Godoy, Cerdán, Ábalos: Validos de España


Según la Real Academia de España (RAE), valido es: «el hombre que por tener la confianza de un alto personaje, ejerce el poder de este». Coincide la crisis de Cerdán con la lectura de un autor casi olvidado, Carlos Rojas Vila y su novela El Valle de los Caídos. El valido es una figura propia de los reyes absolutistas, o de políticos que se comportan con autoritarismo, y que delegan las funciones del quehacer diario en otra persona, que asume sus valores y representación. El problema es que cuando el valido falla, compromete por completo al representado.

Nos encontramos, apenas un mes después de la última visita de Pedro Sánchez a Melilla, ante una situación imposible de resolver, y que ya se barruntaba aquí. Alfonso Guerra fue el valido de Felipe González, que a su vez delegó en su hermano Juan Guerra, y eso pareció ser la madre de todos los escándalos. Pero en España no hay nada imposible de superar. Hay fotografías, cuadros, que valen todo un mundo, y que quedan ahí para toda la eternidad. Hemos escrito en pasadas ocasiones, que la imagen de una época la marca su final, que un error fatal o escándalo en la parte final de un mandato, lo acelera y marca para siempre y eso es lo que sucederá con el fin político de Pedro Sánchez, que se presume o muy próximo o agónico. Dependerá solo de si es capaz de acortar su calvario personal.

El retrato de la familia de Carlos IV, de Francisco de Goya, muestra a la vez el presente, el pasado y el futuro, vestido de azul, en solitario, se ve al futuro rey Fernando VII. Estos días atrás, apareció en las redes, una fotografía del año 2017, en Aldeanueva del Ebro (La Rioja), en lo que es conocida como «la epopeya del Peugeot», solo comparable a la larga marcha de Mao en China, en la que pueblo a pueblo y ciudad a ciudad, reconquistaron el poder en el PSOE. El que está en el centro, el único que mira a cámara es Santos Cerdán, que ocupa la misma posición que Mª Luisa de Parma. Pedro Sánchez saluda a la gente ajeno a la fotografía, sin enterarse de nada, pero el Poder es él. Todos lo demás, incluidos Ábalos y Koldo, son actores. El todopederoso Santos Cerdán era el valido, al igual que Manuel Godoy. Ábalos Meco era solo una pieza más de desgaste, al que hubo que sustituir demasiado pronto, dadas sus aficiones y vicios. Cerdán no solo se conformaba con vencer, también aniquilaba estatutariamente a los rivales políticos internos, como ha relatado la propia Susana Díaz recientemente. En la fotografía, magnífica, y parece que inédita hasta ahora, de las miles que se hicieron en la marcha por los pueblos de España, toda la sombra cae sobre Cerdán. salvo un rayo de Sol, mientras que toda la luz baña al gran lider, al Gilgamesh socialista, como no ha habido otro.

Todo está magníficamente relatado en un libro de José Felix Tezanos, De las primarias a la Moncloa. Está incluso relatado y cuantificado como Susana Díaz, con 64.000 avales, fue derrotada por Pedro Sánchez, que solo tenía 57.000. El libro de Tezanos, del que no hay reediciones, pronto se convertirá en un clásico. Sin embargo, en las votaciones se producirá el gran vuelco, quedando la líder andaluza con 59.000 votos y alcanzando Pedro Sánchez los 74.000. Para Tezanos, lo que llegaría sería Una Nueva Época.

   El final solo puede ser convulso.  No se llegará al Motín de Aranjuez, pero el Congreso ya lo parece. ¿Largo o corto? Esto es lo único que queda por dilucidar. A Navidad no llega nadie.

El primer círculo


Lo que nos sirve no lo sabemos. Lo que sabemos no nos sirve. A. Solzhenitsyn

El Infierno se compone de círculos, el Poder también. El infierno en el Poder consiste en quedar fuera de él, por eso se evita de cualquier modo. En La Divina Comedia de Dante, el primer círculo es el exterior. En el Primer Círculo de Alexander Solzhenitsyn, ese primer círculo son los Gulags, los campos de trabajo de Stalin, porque para el Nobel ruso, prisionero en esos campos, eran el mismísimo infierno, el infierno helado, como también se le conocía. Pero «el primer círculo» o círculo íntimo, es también el grupo de personas que rodean al líder, aquellos en quienes confía, porque el Poder es así. No hay amigos en el Poder, cualquiera del que se tenga que prescindir, se prescinde de él. Lo hemos visto suficientes veces, desde el regreso de La Democracia. Ninguna pareja política de amigos ha sobrevivido: Adolfo Suárez y Abril Martorell; Felipe González y Alfonso Guerra, José Mª Aznar y Mariano Rajoy; Pedro Sánchez y José Luis Ábalos.

Alexander Solzhenitsyn describe a los grandes nombres del círculo íntimo del stalinismo, casi todos ya olvidados, como el juez de jueces Abakumov, Poskrebischev, y tantos otros. Él, el camarada Stalin, el padrecito, no escribió nada personal por su propia mano, pero afortunadamente Solzhenitsyn sí, y de modo magistral. Sus obras tienen esa característica de las obras inmortales, la intemporalidad. Sus relatos, sus descripciones, no solo son rigurosamente exactas, sino que además conservan la actualidad. Seguimos viendo esos comportamientos en los personajes del Poder. Teniendo en cuenta que casi todos sus relatos fueron escritos en los periodos de reclusión en el Gulag, asombra la calidad de la narración y la precisión de los datos y hechos narrados. Nadie es insustituible en el primer círculo. Los servicios prestados no sirven de nada. No existe lazo o nudo que no pueda ser destado. No hay gratitud. El elogio es gratuito, pero la lealtad no. Todo se paga, en todos los sentidos.

El caldo gordo, la sopa de neutrones

En un núcleo (de según qué materia) la densidad es mayor, también la presión y las distancias son mínimas. El colapso de un átomo provoca alteraciones que en el exterior. El Parlamento es el núcleo de La Democracia, y las organizaciones políticas son sus elementos constitutivos, por eso las turbulencias parecen mayores vistas desde fuera, pero no ocurre nada que no haya pasado antes, pero con otros nombres. Lo que asombra en Solzhenitsyn, además de la potente ironía, es el sentido del humor, pese a escribir desde el mismo infierno. Sobran analistas airados y la crispación partidista.

Todo lo contrario de los autores actuales, los más leídos y escuchados, en los que todo es crispación, virulencia y antagonismo. Esto invalidará esos libros, esos testimonios, para el futuro, porque no podrán ser separados del contexto en el que fueron emitidos. José Mª Aznar sigue siendo un personaje hosco y airado, del que se duda que tenga amigos, o leales.

José Luis Ábalos pertenece al núcleo, al primer círculo. Esto está escrito y narrado por el propio Pedro Sánchez. Es uno de los cinco del coche, como se describe en Manual de Resistencia, que ni es un manual, ni habla de resistencia. Ya habíamos escrito acerca de este libro, que cobra un nuevo significado en la coyuntura actual. En realidad es la descripción del «círculo íntimo» del Poder, sus relaciones internas, la aparición y formación del propio núcleo, narrada por su elemento constitutivo, esto es, Pedro Sánchez. Eso es lo que diferencia a unos partidos de otros, su composición y su materia. Ábalos es un átomo importante. Deshacerse de él no va a ser fácil. Koldo García fue el custodio de los avales, que no de Ábalos, en la epopeya del retorno de Pedro Sánchez. Estaba en la sopa de neutrones.

Podemos y Ciudadanos desaparecieron cuando se desintegró su núcleo, bien en un proceso lento, caso de los morados, como muy rápido en el caso de los naranjas. Mas lento es el proceso del verde Vox, pero igualmente inevitable. Las dos estrellas masivas del bipartidismo, cual agujeros negros, devoran todo lo que está a su alrededor, el peligro es que colapsen y se desintegren. Los errores son los mismos, las respuestas casi iguales. Alfonso Guerra también sigue siendo un personaje hosco. En el Poder no hay amigos. Hay que resistir,  pero tiene que existir un motivo que no sea el propio Poder.