La ratonera urbana


 

                          Sin previo aviso, sin anuncios en las entradas de las calles, sin posibilidad de salir una vez dentro del embudo, el lunes se iniciaron una obras de pavimentación en el Barrio de Concepción Arenal. La calle Querol quedó cortada de principio a fin, lo que convirtió a las calles de los maestros Mariano Bartolomé y José Molinares en sendas trampas para ratones, o vehículos en este caso. Todo cortado de una sola tacada y sin ninguna vía alternativa.

                             El estrangulamiento del tráfico llevado a cabo en distintas zonas de la ciudad, por planificaciones que no tienen en cuenta nada, está convirtiendo la circulación en un infierno, con una consecuencia clara, la inutilización del transporte público, que ya es realmente un transporte periférico. El plan de la ciudad accesible está resultando un plan de ciudad en colapso. Las dos falsas rotondas de la calle Duquesa de La Victoria, especialmente la de la desembocadura en la avenida de La Democracia, estrangulan el tráfico en todas direcciones. En horas punta y en épocas de colegio, el embotellamiento llega hasta la calle alcalde Antonio Díez.

                   El estado de obras, el apresuramiento en el ya definitivo último año de legislatura local, y probablemente del de una época, que se cerrará de modo inexorable, Los tiempos nuevos nos acabarán alcanzando de un modo u otro. Sin embargo, lo reseñable aquí es la falta de consideración con el ciudadano, que supone este modo de hacer las cosas.

            También se han cortado todas las intersecciones de la calles Duquesa de la Victoria, la última en la prolongación de la calle Seijas Lozano, de manera que ya hay que recorrerla entera si se quiere cambiar el sentido de la circulación. Se dificulta la circulación privada, y también la del transporte, pero lo que se empeora de modo claro es el transporte urbano y el de los vehículos de emergencias. Se cierran unas calles y se saturan otras. Todo un plan rector.

 

 

 

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La ciudad calcinada


 

                  En la hoguera de san Juan se quema una representación de algo. Es un instante efímero de evasión, en un mes de junio de 2018,  en el que un gobierno ardió como una tea en un solo día. Pasada la situación de conmoción por el segundo suceso, y el breve momento de la que se califica como la noche mágica, vuelve la dura y siempre ineludible realidad.

                 La ruina, como la nada de La Historia Interminable, se extiende por toda la zona histórica de la ciudad. La década de los 2000 millones de euros, no ha aliviado ninguno de los grandes problemas de Melilla, pese al maquillaje  que se lleva a cabo en otras zonas. Estos son barrios y calles por los que nadie transita, salvo los residentes. Aquí no hay planificación urbanística, accesibilidad ni ciudad sostenible.

                   Es el Barrio del Carmen, del que ya hemos escrito* (como casi de todo) y en el que se encuentra una de las calles más paupérrimas de la ciudad, la de Villalba y Angulo**. Una tercera parte o más de los barrios históricos se encuentra en situación de ruina. Las casas ruinosas habitadas se alternan como las cartas de una baraja, con las casas arruinadas deshabitadas. Los solares se eternizan en estado de abandono total, en espera de un Plan General de Ordenación Urbana, que lleva más de una década sin ser aprobado. Para un tercio de la población melillense no hay esperanza alguna. Todos los términos anteriormente citados no significan nada en su quehacer diario.

                   Este emblemático barrio se divide en dos partes, y su frontera en la Avenida de Castelar. Las casas, escaleras y pasadizos fotografiados hace dos años, siguen en el mismo estado pero con dos años más de deterioro, con el consiguiente riesgo de derrumbe. En este lado del Barrio del Carmen, el de las calles Explorador Badía, capitán Cossío, padre Lerchundi, general Barceló, o la ya mencionada del gobernador Villalba y Angulo, la situación física de deterioro es igual que la de la parte más cercana al centro de la ciudad. Nada cambia,  Melilla siempre puede esperar.   

  Notas:*https://elalminardemelilla.com/2016/04/22/el-barrio-del-carmen/ ;**https://elalminardemelilla.com/2016/04/28/la-calle-de-villalba-y-angulo/