Historia de una ambulancia


                En una ciudad como Melilla es habitual ver una ambulancia marroquí camino del Hospital Comarcal, aunque no en las cifras que las que algún partido intenta amedrentar a los ciudadanía. El mayor daño hecho a la Sanidad en Melilla fue la paralización de las obras del nuevo hospital en 2012, tras la victoria electoral del Partido Popular. De esto se sigue hablando muy poco en la ciudad y la Sanidad Pública es algo prioritario.

               Mientras que la sanidad melillense quedó en niveles mínimos bajo los anteriores gestores (2012-2018), hemos visto proliferar todo tipo de clínicas privadas de salud, ofreciendo, previo pago, tratamientos e intervenciones a los que se tendría derecho en el sistema público, pero que carecen de especialistas. Esto motiva que el ciudadano/a de Melilla deba optar por pagar de su bolsillo tratamientos, consultas e intervenciones, bien en la ciudad o en el exterior.

               Ha pasado año y medio y sigue sin resolverse el complicado asunto de las Clínicas Radiológicas Remartínez, que fueron sacadas del sistema público de diagnóstico mediante un ardid administrativo, que todavía no ha podido ser revocado.

                  En todos los ámbitos somos clientes o usuarios, salvo en el de la medicina, en el que somos pacientes. Esto quiere decir que lo que está en juego es nuestra  salud, y por eso rige la norma de pagar y callar, porque va tu vida en ello. No hay nadie protestando porque las compañías de prestación de servicios sanitarios hayan reducido sus servicios al mínimo, o que incluso los tengan  por debajo, pues no hay médicos especialistas de determinadas especialidades en la ciudad. La norma se salta con la presencia mensual de una especialidad y con listas de espera sobrecargadas. Apenas hay médicos de medicina general con consultas propias, y los que hay están abarrotados. Las compañías ofrecen una prestación mínima, y otra más amplia previo pago mensual.

                                     Las ambulancias marroquíes

            Sin embargo, hay un partido político que ha hecho bandera social de la presencia de ambulancias marroquíes en nuestra ciudad, creando alarma e incluso rechazo social. Obviamente, las ambulancias de la zona no están al nivel de las melillenses, como tampoco lo están los hospitales públicos de Marruecos y de España. Sin embargo nadie habla de que el mejor dermatólogo de Melilla esté en Nador, y es al que acuden muchos melillenses para tratar sus afecciones epidérmicas. La sanidad privada en Nador tiene un nivel parejo con la de nuestra ciudad.

            El pasado miércoles observamos como una ambulancia marroquí parecía recoger a un paciente en la plaza de España, imaginamos que para trasladarlo al Hospital Comarcal. Esto sí es cuando menos extraño. Una cosa es traer un paciente desde Marruecos y otra que esas ambulancias estén prestando asistencia en suelo de Melilla. Sin embargo, el tema sanitario sigue fuera de la campaña política. Cada día se abren más clínicas privadas y se deteriora irremisiblemente la Sanidad Pública. Al día siguiente de realizar las fotografías de la ambulancia marroquí «operando» en plena plaza de España, nos enteramos que se han inmovilizado 4 de estos vehículos, y que constituían no solo un lucrativo negocio, sino también una espesa trama.

         En el mes de octubre algunas especialidades tenían ya las citas completas en el Hospital Comarcal, para todo lo que queda de año. Así pues, ante cualquier eventualidad, la única posibilidad de asistencia específica es acudir por Urgencias, algo que luego los gestores sanitarios, que no los profesionales médicos, reprochan a los pacientes.

          Estos también son problemas de la sanidad melillense, no solo el de las ambulancias marroquíes. Para resolver esto, el de la asistencia médica a ciudadanos marroquíes en Melilla, bastaría con firmar desde Madrid un convenio de atención sanitaria, para que luego el gobierno de Marruecos se haga cargo de la atención prestada a sus ciudadanos, igual que hace España con el resto de países europeos.

               Es cierto que el coste sanitario de la atención a pacientes marroquíes es elevado, pero no tanto como para hacer quebrar el sistema sanitario melillense. El colapso del hospital se debe a que ya es una infraestructura insuficiente y obsoleta, a la falta de especialistas, y a una muy discutible gestión en los últimos ocho años. Tampoco se entiende la total renuncia al cobro de toda o parte de esa asistencia. Esta es la parte visible, pero también hay otras muchas situaciones de las que nadie habla, ni siquiera los sindicatos de profesionales médicos y sanitarios, como el de la creación de una clínica privada, que quedó paralizada tras el cambio de gobierno nacional y local.

         La pregunta es: ¿Qué grado de descontrol se ha permitido en esta ciudad en los 10 últimos años?.

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