora. La verdad también se defiende desde la zona de penumbra, pero en ella debe verse claramente. El cristal debe permitir ver, pero también proteger. Lo que no se puede es apedrearlo.

Solo debemos alejarnos del que oculta y miente y del que dice pero no hace. La acción debe ser siempre nítida aunque no se vea en su conjunto, porque no es luz todo lo que reluce. Esto es lo que separará a unos de otros, quieran o no.