Al final, el derribo


          La categoría del «modern-ruinismo» en Melilla, se incrementará en los próximos días,  con un nuevo edificio en la lista de los derribados. La desgracia es que en esta ocasión se cobrara la vida de un trabajador, en el pasado mes de octubre. Esto pone de manifiesto la deficiente gestión en materia urbanística que existe en Melilla. Los edificios pasan años deteriorándose. sin que intervenga autoridad alguna. Este está en una zona muy transitada y pasó años arruinándose frente a la vista de todos. Tuvo que ser apuntalado, los inquilinos y los negocios que allí existían tuvieron que cerrar sus puertas, y pese a su evidente estado de ruina y peligrosidad, intentó ser restaurado en el mes de octubre del año 2012. El estado del inmueble no resistió las obras, se produjo un derrumbe y un trabajador de la construcción perdió la vida. Han pasado 4 meses desde el luctuoso suceso, y los trabajos para la demolición del insalvable edificio, han comenzado en días pasados. Se están retirando las rejas de los balcones y  otros elementos, para proceder a su demolición.

    Un año antes, que octubre de 2011, habíamos  advertido desde El Alminar, del mal estado de ese edificio. Había algo amenazante en su aspecto. En julio del pasado verano realicé unas fotografías que mostraban claramente su ruinosa amenaza. Ahora ya está siendo demolido. En unos días se le dejará de ver. Melilla se sigue cayendo a pedazos, y nadie lo impide ni lo evita.

      Nota:    https://elalminardemelilla.com/2012/10/09/una-tragedia-con-responsabilidades/

Paseando entre ruinas modernistas


            Pasada una semana, cualquier noticia en Melilla es pasto de hemerotecas. Nada produce el más mínimo debate. Nuestro modernismo está ya más cerca de Pompeya o Herculano, que de Barcelona. Son muchos años de dejación, de no hacer nada, de no obligar a los propietarios a nada, aunque también es cierto que  muchos edificios están ya en ruina económica. Ha existido una dejación absoluta, o una falta de un verdadero plan de conservación del centro de la ciudad, el llamado modernista. Todo se cae, menos la estatua de Franco y la suela de zapato del monumento de la plaza Héroes de España.

            Encontrar edificios en ruina evidente para el ciudadano, excepto para la administración es algo que resulta cansino. Es una evidencia que ni los responsables de cada área, ni nadie relacionado con las mismas pasea por la ciudad, porque si no verían lo que vemos todos.  Sobra el dinero para pagar 120.000€  en la obra más absurda del mundo, la demolición del muro del campo de fútbol del Tesorillo y cambiarlo por uno transparente, pero no para pagar servicios básicos de los que carecemos en Melilla. No hay marquesinas de autobuses dignas de ese nombre, todo está en un estado pésimo de mantenimiento, las aceras están en un estado que provocan más caídas que el que sería su servicio original, el de transitar por ellas. Tal es el aspecto de la ciudad, que hoy un nuevo comentarista lo describía como decadente, y creo que es el adjetivo que mejor se le ajusta.

     ¿Dónde debe mirar el ciudadano de Melilla al andar, al suelo para no tropezar y escalabrarse, o al cielo para evitar la caída de un cascote o de un balcón entero?. ¿Cómo puede estar un edificio en este estado, en el mismo centro de la ciudad y no ser advertido?. ¿Tiene esto ya algún sentido?, ¿para qué escribir de nada?, y la gran pregunta, la que siempre aparece al final ¿Tiene Melilla salvación y luchamos por conseguirlo?, o ¿abandonamos y dejamos que todo caiga?.

      Nota:  En días pasados, técnicos inspeccionaban el edificio en donde murió un trabajador.

Modernismo en ruina técnica


                El sueño de la Melilla modernista se ha acabado, en realidad se acabó cuando se fue incapaz de evitar el derribo de La Casa Paraíso (de la que han desaparecido hasta las fotografías), del Teatro Monumental, y de tantos y tantos edificios emblemáticos. El modernismo en Melilla es solo una etiqueta, pura fachada, que es en esencia el modernismo. No dudamos que cualquier demolición o rehabilitación tenga todos los permisos legales para llevarse a cabo, solo hemos escrito, que la situación de deterioro de los edificios se alarga tantos años, que su estado se convierte en peligroso. Cualquier obra de acondicionamiento o rehabilitación, puede provocar un derrumbe de parte de su estructura, es lo que se conoce como ruina técnica: cuando la edificación presenta un agotamiento generalizado de los elementos estructurales o fundamentales (pilares, vigas, cimientos, la aluminosis), o sea cuando el edificio  ha perdido su capacidad portante.

                Una sola muerte  es mucho en cualquier circunstancia, pero lo es más cuando esa persona es un trabajador, cuando está ofreciendo su fuerza productiva a cambio de un salario. La maquinaria administrativa es lenta, pero cuando sucede una desgracia se activa de modo eficaz.  Melilla debe realizar un censo de edificios modernistas, decidir cuales tienen valor arquitectónico y cuales no. Recuperar los que pueden ser salvados y derribar el resto. Hoy conocemos que la Consejería de Fomento ha declarado la ruina técnica del inmueble de la calle Marina, del que hubo que desalojar a los inquilinos no hace más de seis

          Si uno pasea por el centro de la ciudad, ve mas ruina que excelencia. Son solo unos pocos los edificios que están en condiciones. Hay algunos edificios que incomprensiblemente siguen en pie, sin ser derribados o expropiados por La Administración. Uno de ellos es el de la calle Lope de Vega, en situación de ruina absoluta. Después de una intensa búsqueda, he localizado esta fotografía del inmueble en donde se produjo el accidente mortal. Su situación era preocupante. No se llega a entender  el porqué se autorizan determinados derribos y se llevan a cabo de modo inmediato, y cuál es la razón de que otros edificios permanezcan en pie durante años. Hay decenas de casos en todos los barrios, pero sobre todo en el centro de la ciudad, en el llamado triángulo modernista, el que está protegido por un Decreto Ley.

          El proceso de ruina tiene un camino perfectamente marcado. El propietario suele querer llegar a la ruina técnica a base de no hacer reparaciones, y para ello cuenta con la lentitud de La Administración. Las multas suelen ser ridículas en comparación con la ventajas de la demolición de un inmueble y la nueva edificación con los criterios actuales. Al final gana siempre el propietario, pierden los inquilinos que habitaban en los edificios con alquileres antiguos, y los que tenían locales de negocios en los bajos comerciales. Es una ley inexorable y la realidad de Melilla. Casi la totalidad  de los inmuebles del centro de Melilla, están en manos de apenas una docena de propietarios.

        Nota:  El camino hacia la ruina total. http://www.proyectosfindecarrera.com/definicion/ruina.htm

La avenida, en ruinas, de Castelar


     

             Paseando entre las ruinas de una avenida

     El aspecto de la avenida de Castelar es desolador y eso que se trata de una de las avenidas  emblemáticas del centro de Melilla. Hay edificios modernistas importantes, algún comercio y sobre todo, es una calle emblemática de «la ruta melillense  de las tapas». Esto quiere decir que cualquier hipotético turista que se acerque a Melilla, puede de una manera u otra acabar en esta calle. No solo los turistas, si un familiar viene a la ciudad y se le quiere invitar a disfrutar de nuestra gastronomía tradicional, hay que hacer una visita casi obligada a esta avenida.

            Hay comercios y establecimientos nuevos que se han establecido allí, pero el entorno ruinoso no ayuda mucho. El aspecto general de esta calle emblemática, que en el pasado tuvo fiestas propias, no invita a detenerse en ella mucho tiempo. Hay algunos callejones laterales, que suben hacia Ataque Seco, cuyo aspecto es más propio de un acceso al averno, que el de una calle del centro de la ciudad. En cualquier momento uno espera la aparición en ellos del can cerbero, el guardián de los abismos infernales.

         Edificios cerrados de los que no se sabe qué suerte esperan, si el derribo o la rehabilitación. Solares absolutamente cochambrosos y en estado vergonzante. Ruinas que se mantienen en pie y que anteriormente fueron edificios, ofrecen tanto al ciudadano como al posible visitante, una apariencia de desidia absoluta y de total falta de gestión.

     Se pueden argüir todas las disculpas que se quieran, tales como la obligatoriedad de respetar los plazos legales, la dificultad de los procesos sancionadores, la complejidad de señalar a los propietarios de los inmuebles, o incluso la renuencia de éstos a acometer cualquier reparación o reforma. Todo es admisible y comprensible, menos el estado general que ofrece esta avenida, a cualquiera que pasee por ella. Las imágenes, que son una selección, muestran años de una gestión ineficaz, o que no ha dado los frutos que se pretendían.

    Hasta la Virgen de La Soledad, que descendía en el pasado por uno de esos callejones, dejó de hacerlo hace unos años, por la inseguridad creciente del lugar.

La ley del derribo en Melilla


     «Todo lo que sea susceptible de ser derribado, será derribado»

       En Melilla existen lo que se denomina «ojeadores de solares», personas que recorren incansablemente la ciudad buscando «casamatas», o edificios en mal estado, para informar a sus emisarios de todo aquello que pueda ser comprado. Del estado de esta «manzana» del barrio del Real, dimos noticia en el mes de octubre, cuando vimos que abandonaba el inmueble, camino de la Residencia de Ancianos, la última inquilina de la calle Cataluña. En la calle Infanta Cristina hace ya tiempo que no vive nadie y tan solo permanecen habitadas dos vivienda sen el extremo de la calle Orense.

           Este inmueble parece ser obra de Enrique Nieto. Está en evidente estado de abandono desde hace  tiempo. Las casas que se iban deshabitando quedaban ya vacías y no se alojaban en ellas nuevos inquilinos. En los últimos años fue objeto de un cambio de propiedad y el deterioro siguió su curso. De la antigua balaustrada apenas queda una muestra en el terrado y de las ménsulas que adornaban las puertas y ventanas de las casas, ya solo quedan cinco. Imagino que nadie se molestará en sacar moldes de ellas.

        Tampoco creo que la posterior edificación siga algún estilo acorde con lo que fue en su día el barrio del Real, objeto de la gran guerra de 1909. En la zona alta del barrio, la que se conoce como Altos del Real, el ejercito español obtuvo una gran victoria, que compensó la afrentosa derrota del «Barranco del Lobo», allá por 1910. El diseño del barrio sigue los patrones de un campamento militar romano.

          Ayer se iniciaron los trabajos de catas de terreno, por un empresa geotécnica, y las labores de limpieza de elementos de la fachada y análisis de las vigas y tabiques. El derribo es casi inminente. Es la ley inexorable de Melilla, junto con otras muchas que iremos formulando poco a poco.

 

Edificios en ruinas. La historia en peligro


             Otro edificio de Enrique Nieto espera la ruina

    Los edificios se caen a pedazos o se desmoronan. Nos da lo mismo hasta quien sea el autor y si es del emblemático Enrique Nieto, mucho mejor. Hace no mucho, alguien decía, en referencia a los almacenes Montes:  «Que el hecho de que fuera una obra de Enrique Nieto, no le otorgaba derechos para no ser derribado». Ante esa observación, irónicamente advertí  de que la autoría del afamado arquitecto, era más bien una garantía para la demolición.

      Este edificio es obra de Enrique Nieto, es de la década de 1930. Es el único de Melilla con toda la fachada de madera, en sus tres frentes. Se asemeja bastante a los edificios de la famosa avenida de A Coruña, en la que todos los edificios son acristalados y montados sobre fachadas de madera. Hace ya años, cuando empecé a trabajar en el INE, estuve yendo a ese edificio durante varios años, para realizar la Encuesta de Presupuestos Familiares, a las familias que en él residían. En la actualidad y casi desde hace una década, ya no vive allí nadie. La fachada de madera está toda apuntalada, cuando se caiga ya no habrá nada que conservar, en breve obtendrá la declaración de ruina técnica y adiós muy buenas.

        Mientras tanto, el Gobierno de Melilla ha ampliado hasta el 31 de diciembre el plazo para el arreglo obligatorio de fachadas de edificios modernistas. Se ve que al otro decreto no le habían hecho caso los propietarios y por eso amplían el plazo. Hasta la fecha solo se ha puesto una multa de 600€. La única solución son multas verdaderamente duras y expropiaciones de propiedad, como hace en todas las ciudades de España.

        Hay que hacer un inventario de edificios modernistas, los actualmente existentes, protegerlos con declaraciones específicas, obligar a su reparación y conservación y expropiar cuando sea necesario. O se actúa con decisión o nos quedaremos sin nada.

El irreversible deterioro del Modernismo


          Si la acción política y la gestión no llegan a tiempo, entonces se produce la situación irreversible, aquella en la que ya no hay nada que salvar, como la situación de este edificio situado entre la avd. de Los Reyes Católicos y la calle Seijás Lozano. Una de las fachadas, la norte, estuvo deteriorándose durante años, sin que recibiera la más mínima atención, ni por parte del propietario, ni de ningún organismo competente, ya sea Consejería o Dirección General, ni por supuesto, esas pseudo entidades «monumentales», ni nadie que advierta al Gobierno local de situaciones de deterioro alarmantes.

     El Modernismo es frágil porque se utilizaban materiales muy pobres. No había otros disponibles ni tampoco recursos económicos abundantes. Todo era ornamentación y nunca mejor dicho, pura fachada. Aparte, es que la mayor parte de estos edificios están a punto de cumplir 100 años y eso es demasiado para edificios, que no han recibido ningún tipo de mantenimiento o con actuaciones escasas y muy específicas, como aquella campaña de: «Sácale color» y que consistió en el pintado de las fachadas.

   A este edificio, obra de Enrique Nieto, solo le queda visible la fachada Oeste, la Sur está arruinada y la Este, la que linda con el Conservatorio de Música, lleva también un claro tránsito hacia la ruina. El interior del edificio está en una situación bastante delicada.

        Hace poco La Consejería de turno anunciaba duras sanciones a los propietarios de edificios que no mantuviesen las fachas y la 1ª de esas durísimas sanciones consistió en poner 900€ de multa al propietario de un edificio en la calle Sor Alegría. Con esa cuantía, es preferible, desde el punto de vista de la propiedad, esperar a que se caiga el edificio.

    Las fotos muestran las dos caras de un mismo edificio