Y Díaz Ayuso atravesó el mar


  Isabel Díaz Ayuso y el Día de Melilla

Escribimos en clave de profecía, no de política, y cada uno deberá interpretar lo que quiera. Hay decisiones que trascienden a quien las toma, y eso es lo que ha ocurrido en Melilla, en su Día de la Conquista de 2024, que no será recordado por otra cosa que por la visita de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que lució, bajo la estatua de Estopiñán, y la bandera carmesí de 7 estrellas, del primer presidente madrileño, el socialista Joaquín Leguina. Una Autonomía que hubo que inventarse, porque nadie la quería en sus territorios (Castilla-León ó La Mancha). Hoy es una Comunidad por la que pugnan los partidos y sus líderes. Es la 3ª más poblada y la que tiene mayor PIB nacional.

Hay un dicho melillense que dice que: todo aquel o aquella, que quiera o aspire a alcanzar algo importante en España, antes de serlo, debe haber pasado por esta ciudad. Por citar ejemplos que conozcamos, Javier Bardén, Penélope Cruz, Arturo Pérez Reverte, Juan Carlos de Borbón como Príncipe de España, o el mismo Pedro Sánchez, estuvieron en nuestra ciudad antes de convertirse en lo que luego fueron, o son hoy en día. Hasta García-Margallo fue antes diputado por Melilla que ministro del Reino.

Non Plus Ultra y el Día de Melilla

Cruzar el mar, venir a este lado. Ese sería el equivalente hispano al paso de Rubicón. No pretendemos decir que Isabel Díaz Ayuso pretenda ir «más allá», pero si quiere hacerlo, debe cruzar este «mar» y otros igualmente procelosos. La información que nos llega está muy alterada, y cada movimiento suyo se interpreta de al menos 5 maneras distintas. Nada gana Juan José Imbroda con haberla invitado, pues tras 20 años como senador y 22 como regidor (alcalde), ya solo está por detrás de Antonio de Tejada (1571-1595) y de Villalba y Angulo (1732-1757). Y eso entre toda la historia de Melilla. Pero lo que consigue esta ciudad es visibilidad. Nada impide que cualquier otro presidente de comunidad autónoma la visite, ni que venga al menos el ministro de Política Territorial al Día de Melilla.

  El 17 de septiembre si está falto de algo, es de visitas institucionales. A veces vienen ministros que entran y salen como fantasmas. No los vemos, solo van a actos cerrados, no visitan la ciudad. No se reúnen con la gente. Vienen y van sin que se sepa nada de ellos.

La soledad en la plaza (17 de septiembre)

El fin del lobo, el león, el buey y el asno. La tímida dama estará con mastines: el dulce maná ya no caerá más para ellos. Más vigilancia y custodia de los mastines. Nostradamus, centuría X-99

La Comunidad de Madrid es un campo minado. La política a esos niveles es despiadada y no hay almas cándidas (Leguina, Aguirre, Cifuentes, Ayuso). la capital del Estado es Villa y Corte. Es la Comunidad en la que más mujeres han sido presidentas. Hay todavía algunas comunidades que no han conocido mujeres en su más alto rango representativo (Galicia, Cataluña, País Vasco, Asturias, las dos Castillas, Valencia, Aragón, La Rioja). Incluso en la Moncloa, la Jefatura del Gobierno tampoco ha tenido mujeres al frente, en toda su historia, que es mucha. Cualquier movimiento en falso supone descabalgar. Los mastines guardan los rebaños del poder y de sus aledaños.

   Lo que sí resultó llamativo fue la soledad de la plaza de Estopiñán. El diseñador del 17S decidió vaciar de público los actos oficiales. Advirtieron de que solo entrarían 1000 personas y en la plaza de Armas. Muchos decidieron no acudir ante la posibilidad de quedarse fuera, y otros ni siquiera acudieron a la ofrenda al conquistador por temor a no poder entrar ya que la puerta de Santiago, que no era un acceso público.  Fue un error claro, porque en esta plaza no había nadie, salvo políticos y Fuerzas de Seguridad. Es el miedo al público.  Así pues, la presidenta de Madrid no pudo saludar a nadie, y puso caras de extrañeza en algún momento.

  Este era el espacio para el acercamiento al pueblo, pero éste no estaba, en una tarde apacible de brisa suave, que hizo que la Presidenta madrileña vigilara demasiado su vaporoso vestido.  Los varones y sus trajes oscuros no tienen problemas en ninguna ocasión. Sólo hubo fotos de familias políticas, nada de intercambios, ni fotos populares, pero una foto, la de los socialistas presentes, llamó mucho la atención por su orden tricolor.

  La mezcla blaugrana de las banderas de Melilla y Madrid resultó muy vistosa. Eso se busca, las imágenes. Los discursos políticos son efímeros, generalmente sin relevancia, y solo generan polémicas.

Cultura, y la imagen del Gobierno


    

     ¿Puede una sola Consejería sostener toda la imagen de un gobierno? La respuesta es un sí rotundo. En medio de unas circunstancias atroces, las peores posibles, solo la Consejería de Cultura y su titular: Elena Fernández Treviño, ha mantenido una actividad constante, de gran transcendencia para la ciudad, en momentos en los que los que cualquier otra, hubiese cogido el hatillo y se hubiese largado a casa. En algunos momentos ha llegado a dar la sensación de que ella y su consejería, eran todo el gobierno. Su capacidad para trascender sobre acontecimientos paralizantes, produce asombro, así como su capacidad de trabajo. En algunos instantes, en los que nada podía hacerse debido a las restricciones, aparecía la consejera de Cultura, y por cualquier rendija, calle o esquina, te organizaba una actividad.

      Reducida al mínimo posible, Elena Fernández Treviño no ha suspendido nunca las actividades del Día de Melilla, incluso en el año 2020, cuando una tormenta infernal descargó únicamente en el espacio temporal de la propia conmemoración y la reorganizó apenas dos semanas después. Las actividades culturales de ese verano supusieron un rayo de esperanza, en una ciudad que estaba conmocionada tras los duros meses de confinamiento y restricciones.

En la primera ocasión que pudo, se cargó la estatua de Franco, algo que parecía un objetivo solo reservado a los titanes. Si no ha demolido el monumento del 17 de Julio en la plaza Héroes de España, es poque no le ha acompañado el resto del gobierno, y porque no ha tenido tiempo físico. Si no ha realizado más actividades, hasta llenar Melilla entera, es porque está atada y limitada por los presupuestos, y muy vigilada por otras consejerías, que son las que deciden el reparto del dinero. El gran mérito es organizar mucho con poco, y acertar.

    El nuevo espacio conmemorativo de la Plaza de las Culturas es idea suya, más diáfano y visible que el de la Plaza de Armas, porque ella siempre prioriza la Cultura, y comprenda perfectamente las Armas, porque parte de su familia pertenece a ellas. Nombres que han recibido la Medalla de Oro en su mandato ( Mariano Remartínez, Carlota Leret, Carlos Baeza, Javier Imbroda) solo han sido posibles gracias a su sensibilidad hacia cualquier comentario o sugerencia que se le haga, bien de modo directo, o en cualquier parte de la red universal.

La Cultura, con Elena Fernández Treviño, ha brillado en estos cuatro años, y eso es mérito suyo, y también de quién la designó para esa labor, Gloria Rojas. En los últimos tiempos ha topado con la iglesia, la de Melilla la Vieja, aunque sea un asunto pendiente del pasado. Sin embargo, quien la conoce, sabe o intuye, que incluso de ese atolladero, saldrá con el mayor brillo posible, tanto el suyo, como el de su ciudad. Nunca se da por vencida y tiene una perseverancia a prueba de cualquier bomba.

Ayer, en la plaza de Estopiñan, el ex presidente Juan José Imbroda, la señalaba directamente. Estaba solo acompañada por Francisca Maeso, la consejera sanitaria. Desde 2019, estamos escribiendo que la vicepresidenta primera Dunia Almansouri, otra joya de este gobierno, debería estar ahí con ellas, dada su representación institucional.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2020/09/17/rayos-y-centellas-sobre-el-17-de-septiembre/

17 de septiembre


 

Historias del 17 de septiembre

                       El Día de Melilla acabará con Melilla. Esta es la frase pronunciada por el oráculo y tiene una doble lectura, como todas las pronunciadas por los oráculos mas afamados de la antigüedad. La más evidente es que Melilla tendrá su día mientras esta exista, la otra es que el conflicto  sobre la conveniencia de la efeméride pueda acabar con los consensos y equilibrios que sostienen la ciudad.

                           En 1947, el franquismo organizó en Melilla unas jornadas sobre el 450 Aniversario de la conquista de la ciudad. Esa fue la primera vez que se conmemoró como tal, y se celebraron unas jornadas específicas con conferencias históricas, para asentar la efeméride de modo científico. No se averiguó mucho, pero quedó fijado el día 17 como fecha indubitable de la conquista.

                               En 1991, por exigencias del Partido Nacionalista de Amalio Jiménez, el alcalde Ignacio Velázquez lo instituyó como Día de Melilla. Ceuta hizo lo propio con su 2 de septiembre, en el que conmemora la conquista de la ciudad por Portugal. Ninguna otra Autonomía española celebra su día con este tipo de efemérides, aunque muchas ciudades españolas sí celebran sus días, con el de la fecha de la conquista de las mismas por parte de los ejércitos castellanos y/o cristianos. Solo Andalucía y por razones obvias, hace coincidir su Día con el del referéndum que proclamó su derecho a un estatuto de autonomía como nacionalidad histórica.

                               Ignacio Velázquez fue un alcalde muy controvertido, y muy partidario de los dobles gestos. Por un lado instituyó el Día de Melilla, pero también trasladó la estatua de Pedro de Estopiñán de la plaza de Carros, a la ciudad vieja, en la actual plaza de Estopiñán. Separaba así conquista y conmemoración, dejando los fastos musicales para el Auditórium Carvajal. Las turbulencias que se iniciaron en aquella época no parecen tener fin. La falsa paz de los últimos 20 años despliega ahora todo lo adormecido o amordazado.

                                Mustafa Aberchán en la plaza de Estopiñan

                  En septiembre de 1999, el último año del milenio, Mustafa Aberchán presidía la ciudad con los apoyos del GIL, PSOE y el PIM (Partido Independiente de Melilla) del expresidente Palacios. Por aquel entonces los titulares de algún medio bélico de comunicación se referían a él como «Hamed», quitándole toda categoría institucional.

                ¿Qué pasó en aquel día de Melilla?. Nada, salvo lo habitual. Lo único que no hizo el entonces Presidente fue poner la corona de laurel a los pies del conquistador de la ciudad, pero que hicieron de motu propio los entonces líderes de la oposición. Todo lo demás se hizo de igual manera al que hoy lo vemos hoy en día y con la misma escasa presencia de público. La oposición (Velázquez e Imbroda) calificó como chabacanos los actos populares del día, que se llevaron a cabo en la marina seca del Puerto Deportivo.

           Cuando se está en el gobierno no pueden hacerse las mismas cosas que cuando se está en la posición, ni tampoco se puede seguir siendo la oposición del gobierno. Si se forma parte de un gobierno y se quiere cambiar el Día de Melilla, algo completamente legítimo, hay otros cauces además del de la algarada. Cambiar el día de conmemoración de la efeméride, precisa de la formación de una comisión de la Asamblea que anime a los ciudadanos a proponer alternativas sólidas y fundamentadas. Precisa de un debate, de un consenso y de una posterior aprobación en un Pleno. No hay otras vías.

           Melilla tiene otro posible día, con una clara vinculación a la Corona española, es el 7 de junio, aniversario de su incorporación al Reino de España. Hasta ese momento era solo una ciudad ducal. Es justificable que un diputado de la oposición se ausente de un acto institucional con el que no esté de acuerdo, pero cuando se forma parte de un gobierno, se está atado por la coherencia interna. Un gobierno tiene potestad y medios para cambiar cualquier cosa, incluso esta.

      Nota:https://elalminardemelilla.com/2011/06/07/7-de-junio-el-verdadero-dia-de-melilla/

 

 

Volviendo al Área 51


                                            La puerta cerrada del Gobernador

         Se le llama la Casa del Gobernador, pero hace ya décadas que no reside allí ningún gobernador, ni nadie. La puerta está siempre está cerrada. Un día y otro, y un mes, y un año entero, y otro. Así desde 2014. Nadie ha vuelto a entrar allí y ver qué sucede. En años y tiempos que ya casi nadie recuerda, se descubrieron allí restos ¿romanos, medievales?. El último arqueólogo solvente que excavó allí fue el ceutí Noé Villaverde. Luego todo se cerró, se volvió a abrir en busca del mítico pasado fenicio de la ciudad y el lugar dejó de existir. Las órdenes eran estrictas. Nadie podía entrar aquí bajo ninguna circunstancia. Cualquier movimiento extraño  de personas con cámaras fotográficas debía ser comunicado. Hicimos fotos desde la terrazas contiguas, con la colaboración vecinal, desde las de enfrente, desde otras más lejanas, pero también se dieron órdenes claras: «no dejar pasar a nadie a las terrazas, bajo ningún concepto, con ninguna excusa». Todo debía estar cerrado a miradas y ojos extraños. Más allá del cartel nadie puede pasar. Fotografiarse en la puerta sí. Las últimas fotos que tenemos del lugar datan de 2014. Fue la última vez que pudimos subir a una  terraza y observar. Las excavaciones se detuvieron en 2011.

        Este verano se informó de que se rememoraba el 4º aniversario de las excavaciones de 2011*. Todo se abandonó, pero nadie dijo el motivo. ¿No se encontró lo que se buscaba? o se encontró lo que no se estaba buscando. ¿Qué ocurre allí?. Algunos se olvidan de las cosas, nosotros no.

           Las instalaciones de la Nasa se encuentra en el desierto de Nevada, en EEUU y se conocen con el nombre del Área 51. Las instalaciones de la Casa del Gobernador se encuentran en la Plaza de Pedro de Estopiñán.

         Nota:https://elalminardemelilla.com/2014/01/16/en-la-selva-del-gobernador/. *http://www.melillahoy.es/noticia/74127/juventud/doce-jovenes-reviven-las-excavaciones-en-la-casa-del-gobernador-.html