La parte final del río de Oro en Melilla es, con alguna desviación, un eje Este/Oeste, por lo que el Sol sale y se oculta sobre su cauce. La presencia de aves en su mínimo, aunque sucio humedal, produce imágenes hermosas, en una ciudad que apenas tiene contacto con la naturaleza. Cualquier zona en la que se asiente el elemento natural empieza a ser vista como una amenaza y ya solo se desea cubrirla con cemento. En los lagos y arroyos artificiales del Parque Forestal había una población de tortugas y de ranas que fueron eliminadas por la Consejería de Medio Ambiente porque el croar de las ranas molestaban a los vecinos. Fue algo insólito ver a una consejería eliminando el medio ambiente. Solo se quieren decorados.
Lo más fácil y barato sería conseguir que la estación depuradora de aguas consiguiese depurar y purificar el agua de la desembocadura del río. Es una cantidad de agua mínima, pero tras más de 10 años no han conseguido el más mínimo logro. Durante esta década la única acción que se realiza de modo constante e inutil es la de rellenar con tierra la desembocadura, en la línea de playa y volver a abrirla en cuanto la acumulación de aguas resulta demasiado infecta. Quien quiera ver cómo puede gestionarse un cauce como espacio ciudadano, solo tiene que ir a Málaga y en el puente de Las Atarazanas ver de qué manera se recuperó el tramo final del río Guadalmelina, que en la década de 1980 era una escombrera.
Tardes de Alminar
Son aquellas en las que el cansancio, la necesidad de relajarse y desconectar, o las condiciones climatológicas imponen el no hacer nada. No hay nada que hacer o no se puede hacer nada frente al asalto de la dura realidad cotidiana y se impone detenerse frente a cualquier actividad. Leer, ordenar cosas, rebuscar papeles perdidos o contemplar fotografías, en el refugio del Alminar.
Nota: En el Blog de DaniJSR publicaron una entrada dedicada a las aves del Río de Oro. http://fotohistoriamelilla.blogspot.com.es/2011/10/aves-en-el-rio-de-oro.html













