Dos Papas y una sola profecía


                Llevamos mucho tiempo buscando el momento para escribir sobre este tema, y además nos lo están demandando, pero es necesario buscar la disposición de ánimo correcta, y atinar con el momento exacto. Hay una serie de libros que denominamos como «novelas anticipativas», y que ya mencionamos en el artículo sobre la pandemia. Escribimos ahora también porque no queda demasiado tiempo.

                 Las profecías de San Malaquías sobre los Papas fueron escritas en el siglo XII, cuando todo el mundo conocido era Europa, el Asia más próxima y el norte de África. Los musulmanes estaban en España, pero un monje irlandés solo podía concebir el mundo desde la perspectiva católica, e identificar una línea histórica con los sucesores en el trono de Pedro, en la que su final, coincidiría con el fin del Mundo. Aun así, la coincidencia entre los símbolos  de sus lemas y las características de los símbolos papales es alta. Por algo era un profeta. Lo que nadie había previsto es que en los inicios del siglo XXI, la Iglesia católica contase con dos Papas de facto, nombrados en sendos cónclaves, por tanto, válidos. aunque se atisben algunas fricciones.

                El eufemismo emérito solo esconde una realidad más dura, que es la deposición. El verbo deponer significa bajar algo o alguien del lugar en  que está.  En el caso de Benedicto XVI cabe decir que contó con el suficiente tiempo y presencia de ánimo para anticiparse a una situación más dura, y pudo formalizar su renuncia de modo voluntario, cosa que no sucedió con el cercano caso del rey Juan Carlos I.

                                   Las profecías de San Malaquías

           San Malaquías fue un monje benedictino, nacido en Armagh (Irlanda) en 1194, que elaboró una lista con 112 estelas, con las que se designaban un número equivalentes de los próximos 112 sucesores del apóstol Pedro, a partir del momento en el que escribe. La primera dificultad estriba en la propia lista papal, bastantes confusa en determinados periodos. Hay papas que no existieron, otros que fueron tachados de la lista o incluso antipapas, por tanto, identificar al último de esos 112 sería delicado. La lista tiene su origen en Celestino II (1143)  y acabaría en uno o dos Papas posteriores a Benedicto XVI. De la lista desapareció o no, la que aludía al «Papa negro», dato imposible de conocer, porque el libro fue publicado por primera vez en 1595, con la debida autorización eclesiástica. La segunda cuestión sería si Malaquías escribió sus profecías en el mismo orden que fueron publicadas

            Lo que sí parece claro según el texto de la estela o lema 112, es que el último Papa profetizado será Pedro romano, lo que no quiere decir que adopte este nombre. La profecía sobre el último Papa de la lista, que no quiere decir que lo sea en realidad, afirma lo siguiente: Petrus Romanus qui paciet oues in multas tribulationibus: quibus trans factis civitas septicollis diruetur, et Iudex tremedus iudicabis populum suum Finis (Pedro Romano, que apacentaba sus ovejas en muchas tribulaciones, que atravesaron la ciudad de las siete colinas y el Juez formidable juzgó a su su pueblo. Final)

          Tanto el Papa Francisco I y como Benedicto XVI, son dos ancianos al frente de la Iglesia universal, con 83 y 93 años respectivamente. Si todo sucede en su orden natural no habría problema, pero podría darse el caso de que el Papa Francisco falleciese antes que el Papa Benedicto, con lo que la situación anómala se convertiría en extrema. Son dos hombre ancianos, con aparente buena salud, pero dentro de Italia, el país continental europeo en donde el coronavirus sigue azotando con más fuerza. Estamos comprobando que en los tiempos actuales no hay orden natural posible.

         Todo pontífice es por definición «Pedro romano» y Francisco es al Papa 266º de la Iglesia católica, y es jesuita. La Compañía de Jesús siempre fue conocida como la orden negra, dada su costumbre de vestir siempre el hábito negro, y a su superior siempre se le llamaba el «Papa negro». Una cláusula ya abolida, impedía a los miembros de la Compañía de Jesús,  acceder a la púrpura cardenalicia, e impedir así su acceso al papado, ya que esta peculiar Orden profesa un voto especial de obediencia al Papa. Todo esto alude a ese «caput nigrum» o cabeza negra, que fue o no hecho desaparecer, de las profecías de Malaquías. El caso es que entre Francisco I y Benedicto XVI concurren varias anomalías, que quizá sean también propias de estos tiempos confusos.

                                              Interpretación

           Se ha intentado hacer encajar ese párrafo de San Malaquías entre uno y otro Papa, pero no parece dejarse aprehender con facilidad, por mucho que en el emblema episcopal de Joseph Ratzinger, aparezca también una cabeza negra. La solución a este enigma, se desvelará con el próximo Pedro romano. En cuanto a los Jesuitas no existían en el momento de la formulación.

            Lo que sí podría significar es que el siguiente Papa pudiera ser italiano  y/o tener una vinculación efectiva  con la diócesis de Roma, según interpretamos en El Alminar. En la lista más actualizada existente, solo 125 de los  224 cardenales ejerciente son elegibles, lo que significa que tienen una edad inferior a 80. Esto convierte al grupo de los «no elegibles» como muy influyente en la posible elección del próximo Pontífice romano.

          El cardenal Pietro Parolin es el único llamado Pedro entre todos los integrantes del Colegio Cardenalicio, en lo que parece ser un requisito. Si la profecía aludiese a la posibilidad de un pontífice de las diócesis africanas, el cardenal Robert Sarah se encontraría entre los posibles candidatos. Sin embargo, se abriría una nueva posibilidad, no contemplada hasta la fecha y sería la de incluir al Opus Dei, una Prelatura personal, que está por encima de una orden, en el rango de la profecía. Se distinguen por su fuerte vinculación con la ciudad de Roma, a la que están vinculados por su presencia permanente. Además usan la sotana, que es de color negro, y a la que nunca renuncian. Existe un nombre, es un cardenal español, Julián Herranz Casado, pero no es elegible. Persiste pues, por el momento, la anomalía de la ausencia de un Papa español.

              La situación de envejecimiento es tal, que en tan solo 2 años (2022), los cardenales elegibles serían menos que los no elegibles. La situación actual es de 125 frente a 99.

Nota: https://www.ancient-origins.es/noticias-general-mitos-leyendas-europa/las-profec%C3%AD-los-%C3%BAltimos-pont%C3%ADfices-el-papa-negro-003375

 

 

          

 

 

 

 

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