La ruina es una categoría en Melilla. Ahora no estamos saliendo a observar, pero da igual, pues los hechos continúan produciéndose, solo que no cuentan con un relator constante. Antes de abandonar las calles lo habíamos observado todo, como siempre hacemos. El confinamiento afecta al Alminar, pero no impide su actividad. De esto ya se dio cuenta Miguel, un miembro de nuestra comunidad. Hace ya mucho tiempo, un colaborador nos comentó que la ruina de los edificios, su derribo, o su implosión no tenían interés para el lector. Creemos que erraba en su percepción, porque sí despiertan interés, y hay una relación directa entre la mención en el blog, y el aceleramiento de su estado de ruina hasta la desaparición total, sin que sea un hecho trascendente el que estén catalogados como bienes culturales. Los casos en los que la sola mención ha ejercido de fulminante, llenarían una entrada entera.
La fachada de las 7 caras, casi el último ejemplo del modernismo obrero en el barrio del Real, está desmoronándose. Ya solo quedan seis y así hasta su total desaparición. Eran solo ornamentos, pero eran parte de un estilo que ya se pierde. Todo es ruina y negocio.
Existe también un interés histórico y también estético, aparte del que consideramos más necesario de todos, y que es el de dejar constancia. El instante anterior a la desaparición tiene un indudable interés, aunque solo sea testimonial. Las ruinas son una categoría tanto en la ciudad como en el Alminar, y esto es así desde casi el mismo instante de su origen. A lo largo de todo este tiempo, del que se cumplirá el 9º aniversario en los próximos días, hemos visto caer de todo, y hemos visto caer más de lo que se ha construido, e incluso hemos visto caer más casas y cosas con interés, del que carecía luego casi todo lo que se ha construido. Reducir a ruinas es el máximo castigo posible.
Esto sucede en todos los barrios de Melilla. La despersonalización y la pérdida de carácter es completa. La nueva realidad se nos echa encima y aquí no parece cambiar nada, ni siquiera se vislumbra la conciencia de que debe cambiar. El viejo camino sigue ahí, pero no debe volver a transitarse. Nosotros solo advertimos, nadie tiene porqué hacernos caso.
Nota:https://elalminardemelilla.com/2014/03/23/la-manzana-de-oro-del-barrio-del-real/