- La luz de Atón
- Akhenatón
- La luz de Melilla
- Meketatón
- Testimonio del Alminar
“Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí y sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros enviásteis mensajeros a Juan y el ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre. Si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisísteis gozar un instante de su luz”. Juan 5, 31-47
El 28 de febrero de 1998 publiqué un artículo sobre Akhenatón, el faraón seguidor de la luz, e instaurador de la primera experiencia monoteísta. La semana pasada apareció en Melilla un nuevo semanario, denominado La Luz de Melilla, que dirige mi amigo Miguel Gómez Bernardi, del que escribimos hace mucho en El Alminar. Hoy nos devuelve la cita haciendo mención del Alminar, y dando a conocer nuestro trabajo.
Muchas gracias. Ahora sí, esto es Alfa y Omega.
Nota: https://elalminardemelilla.com/2011/05/19/miguel-gomez-bernardi/
Gracias a tu bagaje cultural, Hospitalario, al fin me entero de que va la cabecera del semanario La Luz, que, en principio, tomé por una cursilada protoeléctrica, y ahora veo que va de faraones, natural. Cuánto tengo que aprender.
¡Qué bueno el artículo «La Luz de Atón»!.
Mi iPad se empeña en poner Atónitos en vez de Atón…es demasiado listo.
Gracias, Yatedigodiego. El artículo solo tiene 15 años.
Algunos llevamos ese tiempo sirviendo a la luz, y hablando de la asechanza de las sombras, mucho antes de que nadie advirtiera su presencia, o si quiera la imaginara.
Apocalipsis significa la revelación, aunque le hayamos dado al término un significado de final espectacular, destructivo y dramático. En los tiempos en que fue escrito, todos creían la inminencia del regreso del Mesías, incluido el propio Jesucristo. Es notorio y manifiesto que ni siquiera al Hijo, se le dieron las claves sobre el final. Nadie las tiene. En Apocalipsis 22, 13-14, se dice: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. Un poco más adelante, en el epílogo, se añade: Sí, vengo pronto.
Todos los cristianos y seguidores de Jesús, estaban convencidos de esa inminencia.
Sería Pablo de Tarso, judío, como Jesús, y oficial del ejército romano, el que invertiría esas palabras y universalizaría el mensaje de Cristo, alejándolo de esa inminencia profética. El cristianismo fue elevado desde una más de las sectas de la religión hebraica, a una religión con rango universal.
Pablo ya no hablará de Alfa y Omega, de principio y final, sino que en una inversión magnífica conceptualmente y probablemente divina, dirá: la Cruz no es el final, sino el principio. Con Pablo desaparece la ansiedad y la inminencia del retorno del Mesías.
Recuerden: ahora el final, es el principio. Por eso sobrevivimos, porque hay esperanza.
Ese artículo de La Luz de Atón, me ha recordado que llevo más de 15 años enfrentándome a la sombra, sin tregua alguna.
Muy interesante. Para reflexionar.
Enhorabuena, Hospitalario. El periódico La Luz de Melilla hace referencia a este blog.
Como la cosa va de faraones, sólo me queda felicitar a este nuevo medio de comunicación, que da cabida a la libertad de expresión.
Cuando uno se detiene, se aprecia la magnitud del cansancio.
Sr. Hospitalario : nos han informado que la luz del Alminar también se estrena con subidas del 2,6 %. 😀
La luz debería ser universal.
Ese es el problema de dejar los recursos naturales y que deberían ser del Estado (luz, agua, transportes…), en manos privadas. Es la lucha ya perdida entre estados socialistas y capitalistas. Podemos volver al debate que tanto nos gusta en cuanto vd. quiera, Manuel. Tendremos pronto una ocasión.
Yo encantado, Hospitalario. Ahí me encontrarás, seguro.