La franja de Gaza


El Estado de Israel fue proclamado de modo legítimo el 14 de mayo de 1948, tras autorizarlo la Organización de Naciones Unidas, en un plan diseñado ex profeso. Sin embargo, el plan albergaba la semilla del error, pues al consentir la partición del territorio, se inducía a la creación de zonas étnicas puras. El traslado forzoso de la población palestina, asentada en la zona desde varios siglos atrás, comenzó de inmediato. Es cierto que el ala dura del sionismo, apoyada por Inglaterra como antigua potencia colonial, comenzó a desbordar los límites establecidos por la ONU, ocupando ilegalmente territorios que no le pertenecían.

Este proceso, hay que tener mucho cuidado con los términos a emplear, recuerda mucho al que siguieran los Estados Unidos en su formación y expansión, con la población india autóctona, a la que fue masacrando primero, y luego recluyendo en reservas. En realidad, Cisjordania y la franja de Gaza son dos reservas. Es lo que creó la ONU, porque no sabía aplicar otro modelo. Este funesto modelo de división étnica, se acabaría repitiendo en la Guerra de Yugoslavia (1991-2001). Aquí hay que recordar siempre, que la alianza de Europa, bombardeó una capital europea, Belgrado, entre marzo y junio de 1999, matando a casi 500 soldados del ejército yugoslavo, y entre 2000 y 5000 civiles. Los rectores de la OTAN, y los presidentes de los países que participaron en esos bombardeos, cometieron un claro «crimen de guerra». La OTAN pretendía forzar y consiguieron, a que Serbia renunciase a un territorio serbio, como era Kosovo. Luego consintieron y autorizaron la aberración de dividir Bosnia-Herzegovina, en zonas étnicamente diferenciadas. A algunos de esos líderes todavía los vemos hablar en televisión, otros ya murieron.

Estando documentada la «limpieza étnica» en Palestina, por el profesor israelí Ian Pappé, no son comparables a las atrocidades vistas y consentidas en Yugoslavia, o las llevadas a cabo por los Estados Unidos en su territorio, o por los ingleses con los aborígenes australianos. Israel surge por la enorme vergüenza de las naciones europeas ante la magnitud del Holocausto, en el que las 3/4 partes de la población judía europea fue exterminada, 6 millones de personas, y ante la presión de 2 millones de judíos europeos sobrevivientes, viviendo en campamentos por toda Europa, sin hogar y con todas sus propiedades expropiadas.

No hay ninguna razón bíblica para la creación de Israel, solo vergüenza y culpa, que pagaron otros inocentes, los palestinos, que fueron desposeídos de sus tierras y medios de vida. Se eliminaron aldeas, ciudades, fueron talados más de 700.000 olivos y naranjos, y se reasentó a la población desalojada en lugares muy distintos de los que eran originarias. Al error conceptual de la partición del territorio, siguió otro que no ayudó en nada a una evolución pacífica de las cosas, y es la inmediata declaración de guerra por parte de la Liga Árabe, a la proclamación del Estado de Israel en 1948.

Matanzas y crímenes de guerra en Gaza

Una matanza o un crimen de guerra lo es, tanto si se mata a 100 personas como a 3.500. Cada categoría tiene su magnitud. No hay posibilidad de hacer un «bombardeo selectivo», cuando se lanzan bombas en medio de ciudades, como hace el Ejército de Israel. Las víctimas civiles aparecen siempre, y además, al estar encerradas en un territorio (Gaza) no hay posibilidad de escapar. Están en una situación de indefensión completa.

Hamas es un grupo fundamentalista y terrorista, que lanza su cohetería de modo indiscriminado sobre las ciudades israelíes. Más del 90% de esos cohetes son destruidos por el «escudo defensivo» de Israel. Hamas esconde y utiliza la infraestructura civil de Gaza para sus actividades terroristas, como el lanzamiento de cohetes.

Sin embargo, nada de eso es excusa para las acciones de represalia por parte del Gobierno israelí. El límite moral está en la muerte de niños. Lo mismo nos da que sean por causa de los bombardeos selectivos, como dice la Autoridad Nacional Palestina (ANP), o por los propios cohetes de Hamas, como afirma el Gobierno de Israel. Esa es la diferencia que debe existir entre un Estado democrático e integrante de la ONU, y un movimiento terrorista reconocido como tal, como es Hamas. Hemos consultado todas las fuentes, y algunos hechos son innegables, aunque el gobierno israelí explique que al menos 350 de esos 2300 cohetes lanzados cayeron sobre la propia franja.

La desproporción de las fuerzas en litigio, de los medios empleados por ambas partes, y la imposibilidad de huir por parte de una población encerrada en una franja de terreno, hace imposible calificar a esta situación como conflicto bélico. Palestina no es Hamas, ni esta organización es un ejército. La población de Gaza no debe sufrir la destrucción de infraestructuras vitales, por parte del gobierno de Netanyahu, una vez tras otra.

La Comunidad Europea y la propia ONU, deben tomar cartas en esta situación inhumana, y forzar a la negociación con el Estado de Israel, que debe respetar todos los acuerdos y resoluciones de los organismos internacionales, devolver los territorios ocupados, y comprometerse a para la política de asentamientos en territorios palestinos. El sufrimiento de la población de Gaza debe tener fin y la población tener alguna esperanza. Toda la ayuda internacional se pierda con cada nueva destrucción. Esto es lo que identifica a un Estado democrático, que está obligado a cumplir con todas las normas y tratados internacionales, tanto los generales, como aquellos que le afectan de modo específico.

Las cifras de UNRWA no admiten discusión: 76 edificios y mas de 700 viviendas destruidas. Daños en la red eléctrica, de agua y de saneamiento. 139 muertos, de los cuales 39 son niños y mas de 1000 heridos entre la población palestina. En el lado israelí hay 9 fallecidos, de los cuales 2 son niños. Los cincos niños de la fotografía perecieron sepultados en un bombardeo. Hamas e Israel se responsabilizan mutuamente de la acción.

Fuentes: United Nations Relief and Works Agency, cuenta oficial del Estado de Israel, Palestina Hoy