El Hornabeque


                  El Hornabeque es un foso defensivo de los recintos de la Melilla originaria, modificada por los castellanos para su defensa. Está excavado a mano, por debajo de la roca y separa los recintos segundo y tercero. Al otro lado del baluarte de San Fernando se encuentra el foso de los Carneros, en donde se enterraba a los apestados y a los muertos por traición o fiebres. La excavación del foso en el siglo XVII dejó a la vista dos de los muchos silos de almacenamiento de la ciudad musulmana. Todo está lleno de túneles y vías cubiertas de comunicación entre los recintos, para resguardarse del constante tiroteo de los rifeños sobre la ciudad de los castellanos, que soportó un largo asedio de cuatrocientos años.

                   El foso del Hornabeque fue el lugar de un suceso increíble,  de un intento de asalto a la ciudad, en la que un santón o morabito intentó invadir y adueñarse de la ciudad mediante un ardid o peregrinación de lugareños. Es lo que se conoce como «suceso del morabito». Los alcaides de Melilla se pasaron sus mandatos de reclamando albañiles, canteros, herreros y ladrillos. Las penalidades fueron muchas, como relata Rodríguez Puget en Crónicas de una fortificación: «El alcaide Bernabé Ramos de Miranda comunica el 26 de enero de 1690 el mal estado en el que se halla la guarnición, con 434 hombres de tomar armas, justos para cubrir la muralla y puestos sobresalientes. Por todo ello no hay gente suficiente para trabajar en las obras más precisas, y al no disponer de albañiles ni canteros están paradas las obras (hornabeque). Extraña el alcaide que los ministros de Málaga reclaman el mal albañil que enviaron, que ya se ha muerto, un herrero y dos canteros en un momento en el que hacen falta muchos». Melilla siempre estuvo en riesgo de perderse.

                                               Los restos del Belén

           Siempre es necesario contar un poco de historia para recordar en dónde nos encontramos y su contexto. El foso del Hornabeque fue rehabilitado hace unos años y se invirtió en él una suma importante de dinero. Actualmente se utiliza para dos eventos importantes y estables en la ciudad, el mercado medieval y el tradicional Belén de Navidad. Es precisamente de esta última celebración de donde proceden estos «restos históricos» que ahora pueden contemplarse; la fuente romana de mármol,  y los depósitos para el teñido de cuero de procedencia medieval.

                 Una cosa es decorar y ambientar una zona para circunstancias determinadas, con elementos móviles que puedan ser retirados sin problemas; y otra muy distinta dejar elementos anacrónicos fijos como estos dos. No solo no embellecen el lugar, sino que demuestran poco interés por él y su historia.

 

 

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Las puertas ocultas de la muralla


 

          Todo lo relacionado con la Ciudad Vieja, su pasado oculto, su historia y sus cuatro recintos, conforman el Área 51 de Melilla. No hay información de nada y si se descubre algo no se comunica a nadie. La divisa sigue siendo: «Se oculta, se destruye, se tapa». Es la doble ocultación, el desconocer que ni siquiera se sabe. Aparecieron «muertos» en el 4º Recinto y las fotografías y la información están ocultas bajo 7 llaves, en la cofradía de los secretos absurdos. Hay mucho miedo a descubrir algo que no se quiere conocer, o a aquello que no debería esta ahí.
La lucha contra la ocultación en el Área 51 es una constante en la historia del Alminar, ayudados siempre por la colaboración ciudadana. Un año tras otro, con la perseverancia del borrico en la noria (san Josemaría dixit), hemos desvelado la situación de la Casa del Gobernador, verdadero epicentro de la Zona Cero, de la que nada puede saberse o decirse.
                                            La 7ª puerta sobre la muralla
Todo se construye sobre algo y se edifica con los materiales anteriores. En la mezquita-catedral de Córdoba están contadas todas las columnas e identificadas sus distintas procedencias. En Melilla a muy duras penas se reconoce el pasado de la ciudad sobre la que se asentaron los españoles en 1497. Si existe un hallazgo inconveniente, solo se explica si hay una historia posterior y creíble (caso del aljibe viejo de la Batería Real).                En caso contrario no se vuelve a saber de él. Una de las zonas en donde no se respetó nada de su configuración original, fue en el Baluarte de San Fernando, en la rehabilitación/falsificación que se llevó a cabo en 2011, el año de la creación del Alminar. Afortunadamente habíamos fotografiado cada palmo del terreno, para luego mostrar la alteración irreparable. Desde entonces hemos seguido esa táctica: fotografiar y guardar.
El frente sobre el foso del Hornabeque, entre los baluartes de San José y San Fernando, presentaba, además de un lamentable estado, una configuración extraña. En un lateral, era claramente visible que no todo el frente de la muralla era homogéneo. Había claros indicios de haberse tapiado una puerta o un hueco. Así ha permanecido años hasta la actual «rehabilitación», en la que sobre una muralla de piedra, se ha colocado una puerta de chapa. Por supuesto no hay comunicación alguna sobre la localización de esta puerta o hueco. En las escaleras de acceso existía una oquedad excavada sobre la piedra, que podía ser un antiguo silo de almacenamiento de grano, como otros muchos que todavía poder verse sobre en la Ciudad Vieja. Algunos fueron eliminados por completo.
Los indicios sobre la piedra indicaban claramente que allí existía algo, que ahora aparece. Nos ofrecerán una explicación o no. En cualquier lugar se comunica cualquier hallazgo, por mínimo que sea. En la taifa africana, no. También puede que se todo más sencillo, y que hay cosas en las que simplemente no tienen ningún interés.
Hay muchas otras zonas interesantes a lo largo de Melilla la Vieja. Como siempre hemos dicho: «queremos mirar donde otros han mirado, y ver lo que otros no han visto». Todo esto ha sido una escombrera hasta la fecha y esta ya es la 3ª rehabilitación en 10 años.

        Nota:https://elalminardemelilla.com/2011/07/15/baluarte-de-san-fernando/; https://elalminardemelilla.com/2012/02/05/en-busca-del-monolito-perdido/

La plaza húmeda


        Lo que hoy conocemos como plaza de Las Culturas ha tenido diversas denominaciones y usos a lo largo del siglo XX, el de la expansión de la ciudad. En siglos anteriores fue terreno de huertas y de confluencia fluvial de los distintos arroyos que bajaban desde los montes que rodean el peñón rocoso. Esta muy cerca del mar y abierta a los cuatro puntos cardinales. En invierno es  fría y húmeda y muy calurosa en verano.

         La línea de costa sobre la que se asienta Melilla mira hacia levante, uno de los vientos dominantes sobre la ciudad, el más húmedo, el que provoca grandes temporales en el mar y que ha causado grandes daños en la ciudad en el pasado, e incluso derrumbes en el recinto amurallado.

          La plaza de Las Culturas, antaño de Los Carros, recibe toda la humedad del mar través de los fosos de Los Carneros y del Hornabeque, que son auténticos cañones de aire. A veces hay viento cruzado sobre la plaza y la transforman en un lugar inhóspito y frío. En esta situación colaboran las calles de Calderón de la Barca y Pablo Vallescá.

          En mañana húmedas, como la de este último día de enero, el suelo de la plaza aparece mojado. El pavimento elegido no resulta adecuado, porque es artificial e impermeable, por lo que se forman charcos y resulta muy resbaladiza y peligrosa. La ausencia de sombra en verano, en tiempo cálido, la convierte en una plancha, por lo que es solo utilizable a partir de la puesta de sol. Hoy la hemos recorrido entera, para descubrir los misterios y razones de su humedad y del mal micro clima que la caracteriza.

La caída del Impero romano del Hornabeque


                      Delenda est Roma  ( Roma está destruida)

            Hace  pocos días hablábamos en El Alminar de la orgullosa guarnición romana del Foso de Hornabeque, de sus modales poco viriles y de sus poses «lujuriosas», como invitando a pasar al interior de la tienda. Hoy, justo una semana después, Eolo (Dios del viento), dueño y señor del Foso, ha vuelto a abatir de modo inmisericorde y por 2º año consecutivo, a gran parte del Belén.

       La peor parte se la ha llevado esta vez la guarnición romana del castillo de Herodes Antipas. Lo que ayer era puro orgullo, filigrana y posado fotográfico, hoy no es más que una guarnición abatida, sin rastro del campamento, y con el centurión romano muerto en el suelo. Cumpliendo con nuestra obligación de ser notarios de los sucesos de Melilla, hemos podido constatar la zozobra y el triste final tanto de la guarnición de Roma, como de los «pobres pastores» que se ganaban la vida en el Belén. Casi nada ha quedado en pie

           El foso del Hornabeque es un túnel de viento y eso lo sabemos todos en Melilla, todos, menos los encargados de montar el Belén, por 2º año consecutivo en el Foso. Lo sucedido es una metáfora del poder y de la vida. Lo que se construye durante un mes, puede ser abatido en un sólo instante,  y el prestigio y el poder aparentemente mas sólido, puede caer entero en un sólo golpe de fortuna.

             Los romanos creían mucho en los augurios, o los auspicios y eran muy supersticiosos. Existía un Colegio de Augures que interpretaba cualquier signo y muchas decisiones políticas, se tomaban o no, dependiendo de los auspicios. Este es el 2º año que el Belén cae abatido por el viento. Como primera medida, yo no lo volvería a instalar de nuevo en ese lugar. Una cosa es no tomar en cuenta los auspicios y otra, mucho más seria, desafiarlos. Como consejo  final, tomaría muy en serio esta 2ª advertencia y empezaría a modificar ciertos hábitos y prácticas referidas al modo en que se están haciendo las cosas.

   Hay algo, que no está gustando a «los dioses» romanos. O quizá esto sea ya en sí mismo un vaticinio y ya nada pueda evitarse. Estamos viendo sucesos muy extraños. 

        Nota: https://elalminardemelilla.com/2011/12/12/juerga-en-el-palacio-romano-del-belen/

Juerga en el palacio romano del Belén


             Dicen en los cuentos de niños, que cuando los humanos dormimos, los juguetes cobran vida y se ponen a correr y jugar por toda la casa. Las películas infantiles de Toy Story están basadas en ese hecho mencionado en los cuentos clásicos. Yo siempre albergué la esperanza de que parte de esas historias fueran ciertas, y más de una vez esperé que «los duendes» tuvieran hecha mi tarea del colegio, como leía una y otra vez en los cuentos. Sin embargo, nunca encontré rastro de esos duendes que ayudan a los niños y me veía obligado a realizar la tarea yo mismo.

        Pero el otro día, paseando por el recién inaugurado Belén del Foso del Hornabeque, me encontré con el Palacio romano y tuve la sensación de que esos muñecos, que en nada se asemejan a los fornidos y valientes romanos, se habían corrido una juerga majestuosa, en consonancia con su condición de romanos. Es más, daba la sensación de que cuando abrieron el Belén al público, los muñecos corrieron como locos a ocupar sus posiciones, aunque a algunos ni les dio tiempo a ponerse bien el caso o a componer una figura marcial y lustrosa, su condición de soldados exige.

            Más bien, la sensación que transmitía el cuerpo de guardia de Roma, era más parecida a la película de «la jaula de las locas», que a la de aguerridos pretorianos. Juzguen vds. mismos.

    Nota: Ya lo decía Obelix: «Hi romanii dementis sunt» (están locos estos romanos)