Los silencios del Alminar


                                                        Ángel del silencio                                        

El silencio es ausencia  de ruido o de cualquier otro sonido. En El Alminar hay días de silencio, días en los que no hay nada que decir, o en los que la saturación es tanta, que cuesta decidirse por un tema. Hay veces que tras la tempestad se busca la calma, días en los que se hace necesario enmudecer, no decir ni escribir nada. Algunos de esos días son productivos, porque permiten observar cosas nuevas, repasar las carpetas de fotografías e imágenes y utilizarlas para nuevos temas o entradas. El silencio es ambivalente, a veces es elocuente y otras ofensivo. A veces es necesario decir cosas y otras es necesario callar. Utilizar el silencio como recurso tiene también sus riesgos y sus efectos. No debe ser utilizado sin ciertas reglas, sin ciertas advertencias. El silencio puede ser la semilla de la creación y también signo del fin de toda existencia. Permanecer en silencio cuando hay que hablar es malo y la inversa también. No puede aconsejarse nada sobre el silencio, porque cada en situación deber valorarse lo que hacer. El silencio es defensa, y también puede ser un arma arrojadiza. ¿Dónde buscarlo, dónde hallarlo?. Su doble significado crea problemas difíciles de resolver. Quien espera una respuesta y sólo encuentra el silencio puede quedar aun más confundido. Existe quien manifiesta su rechazo o desdén ante algo con el silencio más absoluto, pero al final puede resultar una maraña que envuelve incluso a aquel que la utiliza. Una de esas situaciones irresolubles es cuando el silencio no significa absolutamente nada, cuando solo es una situación, un estado y alguien se empeña en buscarle significado. Hay demasiados tipos de silencio y algunos son solo silencios. Una pausa.

        Simplemente a veces es necesario no ir más allá. Buscar un punto, un momento y detenerse, sin más. Nosotros permaneceremos aquí, aun cuando a nuestro alrededor se extienda un manto de silencio. Escribir o hablar frente al silencio no es fácil, en realidad El Alminar es parte de él. Envueltos en el silencio todo se escucha mejor y siempre es preferible al ruido.

Nota: la fotografía es del ángel del silencio en el cementerio de Melilla.

Un pequeño lugar o en una pequeña cueva


 

                     “Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.( οὗ γὰρ εἰσιν δύο ἢ τρεῖς συνηγμένοι εἰς τὸ ἐμὸν ὄνομα, ἐκεῖ εἰμι ἐν μέσῳ αὐτῶν).  Evangelio de Mateo

       Cualquier lugar vale, no tiene porqué se dentro de una iglesia, o un templo de una confesión determinada. Nadie puede apropiarse de la oración, o de la exclusividad del contacto con la divinidad. ¿Quién está detrás de lo oscuro?, ¿alguien nos escucha al otro lado?. Ocurre que los templos tienen una orientación determinada, una serie de imágenes o de decoración, que promueve el silencio, el reposo, la detención momentánea del tiempo. Hay una determinada intensidad de luz, o un determinado grado de penumbra. Cumplir con el rito no significa nada.  Son muchos los que cumplen con el rito pero nada más,  en cualquier lugar,  en cualquier religión.  El rito acaba siendo el fin y no el medio.

        El desamparo azota fuera, el que las personas busquen un instante de refugio, de calma, en un templo,  no preserva ni justifica errores pasados de nadie, ni presentes, ni futuros.  El mundo que conocíamos se deshace día a día, nada volverá a ser igual. El futuro es incierto y la sombra acabará alcanzando todo. No hay una palabra mágica que recomponga el mundo, como en “La historia interminable”, y la que existe resulta tan  estremecedora que se pronuncia constantemente, pero solo a modo de conjuro, rescate.    La gestión política y económica ha sido y es tan  nefasta,  intensa y amplia, hasta un  punto en el que se ha invertido el significado de la palabra. Hoy rescate equivale a derrota absoluta, a la rendición ante los lobos financieros. Como paradoja, se dice hacer todo en nombre de algo que es contrario a lo que se pretende en realidad.

       El Alminar fue creado para acompañar y hemos cumplido esa función durante 17 meses y lo vamos a seguir haciendo durante el resto del tiempo. Nuestra lámpara permanece encendida, pero ahora debemos buscar y acompañarnos del silencio y de su poder reparador. Algo más de un  tema diario (702) de modo casi ininterrumpido durante 515 días. Considero que el último tema,  El camino griego es un momento adecuado  para detenerse.

          Mis intenciones han sido:  No dejar pasar determinados acontecimientos sin comentarlos, dar escape a cientos de cosas que poblaban mi cabeza, evitar que centenares de historias se perdieran, demostrar de un modo claro que no participo de este modo de gestionar la vida pública,  y que callar, por mucho que lo diga un  presidente, no implica estar de acuerdo con esta inmensa desvergüenza política. La mayor parte de las personas calla porque no puede hacer otra cosa, o porque ya no encuentran el lugar y el modo de expresarse. Debería tener en cuenta quien se atribuye el silencio como propio, que a veces es la mejor forma de expresar rechazo. Es la elocuencia de los desamparados.

              Ya casi no hay lugares en los que detenerse y abstraerse un rato. Solo se busca que el ciudadano circule y pase lo más rápido posible por cualquier lugar. Hasta los bancos son pocos e incómodos. Llevaba tiempo tras un momento, un punto, una frase que me incitase a detener El Alminar, durante un tiempo y de modo voluntario y creo que lo he encontrado, con la fecha, el tema  y el día adecuado. En el  3er mes con más visitas de la historia del Alminar (21800).  Los comentarios, lo temas, el universo del Alminar seguirán estando aquí. Seguiremos observándolo todo y cuando lo consideremos adecuado, volveremos a manifestarnos. Α kαi Ω