Paseando entre las ruinas de una avenida
El aspecto de la avenida de Castelar es desolador y eso que se trata de una de las avenidas emblemáticas del centro de Melilla. Hay edificios modernistas importantes, algún comercio y sobre todo, es una calle emblemática de «la ruta melillense de las tapas». Esto quiere decir que cualquier hipotético turista que se acerque a Melilla, puede de una manera u otra acabar en esta calle. No solo los turistas, si un familiar viene a la ciudad y se le quiere invitar a disfrutar de nuestra gastronomía tradicional, hay que hacer una visita casi obligada a esta avenida.
Hay comercios y establecimientos nuevos que se han establecido allí, pero el entorno ruinoso no ayuda mucho. El aspecto general de esta calle emblemática, que en el pasado tuvo fiestas propias, no invita a detenerse en ella mucho tiempo. Hay algunos callejones laterales, que suben hacia Ataque Seco, cuyo aspecto es más propio de un acceso al averno, que el de una calle del centro de la ciudad. En cualquier momento uno espera la aparición en ellos del can cerbero, el guardián de los abismos infernales.
Edificios cerrados de los que no se sabe qué suerte esperan, si el derribo o la rehabilitación. Solares absolutamente cochambrosos y en estado vergonzante. Ruinas que se mantienen en pie y que anteriormente fueron edificios, ofrecen tanto al ciudadano como al posible visitante, una apariencia de desidia absoluta y de total falta de gestión.
Se pueden argüir todas las disculpas que se quieran, tales como la obligatoriedad de respetar los plazos legales, la dificultad de los procesos sancionadores, la complejidad de señalar a los propietarios de los inmuebles, o incluso la renuencia de éstos a acometer cualquier reparación o reforma. Todo es admisible y comprensible, menos el estado general que ofrece esta avenida, a cualquiera que pasee por ella. Las imágenes, que son una selección, muestran años de una gestión ineficaz, o que no ha dado los frutos que se pretendían.
Hasta la Virgen de La Soledad, que descendía en el pasado por uno de esos callejones, dejó de hacerlo hace unos años, por la inseguridad creciente del lugar.
una pena de céntrica Avenida
La Avd. de Castelar (Octubre 2015)
http://laotramelilla.blogspot.com.es/2015/10/avenida-de-castelar-melilla.html
El 71 de Castelar……………..boooooooooommmmmm. Hace las predicciones con tres años de anticipación. No he conocido un caso igual.
Edificios de la Avenida de Castelar
http://laotramelilla.blogspot.com.es/2015/12/avenida-de-castelar-melilla.html
Es una pena la visión que nos proporcionan las imágenes de la calle Castelar, lugar tan céntrico y, como dices, con buena gastronomía. Yo he llevado por esos lugares a amigos peninsulares para el disfrute de tapas y raciones. No sé qué extraña sensación me embarga al contemplar la casa de Miguel Fernández (puerta verde a la derecha y balcón, en el tema de solares abandonados). Cuántos encuentros interesantes en esa casa, cuánto aprender del poeta, cuánto tiempo ya…
Es una sensación de abandono demoledora. La desaparición de referentes de la ciudad frente a nuestra mirada perpleja y atónita. Todo empezó hace más tiempo del que ya recordamos. Quedaron nombres que ya casi no son nada, porque nadie los piensa. Desapareció Tallaví, César Jiménez y Jesús Arrarás. No quedaron archivos, ni textos, ni documentos en donde fijar los recuerdos.
Gracias por tus comentarios, Encarna León, por tus ideas y aportaciones.
No sabía que había vivido ahí, casi enfrente de donde también vivió Carmen Conde.
Encarna León , gracias por tus comentarios, quiero que sepas que en la ca de color rosada, toda ella tapiada, de una planta baja y y otra planta encima, es de mi abuelo, y yo vivi en ella durante dieciocho años desde 1960 a 1978 que me vine a vivir a Gerona junto a la frontera con Francia. Ese inmueble ocupaba el equivalente a cinco viviendas, dos abajo y tres arriba, y en cima de esas dos plantas estaba la azotea. por las que pasaron infinidad de inquilinos, La razón por la que acabo en ruinas, cuando dejaron de haber inquilinos y murió mi abuelo empezaron a ocupar el edificio familiares del abuelo, otras hijas, también otros hijos, pero ninguno de ellos con intenciones de gastar un cénttimo en mantenimiento solo recoger de lo que mi abuelo sembró.dejar mi abuelo, una situación muy abundante cuando no eres el propietario, y vienes del campo, nosotros durane el tiempo que estuvimos era todo precioso, los vecinos las calle, ha sido la principal calle del día de los uertos, había flores por todas partes carros de golosinas, refrescos, etc.. en otro momento os cuento mas cosas. quise vender el edificio pero una hija hermana de mi madre se opuso, y todas las otras se echaron para atras, nos llegaron a ofrecer 90 mil euros, no quisierosn y lo dejé, hay muchos herederos, porque mi abuelo tuvo una sola esposa pero 13 hijos 3 varones y nueve hijas el que t habla es un nieto ya con sesenta años. y practicamente quedan pocos hijos e hijas vivos, mis padres son de esos pocos, el resto son infinidad de nietos, una vez los contamos todos y era, 42 o 43 herederos. Es o era originariamente el número 85 de la calle castelar.
Muy interesante historia. Muchas gracias Rachid.