La Luz de Melilla se detuvo en abril, como en la canción de Ana Belén. Para los que creemos en la Democracia y en la Libertad de Expresión, uno de los Derechos Fundamentales humanos, no puede ser otra cosa que una mala noticia. La noticia como tal, no ha merecido la consideración de «noticia» en el resto de medios de comunicación. Esto indica lo mal que están las cosas en la ciudad. La Luz se ha apagado en soledad y sobre sí misma, después de 4 años de existencia, de 196 números, 4752 páginas, varios miles de noticias, y 10.000 imágenes publicadas.
Hay medios de comunicación que nacen y surgen por la propia vocación de la libertad de expresión, y medios de comunicación instrumentales, creados ad hoc, solo para sostenimiento del Poder, o para actuar en su contra. A lo largo de cuatro décadas de Democracia hemos visto aparecer y desaparecer muchos periódicos, televisiones y frecuencias de radio. También los hemos visto o leído pasar de una categoría a otra.
Sin Libertad de Expresión, sin posibilidad de expresarse, no existe democracia. Deben existir y fomentarse la existencia de medios de comunicación. Las ayudas públicas de publicidad deben estar perfectamente reguladas y ser equilibradas y proporcionales. No debe dejarse a nadie sin ellas, ni cerrar los medios discrepantes, ni perseguirse al que disiente. También decimos que cuando se es inmensamente rico, y existe la vocación del servicio público, se pueden aguantar muchos chaparrones.
En El Alminar de Melilla somos firmes defensores del Estado y de lo Público, porque el mercado y el capital son sistemas depredadores. La ausencia de regulación y de la intervención de Estado, solo les lleva a la voracidad absoluta, al beneficio sin control , a la avaricia y al robo. La última crisis que ha padecido el mundo entero, ha sido provocada por el sector privado y sus desfalcos, y ha precisado la intervención pública para el rescate de las entidades financieras, y una quiebra mayor de las economías nacionales afectadas.
Las ayudas públicas a medios de comunicación deben estar orientadas al mantenimiento del empleo, y a la exigencia de un «convenio laboral en el sector», algo que no existe, ya que la libertad de expresión es un derecho básico. Hay que decir que la crisis definitiva de La Luz, se produce tras un intento de creación de una delegación sindical en el seno de la misma, varios despidos improcedentes, y una sentencia contraria a los intereses empresariales, que ha llevado a la promulgación de un ERE (expediente de regulación de empleo), que ha acabado con el citado medio.
No entenderemos nunca que quienes sustentan medios de comunicación, con más del 80% de beneficios procedentes de recursos públicos y de la publicidad institucional, clamen luego por la desaparición del Estado, de lo Estatal, y defiendan la prevalencia del sector privado. Podríamos recordar como ha acabado la Cámara de Comercio de Melilla, modelo de defensa de la actividad privada, arruinada , que también presentó un ERE, y cuyos trabajadores quedaron sin indemnizaciones, y trabajando sin cobrar durante un año, para mantener intactos sus derechos laborales.
Hasta los esclavos romanos podían manumitirse tras una dura vida laboral, y forjarse un destino para sus últimos años y para su familia. El descenso actual es hacia los infiernos. ¡Que nadie se llame a engaño!, decía un profesor de latín en el Instituto.
La Luz de Melilla siempre nos hizo caso, y por eso le estaremos agradecidos. Había grandes profesionales trabajando allí. Nunca pesamos que veríamos caer las estelas de nombres y de personas que la hicieron algo diferente. En El Alminar seguiremos con la lámpara encendida.
Nota:https://elalminardemelilla.com/2013/07/23/la-luz-de-aton/