Portaaeronaves Juan Carlos I en Melilla


Han pasado 11 años desde la última visita de este buque, que tenemos registrada en este blog (julio /2013). El Juan Carlos I es una máquina de guerra muy sofisticada, y es más que un portaaeronaves. Es el buque insignia de la Armada Española, tanto por su tamaño ( su eslora, o eje de proa a popa es de 231m), como por sus funciones. Es un buque de desembarco, de transporte de guerra y también un hospital. Asistió como hospital a las víctimas del terremoto de Turquía en 2023. No son pues solo barcos de guerra. En el mundo actual, el mayor número de víctimas se acumulan en las guerras y en las catástrofes naturales. Ya no hay solo una única visión de las cosas, ni una única función.

El buque, denominado también como LG-61, botado en 2008 y recepcionado por La Armada en 2010 ha llegado hasta Melilla aparentemente en solitario, sin su escolta habitual, al tratarse solo de un desplazamiento de prácticas. A su mando se encuentra un capitán de navio, según el escalafón de La Armada. Cuando se desplaza en grupo, bien para maniobras o desplazamientos tácticos, en el Puente de Mando se situa un almirante al frente. Puede llegar a tener una dotación de 1200 personas en distintas funciones, desde la sala de máquinas hasta el referido puente de mando. En la presente visita a Melilla la tripulación del Juan Carlos I sobrepasaba los 400 integrantes, entre la oficialidad, marinería, infantería de marina, pilotos de embarcaciones y aeronaves, sala de máquinas y todas las demás áreas de dotación de servicios.

Para los melillenses, muy habituados a los viajes en barco, y conocedores de las cubuiertas, hangares y pasillos, nos sorprendió el impecable estado de todas las zonas, cubiertas y pasillos del portaaeronaves. Ni una sola mancha de óxido, ni un pequeño charco, mancha o desperfecto en toda su enorme extensión. Si en algún lugar alcanza su máximo sentido la expresión «en perfecto estado de revista», es aquí.

La Armada no solo enseña sus barcos y navios como medio de confraternización, también busca que la gente joven sienta aprecio por lo que en cierto modo le pertenece, y por mostrarlo como medio de vida. No solo la profesión naval, la de marino, o tropas de combate y defensa. Otras especialidades tienen cabida aquí, en un buque de estas características y dimensiones. No solo las mencionadas, también los radiotelegrafistas, los operadores de sónar, y otras muchas relacionadas con la navegación. Un navio así es una ciudad flotante, en el que todos sus tripulantes estan interconectados. La supervivencia de todos depende de esa relación que solo se da en los barcos. Es un puesto o lugar de trabajo colectivo y relacionado en todos sus segmentos. No hay áreas de trabajo estancas. Cualquier aparato sofisticado del puente de mando, depende del perfecto estado de cableado en la zona más profunda del buque, y de que cada marinero de máquinas o de electricidad, desarrolle su labor con eficacia. Lo mismo ocurre con cualquier otra labor. Por eso un barco, más si es de guerra, es un mundo distinto. No suelen tener los pies, ni casi la cabeza, en la tierra, sino en el mar, que es el triple de superficie que las tierras emergidas.

Llegamos hasta el buque Juan Carlos I en autobus, entrado ya en la zona prohibida del puerto de Melilla, el domingo 6 de octubre de 2024. Toda la visita, que se desarrolló en tres cubiertas, fue guiada por el teniente de navio al mando en ese momento. Era el oficial de mayor rango presente en el barco. Atendió cualquier pregunta con solvencia, incluso las más arriesgadas, que no lo fueron mucho. Hace 11 años que intentamos subir a este barco, entonces no fue posible porque la organización no estaba tan perfeccionada como en esta ocasión. Hemos cerrado otra historia que quedó pendiente.

Regreso a la Nao Victoria


Han pasado 12 años desde que subiéramos a la réplica de la Nao Victoria, que arribó a Melilla en octubre de 2012. Ha venido otras veces porque en realidad es un buque escuela, además de un museo, y está gestionada por la Fundación Nao Victoria desde el año 2007. Fue construida en Isla Cristina, como réplica de la original, en la que Juan Sebastián Elcano completó la primera circunnavegación del Mundo en 1522. Fue la única nave sobreviviente de las 5 que iniciaron la vuelta al mundo en 1519, desde el puerto de Sevilla.

La réplica de la nave fue construida para la Exposición Universal de Sevilla de 1992, y fue dirigida por el diseñador Ignacio Fernández Vial. La quilla, codaste, roda, cuadernas, baos, esloras, palmejares, y trancaniles, son de madera de roble de bosques gallegos ribereños del río Miño. Los mástiles y arboladura son pinos de los Montes de Valsaín (Segovia). Los motones, poleas y demás aparejos de la arboladura se construyeron en una serrería de Cazorla (jaén), que suministró las piezas necesarias de madera de pino y olivo.

Cinco naves (Santiago, San Antonio, Trinidad, Concepción y Victoria) de las que solo regresó esta. Una expedición de 245 tripulantes de los que solo regresaron 18, un 8 de septiembre de hace exactamente 502 años. Una interesesante efeméride, que se conmemora en la ciudad de Melilla.

Los recuerdos se fijan a partir de la segunda visita, que es la que hemos realizado. Sorprende ver las dimensiones de la nao, en relación con nuestros barcos de comunicación con la península. Actualmente, además del velamen, la embarcación cuenta con un motor para realizar las travesías. La navegación entre Melilla y Málaga puede llevar unos dos días, con condiciones favorables. Entre los años 2004 y 2006 consiguió completar la vuelta al mundo, siendo la primera nave de esta clase que logró llevarla a cabo. En el momento de arribar  a Melilla, 14 personas componen su dotación entre tripulantes,  alumnos y voluntarios.  En esta ocasión vienen navegando desde Alemania.

El Estrecho de Magallanes, el jefe de la expedición de la Especiería, debe su nombre al portugués Fernando de Magallanes (muerto en 1521 durante la travesía) es una terrorífica zona geográfica que une los dos océanos, el Atlántico y el Pacífico, en la zona sur del continente americano. Se extiende a lo largo de 570 kms. y está dominado por fuertes corrientes, vientos, aguas muy frías y fuertes tormentas. Existe un diario del viaje, escrito por el marino florentino Antonio Pigafetta, que relata las visicitudes del viajes y hechos más importantes.

Nota:https://www.fundacionnaovictoria.org/es/. https://elalminardemelilla.com/2012/10/09/la-replica-de-la-nao-victoria-en-melilla/

Sobre el espíritu de la Navidad


La parte socialista del gobierno partido de Melilla ha conseguido un logro publicitario difícil de repetir, y es la presencia en la ciudad de la Orquesta y Coro de RTVE, dos de los conjuntos musicales más afamados y de más calidad de España. El viernes la Orquesta de Radio Televisión Española ofreció un concierto memorable, según refieren los asistentes, que pasará a la historia local de la música, en el teatro Kursaal Fernando Arrabal. Sin embargo, la ausencia de publicidad institucional específica para esta campaña , no autorizada desde la Consejería de Hacienda, ha provocado que los medios locales de comunicación no cubran ni mencionen los eventos. No entramos en más detalles, solo mencionamos el hecho.

El sábado el Coro de RTVE, el coro profesional más antiguo de España ofreció una representación en la iglesia del Sagrado Corazón, de piezas clásica en latín, el idioma litúrgico, que resonaron de modo esplendido en el centenario edificio, lleno hasta las columnas, y en el que pudimos ver al diputado por Melilla Díaz de Otazu (que está logrando una significativa progresión en el mundo OTAN), junto a muchas otras caras conocidas y con significativas ausencias, que el espíritu navideño nos impide mencionar. Lo importante es la proyección del nombre de la ciudad, que se completa con la retransmisión de la misa dominical, en el día de hoy, desde el mismo templo Arciprestal.

El calendario de eventos y acontecimientos de esta Navidad es uno de los más completos de la última década, después de la suspensión total de 2020 y de la recuperación parcial de 2021 provocadas por la pandemia de la COVID19, que todavía sigue presente a nuestro alrededor y en todo el mundo y sigue causando estragos, tanto económicos como humanos.

El Coro, dirigido por Marco Antonio García de la Paz, y con Jorge Otero y Ángel Cabrera en el piano a 4 manos, interpretó tres motetes de Anton Brukner, tres himnos sacros de Alfred Schnittcke, tres piezas de Franz Schubert y una de Brahms. Los dos conciertos serán retransmitidos por la 2ª Cadena de TVE los días 18 y 25 de diciembre. La salida ordenada y la colocación de las cuerdas de un coro, siempre es un instante muy bello.

La ciudad gana y mucho con esto, después del daño sufrido en el mes de junio por el trágico salto a la valla del día 25, y por todo lo relacionado con la Comisión Parlamentaria de investigación por esos hechos. No se puede evitar la repercusión de ese tipo de hecho, de gran alcance e impacto internacional, pero sí debe fomentarse y divulgarse acontecimientos culturales o religiosos, como los que se han llevado a cabo este fin de semana. Melilla es una ciudad multicultural, de convivencia, politeísta, y multirracial y ese es el hecho diferencial que debe promoverse, pese a los palos en las ruedas del carro, que algunos insisten en colocar, desde todas direcciones.

Nos quedamos con estos conciertos, con su imagen, aunque culturalmente no pertenezcan individualmente a todas las comunidades, pero sí al acervo cultural común de la ciudad. Ese es el espíritu conciliador y de entendimiento de la Navidad, de la Januká o del Ramadán.

Esto es lo que no puede verse en muchas otras ciudades y el único camino posible, el del espíritu común.

Los peones de Melilla la Vieja


Hacer guardia en la Ciudad Vieja es difícil, incluso para dos peones o soldados de a pie broncíneos, como los que guardan la entrada del túnel de santa Ana y la capilla de Santiago, en lo que fue el «non plus ultra» melillense hasta casi la mitad del siglo XVI. Una cruz grabada sobre la piedra indicaba claramente que a partir de ahí, solo la protección divina podía garantizar la salvaguarda de la vida. Volver a dormir entre los recovecos de la ciudad era algo en lo que ya intervenía el azar.

Fueron allí instalados en el año 2011, en el periodo duro de las mayorías omnímodas, por una cantidad de 114.000€, sin que quedase muy claro qué categoría militar tenían (peones, piqueros, alabarderos). Como no existía consenso entre los eruditos de la historia militar melillense, los calificamos como lanceros de Estopiñán. En aquellos años contábamos con el inestimable asesoramiento de Corona 71, que aunque ya no escribe, sabemos que sigue atento al blog y a sus andanzas.

Para los padecimientos que sufrieron los melillenses en la larguísima noche de los 400 años, los lanceros estaban demasiado gruesos y faltas de forma, cuando en Melilla lo normal era no comer y sufrir hambre y muchísimas penalidades. Tampoco podía tratarse de presos o de galeotes, porque entonces estarían en un estado más lamentable aún.

El caso es que pasada casi una década desde su instalación, se han incorporado al paisaje pétreo y les hemos cogido cierto afecto, quizá porque no han faltado un solo día a la guardia, aunque sí les acompañan los gatos. También sea porque su parecido con el singular Sancho Panza, les hace merecedores de una mayor atención.

Una ya tiene la lanza rota de tanto batirse con los fantasmas, que seguramente se habrán llevado un buen descosido en la sábana. A su compañero, que parece más aguerrido, se la han intentado arrancar también, pero solo han conseguido doblársela, lo que tiene mayor mérito. No solo ha mantenido la posición, sino también el arma, lo que no es fácil sin ayuda.

Nota: https://elalminardemelilla.com/2011/12/20/los-lanceros-de-estopinan/

Luciérnagas en Isla Canela


 

       En cualquier lugar puede sorprender el arte y la elegancia de años de trabajo, método y entrenamiento. La animación en los hoteles de verano, como el Barceló de Isla Canela, suele tener un nivel medio correcto, sin demasiadas pretensiones, o con la nada desdeñable pretensión de entretener a los cientos de personas que allí se alojan, sobre todo los niños y niñas. Grupos de música, animadoras/es, alumnos/as de los conservatorios y todo tipo de artistas anónimos intentan que la estancia en los hoteles sea lo más apacible posible para los alojados. Son buenas y dignas manera de conseguir dinero para los estudios o de ganarse la vida. Casi nada dejará más huella que la propia extensión del verano.

             Sin embargo a veces sí aparece algún grupo, artista o artistas que llaman la atención, cuyo trabajo sí merece perdurar o que alguien se tome el trabajo de reflejarlo, de relatarlo. En El Alminar estamos para este tipo de cosas, ese es nuestro trabajo y nuestra vocacion.

Firefly, la cuestión del nombre

            El grupo se llama Firefly o luciérnagas y está integrado por gimnastas procedentes de Alemania y Croacia. Se nota la dedicación y horas de entrenamiento que hay detrás de los ejercicios. Pese a la dificultad de ascender por la gasa de ejercicios hasta lo más alto de la percha, y la potencia que se requiere para ello, la sensación que transmitían era la de un movimiento liviano. No hay nada más difícil que luchar contra la fuerza de la gravedad. Se requiere mucha potencia y músculo. Camuflar todo eso para que parezca una ascensión a los cielos, es cruzar la línea que separa lo común, de lo que no lo es.

             Las luciérnagas ofrecieron un espectáculo con composiciones muy bellas con ejercicios muy coordinados y trabajados, resueltos con mucha elegancia y sutileza. Todo lo que hacían era difícil y sin embargo parecía sencillo.

          Un nombre es la mitad de todo. La escenografía estaba relacionada con las luciérnagas y la música escogida resultaba muy adecuada. El único problema es que el nombre de firefly, luciérnagas o fuego volador, está totalmente oscureciendo por la serie homónima.

Tráfico ordenado en el Rastro


              Una y otra vez, con la perseverancia del borrico en la noria (san Josemaría dixit), hemos criticado el caos circulatorio del Rastro, en la confluencia de las calles del Gran Capitán, general Margallo, alférez Montes Tirado y la bajada de la carretera del Tiro Nacional. La situación se ha mantenido así desde mucho antes de la creación del Alminar (ab alminare condito) en 2011.

              En enero de 2014 * propusimos una solución que se puede leer en el artículo de enlace. Básicamente consistía en un isleta central que separase la circulación ascendente y descendente, reorganizar el tráfico en la zona, cambiar alguno de los sentidos de la circulación, e incluso impedir algunos giros y maniobras.

             Han pasado cuatro años. A finales del mes pasado se comunicaba el inicio de las obras en la zona y desde entonces hemos permanecido en silencio pero atentos. En el día de hoy hemos acudido a ver el resultado de una obras a las que no se les ha dado demasiada importancia en su resolución. No tenemos noticias de si han sido inauguradas o de que los miembros del gobierno hayan acudido a visitarlas.

            La sorpresa ha sido muy grande al contemplarla. La obra está bien hecha y sigue en 3/4 partes la propuesta elaborada por El Alminar hace casi 4 años. Se ha creado una isleta central que separa ambos sentidos del tráfico. Se ha creado un carril específico para facilitar el giro de la COA (autobus urbano de Melilla) y se ha construido una pequeña rotonda para facilitar los cambios de sentido. Por primera vez se han creado unas pocas plazas de aparcamientos que facilitan la carga y descarga, y además se han cambiando el sentido de la circulación en la calle Montes Tirado.

             Apenas ha llevado un mes el realizar este proyecto y hasta su coste entre dentro de lo aceptable. Es una autentica lástima que se hay tardado tanto tiempo en llevarlo a cabo y que todo lo que hay alrededor (un entorno degradado) no acompañe con lo que es una zona comercial, perteneciente al centro de la ciudad.

             Escribimos en una ocasión que si nos encontrábamos con algo bien hecho, lo diríamos sin mayor dilación y sin confusión alguna. Esto está bien hecho. Muy tarde, sin tiempo para casi nada más, pero bien.

        Nota:https://elalminardemelilla.com/2014/01/25/el-gran-lio-del-rastro/

 

La Libertad guiando al pueblo


 

                Tres días en Melilla de actividades solidarias y de concienciación. Son 450 personas que han venido a Melilla utilizando recursos propios, con los gastos lo más ajustados posibles, y procedentes desde todos los lugares del Estado. Han pagado entre 70€ y 200€ según la distancia de procedencia. Están agrupados en más de 200 organizaciones entre las que Podemos solo es una más.

                   Han sido hostilizados desde el Poder y la ciudadanía les ha mirado con recelo. Se les ha vigilado día y noche, y pese a ello, «se les ha acusado de quemar los contenedores» que ayer ardieron en las calles de Melilla. Podríamos comparar lo sucedido con el trato que se dispensa a cualquier otro colectivo que visita la ciudad (eso sí, a gastos pagados), pero no merece la pena.

                Cuando la Libertad guía al Pueblo, produce imágenes hermosas, como las de estar tarde, ante la estatua que envenena Melilla y cuyo fantasma sigue alterando la vida de gran parte de España.

               Mujeres y hombres de todas las edades, han recorrido todo el espacio que conforma el universo melillense, y han conocido la realidad de la ciudad, viéndola con sus propios ojos, sin que nadie se la falsifique ni edulcore. Sin campañas de publicidad ni propaganda pagada. Melilla abierta y sin fronteras.

               Esta tarde, bajo el implacable sol africano, y frente a la estatua del Tirano, jóvenes y adultos se han subido sin miedo a su pedestal, para poner en evidencia el anacronismo que supone para la ciudad que semejante estatua, sea ya la única que sigue erigida en todo el Estado Español a su funesta memoria. Un grupo de ciclistas ha increpado a los concentrados, desde un vehículo se han dado «vivas» al dictador, y se ha arrojado agua desde lo alto de la muralla.

              En tres días, la caravana de Abriendo Fronteras ha hecho historia en Melilla. Las imágenes que han ofrecido quedarán para la historia. Desde El Alminar les agradecemos haber dedicado tres días a la solidaridad, y a conocernos.