La noche violeta



             Violencia contra las mujeres

       En Jueces, uno de los libros de La Biblia, se puede leer un caso de extrema violencia contra una mujer, esposa de un levita, o clérigo menor israelita. Los dioses griegos se transformaban de todas las maneras posibles, para forzar, violar y abusar tanto de diosas como de mujeres mortales, ya fuesen de la propia familia o no, y sin distinción de edades*. Los romanos fundaron su ciudad con un gran rapto de mujeres de la tribu de los sabinos, al estilo de los islamistas de Boko Haram. La violación como arma de guerra se extiende desde las épocas más alejadas de la historia, hasta la guerra de Yugoslavia o el genocidio de Ruanda.

              El asesinato y persecución de mujeres dejó su sello indeleble en la Europa luterana y llega hasta nuestros días, con el pavoroso feminicidio de México. Allí hay muchas mujeres y colectivos luchando y denunciando la desaparición masiva de mujeres, que posteriormente son asesinadas. Uno de los casas más estremecedores es el de Ximena, una niña mexicana de Chiapas, que fue secuestrada y asesinada, pero que presentaba indicios de haber sido «anestesiada». Fridaguerrera es el perfil de una activista contra el feminicidio en México, y que ya ha sido amenazada brutalmente para desaparecer.

               La violencia contra las mujeres,  o de género, los asesinatos machistas, los abusos, la trata de mujeres, la prostitución forzada, son una realidad tan grande, que resultan ofensivos todos los intentos de negar esta evidencia, o de enmascararla, como hace Vox. Se había conseguido un consenso entre las fuerzas políticas, que la ultraderecha está dinamitando con la ayuda de Populares y de Ciudadanos.

                            Teléfonos y colaboración contra el maltrato

                  Las nuevas tecnologías están disparando las posibilidades del abuso y control sobre las mujeres (niñas, adolescentes, adultas) y multiplicando las posibilidades del acoso, pero también sirven para denunciar y protegerse. En México la situación es tal, que existen redes que publican las fotografías de las desaparecidas desde el primer día, y muestran sin tapujos los rostros de abusadores, violadores y asesinos de mujeres. En España se intentó esconder el rostro de los integrantes de «la manada» o se oculta todo lo posible al tripe asesino de Valga, José Luis Abet.

          El intento de denigración de la víctima, como en el caso de Pamplona, o el revulsivo voto discrepante de un magistrado, muestran que algo está fallando, incluida la propia Justicia. El incremento de los asesinatos de mujeres, de las violaciones individuales y en manadas salvajes, y de los abusos en el ámbito familiar, hacen necesario un nuevo pacto  contra la violencia de género, una nueva redefinición de los delitos y la tipificación de otros nuevos, el endurecimiento de las penas y también, la actuación inmediata contra los acusados o imputados, así como una protección eficaz sobre las mujeres. Corremos el riesgo de que no se denuncien estos delitos, si las consecuencias para las denunciantes son el escarnio social y el tormento de varios años de proceso judiciales y revisiones de veredictos. El infraconcepto de «violencia intrafamiliar» debería ser desterrado ya del lenguaje político.

          Hay teléfonos para denunciar el maltrato (016), páginas web (https://wrap.igualdad.mpr.gob.es/recursos-vdg/search/Search.action), y la organización ANAR (https://www.anar.org/) para menores, si se piensa que alguien de tu entorno pueda estar sufriendo violencia de género (900202010). Valen tanto para denunciar casos como víctima, como si existen sospechas de que alguien pueda estar padeciendo cualquier clase de maltrato o de abuso.  Es violencia de género y violencia degenerada.

Nota:* Perséfone se encuentra a la manada, Natalia Fernández Díaz-Cabal

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