El enigma Sánchez


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                ¿Quién es realmente Pedro Sánchez?. Las opciones que manejamos son tres: La primera le sitúa como una persona audaz al que la suerte le da la cara, un remedo moderno de Ulises, el único gran personaje, que sin ser héroe,  sobrevivió a la Guerra de Troya. La segunda le identifica como un hábil estratega, que sin ser un  grande como César o Marco Antonio, consiguió hacerse finalmente con el poder y consolidarlo, caso de  Octaviano. La tercera le emparenta con el rey Pirro, un personaje enigmático, que consiguió derrotar tres veces a los romanos pero con grandes pérdidas, lo que le llevó a exclamar: «Otra victoria como esta y estoy perdido».

            En estos días de debate de investidura, ha sorprendido como un candidato a la Presidencia, y Presidente en funciones, se ha expuesto de modo voluntario y en forma hasta casi humillante,  en el campo de tiro del adversario, solicitando con obstinación, una abstención a quienes no están dispuestos a dársela. Nada que decir de Casado, pero sí advertir la inquietante actitud de Rivera, cuyo perfil recuerda ya al del emperador romano Nerón, quien en su juventud estuvo rodeado de los mejores preceptores, como Séneca, pero que una vez que rompió amarras con todos, acabó convirtiéndose en un problema para el Estado. Su desmedida ambición de poder, ya está creando problemas en las relaciones parlamentarias, pues carece de empatía y no respeta siquiera las normas de cortesía debidas a un presidente en funciones.

                                                    Victorias y derrotas

       En 1996 Felipe González, llamó dulce derrota a un resultado que le otorgaba 141 escaños, tras conseguir 9,5 millones de votos. Jose Luis Rodriguez Zapatero alcanzó los 164 escaños en 2004, y los 169 en 2008, en ambas ocasiones refrendado por 11 millones de electores. En el año 2011, Alfredo Pérez Rubalcaba se quedó con 110 diputados, y 7 millones de votos, en una derrota que correspondía en realidad al gobierno de Zapatero. ¿Cómo hay que llamar a una victoria, la del mes de abril de Pedro Sánchez, con 123 diputados y 7,5 millones de votos?. Sólo tiene un nombre, pírrica. Sus resultados solo suponen 13 diputados más que la gran derrota de Rubalcaba.

      El contexto político ha cambiado y Pedro Sánchez se ve ayudado por la falta de líderes claros y consolidados en el campo contrario, salvo en el caso de Pablo Iglesias. Es un líder sólido, pero cuya vanidad política siempre está más lejos que los resultados que acumula. Aún así, la presencia de Podemos es absolutamente necesaria. El problema de Iglesias es que personas tan clarividentes no suelen tener un amplio respaldo popular, como fue el caso de Manuel Azaña. Es más, suelen concitar hasta más rechazo que afecto popular.

          El resto de la oposición podría encuadrarse en dos grupos: el de los líderes sin partido, y el de los partido sin líderes. En este archipiélago reina Sánchez, que igual es capaz de regresar a Ítaca para reinar en paz, que estrellarse en el arrecife de Las Sirenas. Una tormenta de polvo rojo le impidió llegar a la ciudad en febrero de 2017.

                                             Sánchez en Melilla

               La única vez que hemos estado y visto a Pedro Sánchez en Melilla no logramos formar una idea clara de él. Es imposible discernir si su personalidad permanece oculta tras la imagen del líder político. Zapatero es tal cual se muestra y Felipe González sigue teniendo mil facetas. En el caso de Pedro Sánchez no puede resolverse el enigma personal que representa.

                Su situación no le permite rechazar a nadie, y mucho menos a Pablo Iglesias y su formación. No puede exponerse más a la humillación frente a Ciudadanos y el Partido Popular. Como bien dijo el líder de la formación Unidas Podemos: la triple derecha aguarda su momento y ya han limado cualquier tipo de asperezas. Las oportunidades no se repiten en ningún ámbito. No puede desperdiciarse el capital social que representan las formaciones de izquierdas, y que todavía es mayoritario.

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