La República en Melilla


 

          Los primeros resultados electorales, los primeros nombres, las primeras imágenes. Todo aquello que ha estado vetado y olvidado en nuestra historia reciente. Lo que nadie ha podido citar porque nadie conocía, ni sabía de sus existencia. La gente leyendo El Popular en las calles. Es una presentación más limpia, más alegre, más festiva que la del Telegrama del Rif. Merece la pena este instante de recuerdo, ahora que lo hemos recuperado y lo lanzamos a la Rosa de los Vientos, desde la parte más alta del Alminar. Hay muros de silencio que tenemos que empezar a derribar. Ya se ha callado bastante y durante demasiado tiempo. No era un periódico de fotografías, El Popular de Melilla, pero en este caso hicieron una excepción.

            Es hora de que los nombres de los personajes republicanos accedan con todos los honores al callejero de Melilla. Hay más de 70 nombres franquistas que quitar. Es la hora de abrir las puertas a la memoria, de una vez y para siempre.

Sobre El Popular de Melilla


La proclamación de La República en Melilla

        Conocida es y ha sido nuestra particular batalla contra los archivos personales de autor (APAs), o sea, todos aquellos fondos que muchos van recabando a lo largo de su vida, mediante contactos, una determinada posición social, y que nutren sus fondos personales, pero solo para el propio beneficio. Son archivos que permanecen ocultos para el común de las gentes e investigadores, y que jamás verán la luz, porque ni ellos mismos pueden aliviar tal cantidad de información de datos y archivos fotográficos, ni tampoco permiten a otros que los utilicen. Hay personas, muy pocas, que sí dejan consultar sus archivos y que comparten la información que se le solicita. Los esquilmados archivos públicos de nuestra ciudad están a años luz de la catalogación total y de la digitalización, con métodos y sistemas de búsqueda de las bibliotecas del siglo XIX, en donde el lápiz y el papel es la única forma de extraer datos. Otros están tan exangües de documentación, que ni merece la pena pasarse por ellos.  El resultado es que la historia de Melilla se pierde y desaparece. Solo hay una excepción y es la del Archivo Intermedio Militar y su biblioteca contigua.

         Tan solo nos suministran unas pocas gotas, en forma de libros, cada uno o dos años. Sobre Enrique Nieto llevamos ya hay una centena de libros publicados, a cual más caro, mientras su obra física va desapareciendo en la calles de la ciudad.

                      José Mingorance y El Popular

            El Popular de Melilla fue un periódico coetáneo en nuestra ciudad entre 1931 y 1934, al Telegrama del Rif. En los archivos públicos no queda ni rastro del mismo, y los únicos ejemplares de El Popular están, cómo no, en los APAs y en la Biblioteca de Tetuán. Hace pocos días, le han concedido una calle en Melilla al que fuera director del Popular, el periodista José Mingorance.

            El Alminar de Melilla cuenta con el acceso a las fotografías digitales de los archivos existentes del periódico. No es una digitalización del periódico, sino una colección de fotografías digitales del mismo. Poco a poco, y según nos vaya pareciendo, iremos subiendo y compartiendo desde El Alminar, determinadas fechas.  Será una forma de que todos los melillenses interesados en nuestra historia, tengan a su disposición lo mismo que unos pocos privilegiados.

       Para iniciar nuestro recorrido hemos escogido una fecha emblemática, la de la proclamación de La República en nuestra ciudad.   Todo esto es inédito y por eso lo compartimos y divulgamos. Es una nuestra contribución a la memoria histórica y nuestro homenaje a El Popular de Melilla y a José Mingorance.

La casa más antigua de Melilla


                 Esplendor y ruina de la Casa Lafont

           Lo que está habitado y se mantiene en uso se conserva, lo que se olvida se desmorona. Casi nada escapa a esta ley inexorable. Hasta la década de 1980 la Casa Lafont se mantuvo en uso por sus dueños, los herederos de la histórica familia. La Casa Lafont era famosa por unas pinturas, algo toscas, existentes en el hueco en de la escalera, y que representaban a las cuatro estaciones climatológicas. Tras un cambio en la propiedad del inmueble, la Casa Lafont fue ofrecida en dos ocasiones a la Ciudad de Melila,  para que a cambio de que ésta corriese con los gastos de la rehabilitación, cederla por un periodo de diez años para usos culturales. No cuajó la iniciativa. El presidente de Melilla era entonces Mustafa Aberchán, y ni siquiera se tuvo en cuenta la propuesta, entre otras cosas, por ser demasiado onerosa la rehabilitación, y por ser una cesión temporalmente corta.

        Diez años después, en 2009, se intentó repetir la cesión, corriendo esta vez la rehabilitación a cargo del Ministerio de Cultura, asunto que originó un escándalo en La Asamblea de Melilla, con intervenciones muy agresivas por parte de los miembros del Gobierno. Como inmueble,  la Casa Lafont, carece de valor artístico, salvo por los sillares.  Lo único que la hacía llamativa era su antigüedad, y que  ha sido considerada siempre como el primer inmueble civil de la ciudad, y las pinturas de la caja de las escaleras, que ya el Cronista de Melilla señaló como toscas y de poco valor artístico. Nada justificaba pues, una rehabilitación (500.000€),  a cargo del erario público.  Hace ya tiempo, un correo advirtió al Alminar de que los frescos, o las pinturas, ya no estaban en el interior de la vivienda. No se sabe si han sido retirados para ser conservados, o simplemente se derrumbaron.

         En el interior ya no queda nada. El histórico inmueble ya solo es habitado por un gato, y dentro está todo diáfano. El derrumbe parece haber dejado al descubierto la existencia de un antiguo fuerte, pues en el fondo se puede ver lo que parece ser una tronera defensiva. Últimamente están apareciendo en la Ciudad Vieja,  restos históricos con los que nadie contaba, caso de la Capilla de La Enramada en la Casa del Reloj. Otra ley inexorable es que nada desaparece del todo, sino que todo aguarda su momento para volver a ser descubierto. Caso de hacer alguna obra aquí, habría que excavar primero y ser visada la propuesta por la Comisión de Patrimonio.

    Notas: (1) http://www.diariosur.es/20090130/melilla/imbroda-anuncia-casa-lafont-20090130.html,

                 (2) http://www.diariosur.es/20090130/melilla/sarompas-cuestiona-actitud-gobierno-20090130.html

El autor de la estatua de Estopiñán


 

                         La historia de un autor

                La amputación del » brazo armado» de la estatua de Pedro de Estopiñán en Melilla La Vieja, ha servido para poner de actualidad muchas cosas. Entre otras, y la más importante es la del nombre del autor de la efigie, el alcarreño Restituto Martín Gamo, artista nacido en Guadalajara en el pueblo de Condemios de Arriba en 1914. El importante dato fue rescatado por el historiador religioso melillense José Luis Blasco, que colabora en El Alminar bajo el nick de Imparcial. También aportó otro dato, el de la inauguración del monumento en su emplazamiento original (17-09-1970), junto a la antigua estación de autobuses, en la antigua calle del Mantelete.  La estatua lleva pues en la ciudad 42 años, de los cuales 12 han transcurrido en la situación de la plaza de Estopiñan, en la ciudad vieja. Indagando más en el nombre del autor, descubro otro dato semi olvidado, y es que la escultura  de Isabel La Católica de la plaza de Torres Quevedo, es también del mismo autor. También lleva en uno de sus brazos una espada. Es una coincidencia curiosa. Buscando otros datos del escultor alcarreño, aparecen más obras suyas en otras ciudades de España, tales como la réplica  de un busto de Pío Baroja en el casco viejo de San Sebatián, o una figura de San José en una interesante iglesia de Madrid.

                   Refranquistización tardía de Melilla

        Toda España soltaba lastre con respecto a Franco en el inicio de la década de 1970, salvo nuestra ciudad, en donde a lo largo de la década se producirá un anclaje más firme si cabe, con respecto al Generalísimo Franco.  El impulsor de esa refranquistización será el alcalde Mir Berlanga, creador del mito de la conquista de Melilla y de algunos otros más. Casi 5 siglos después del hecho, se colocará la primera efigie de Pedro de Estopiñán.  Simultáneamente se erige  una escultura dedicada a la reina Isabel La Catolica, transformada en un idealizado ángel flamígero y evangelizador, del mundo y de Melilla. Se dedica también una placa en 1972, en la calle Castillejos, que recuerda el paso de Franco, como Jefe de La Legión, en el inmueble, y se bautizará con el nombre de Melilla a un petrolero, acto al que acude Alcalde Mir Berlanga, y que tendrá a su excelencia La Señora (Carmen Polo), como madrina del acto. Fue una verdadera lástima que solo tres años después de este impulso franquista en nuestra ciudad, falleciera el objeto de culto,  Francisco Franco.

      El hostil acto de amputación de la estatua del conquistador real o supuesto de la ciudad, llevado a cabo por un grupo marroquí de intenciones anexionistas, ha sacado del olvido a un escultor, que en 1943 fue Premio Nacional de escultura.

        Notas: http://www.agustinosrecoletos.org/es/reportajes.php?carpeta=201003&reportaje=srita&id=10.

http://gentesdeguadalajara.blogspot.com.es/2011/08/restituto-martin-gamo.ht

La grúa flotante embarrancada


       Un temporal de levante en la noche del 12 al 13 de diciembre de 1949, con efectos acrecentado por la inexistencia del dique marroquí de Beni Enzar, arrancaba una grúa autopropulsada de su emplazamiento, y la lanzó hacia la playa de San Lorenzo, en donde quedó embarrancada. En aquella época era normal ver barcos varados frente a la línea de playa de la ciudad. En más de una ocasión, los temporales barrían los barrios del Industrial y del Hipódromo, anegando calles y provocando graves daños en las casas.

               El salvamento de la grúa fue muy complejo y precisó de la elaboración de un informe técnico, en donde se especificaban las características de la grúa, de 80 Tm. de peso, su casco plano,  y su gran manga de 16 m. Para desencallarla fueron necesarias las habituales labores de draga, a las que se  recurría en casos extremos por ser muy onerosas, y a la acción más frecuente  de los remolcadores de palas cambiables. Por lo general, tanto los remolcadores, como los  especialistas pertenecían a  empresas privadas, lo que encarecía aún más las labores de rescate.

               Los trabajos se prolongaron a lo largo de tres meses y se repararon 23 vías de agua en el interior de la grúa flotante. Hubo que construir un dique seco alrededor de la misma, apuntalar el caso, instalar tuberías para el drenaje de agua y los mencionados canales de dragado, utilizando gran cantidad de peones tanto de día como de noche. El coste de la operación fue de casi dos millones de pesetas de la época. El informe concluye con una interesante descripción de las características de las corrientes en el interior del litoral melillense.

Silencio sobre un fuerte español


          Como dijera San José Mª Escrivá de Balaguer: «Bendita la perseverancia del borrico en la noria». Cuando hicimos la primera entrada sobre el hallazgo de lo que pudieran ser los restos del Fuerte de San Miguel el pasado 11 de abril (https://elalminardemelilla.com/2012/04/11/hallazgo-en-el-fuerte-de-san-miguel/), nunca imaginamos que casi dos meses después, nadie fuese capaz de expresar la más mínima opinión sobre este hallazgo, sea importante o no. Lo peor es que el futuro Centro Tecnológico de Melilla lleva dos meses paralizado, y en los medios de comunicación de Melilla no se ha publicado ni una solo línea, información u opinión, ni sobre lo aparecido, ni sobre la paralización de los obras. La Ley Mordaza impone un cerco de hierro impenetrable.

          La información circula en redes sociales, en blogs, en «petit comité», o si uno es afortunado y tiene contactos, un pequeño soplo suele ayudar bastante para orientar las indagaciones. Para tranquilidad de «la nomenclatura» diré que hasta El Alminar ya se atreve a acercarse cada vez menos gente. Las consignas de guerra están funcionado: «No vayas allí que te lían.., ten cuidado con acercarte a.., lo manipulan todo.., la verdad nunca está ahí fuera.., se vive mejor entre las paredes de la nomenclatura.., el invierno llega y es frío.., tened cuidado y cerrad todo para que no puedan fisgar..».

      No da igual. Tenemos todos fotografiado. Existen nuestros gargantas profundas. Hay gente que nos envía cosas a través de mails absolutamente anónimos. Hay paredes que no tienen puertas, casas que no tienen tejado, puertas que no tienen paredes y somos como el agua, siempre nos abrimos paso. Corremos riesgos en busca de nuestros objetivos, nos arrastramos por el lodo si es necesario, o nos subimos a alturas inverosímiles. Hasta ahora la fortuna está de nuestro lado, nos protege y sobre todo, corregimos nuestros errores.

          Volvimos al fuerte de San Miguel para corroborar si lo que había dentro de una de las aspilleras era una bala de cañón y para ello hicimos las fotos más cercanas a nuestro alcance.  Era solo una azada, pero lo que hubiésemos dado por que fuera una bala de cañon. Esta mañana había allí ingenieros topógrafos haciendo sus mediciones, no sabemos con qué fin. Expertos dicen que los cimientos de ese fuerte, son a su vez los de otro fuerte más antiguo. Esos sí serían importantes. No busquen nada de esto fuera de El Alminar.

       Nota: Solo el blog de mi amigo Carlos Esquembri ha publicado algo sobre este extraño asunto: http://surdealboran.blogspot.com.es/2012/06/los-restos-del-fuerte-de-san-miguel.html

Depósito de agua de la Granja Agrícola


                 Ignoro quién y porqué decidió conservar este depósito de agua, estéticamente atractivo y atrevido desde el punto de vista arquitectónico. Tampoco recuerdo si hubo debate previo sobre tirarlo o conservarlo, en una zona histórica y llena de historia, la Granja Agrícola, en donde se ha tirado absolutamente todo. La explanación fue del 99%, salvo este depósito de agua.

             Indudablemente acertaron conservándolo, porque se ha convertido en un icono del Parque decorado Forestal y a quien corresponda el mérito de haberlo mantenido en su lugar, en medio de la orgía de destrucción que supuso la modificación de  esta histórica zona verde de Melilla, solo cabe el reconocimiento por parte de El Alminar. El autor de este depósito fue el ingeniero Julio de Castro Nuñez, que dejó un variado legado en la ciudad y tuvo una desigual suerte, pues el primitivo techo voladizo del estadio álvarez Claro, hubo de ser derribado por algunos problemas en su estructura.

             Recupero un artículo de otro investigador heterodoxo de Melilla, Ginés Adán, en donde publicó la historia de este depósito y el catálogo de las obras más conocidas de este ingeniero. No se sabe por qué razón, algunos periódicos están blindando sus hemerotecas, o poniéndoles un coto temporal, con lo que dificultan o impiden la labor de investigación, aunque quizá la intención sea esa. Un día trataremos el tema del blindaje de los periódicos y de sus hemerotecas. Los analizaremos uno a uno.