«Todo por la obra»


       Lo insólito se adueña de Melilla, en estado de obra permanente

      El lema es «Todo por la Obra», da igual que esté triturado el 100% del asfalto en Melilla, da lo mismo que una calle se abra hasta 3 veces consecutivas, con el consiguiente derroche de dinero que eso supone y el aumento exponencial de molestias al ciudadano. La descordinación entre Consejerías parece  absoluta y la imagen que ofrece el Gobierno Autonómico de Melilla, está en el mismo estado que sus calles, osea, agujereada. Que todos/as  pertenezcan al mismo conjunto no quiere decir que lo parezca.

     La obra lo es todo, realmente es lo único que hay. La obra no se detiene ante nada. A veces parece que es la misma obra siempre. Se acaba una obra y luego todo está en peor estado que antes. No da tiempo a reparar el asfalto, o el enlosado de cemento. Todo está lleno de cicatrices, de fracturas, de parcheo infinito. No hay una sola acera en la que no se aprecien al menos tres obras anteriores. El estado de la señalización vial, que en la mayor parte de los casos hay que adivinarla. Todo es un mosaico de obras y «los obreros» empleados en las mismas, no son tanto como podrían sugerir las cantidades invertidas.

      Llega do todo a este punto, ya a nadie extraña que se inicie una zanja con el coche encima, como la de esta fotografía, en la calle Tte. Casaña. Yo creía que eso de rodear un coche  y dejar la marca en el suelo, era cosa del «correcaminos», nunca de una obra real. La imagen, enviada por la colaboración ciudadana, refleja algo, que no creeríamos si solo nos lo contasen. Hemos llegado al punto en el que ya tenemos que ver para creer, porque ya nada resulta demasiado extravagante para no ser cierto.

        El Alminar de Melilla ha acudido esta tarde a ver la calle y la obra en cuestión. Ya no estaba el coche, quizá lo devoró la zanja, o aprovechó el hueco para hacerse «una ITV». En cualquier caso, si salió de allí, no quiero imaginarme como.

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El remolcador embarrancado


         Un remolcador embarrancó tras un temporal en 1949

     En 1949 no existía el puerto marroquí de Beni Enzar, por lo que los temporales azotaban más duramente las playas de Melilla. Toda esta línea de costa tenía continuidad hasta Cabo de Agua. Muchos melillenses recuerdan cómo desde la playa de La Hípica se iba andando hasta la denominada de Miami.

       El caso es que como toda ciudad marítima y con puerto, Melilla atesora decenas de historias de barcos hundidos, como el que se encontró al hacer la cimentación de Las Torres del V Centenario, o de barcos rescatados. Hasta ahora no habíamos tenido fotografías y no podíamos completar esas historias con el material gráfico, Sin embargo, un colaborador de El Alminar, nos está nutriendo y aportando fotografías de sucesos que ya nadie recuerda, como es este caso. 

       Sé que las fotos son de 1949 y como siempre, me las ceden con la condición de compartirlas con todo el mundo, cosa que hacemos con gusto, porque está en nuestro ideario. Lo que poseemos lo compartimos, lo que descubrimos lo divulgamos. Las fotos, como decía, son de 1949, no conozco la fecha, quizá si algún lector de «la nomenclatura», tiene la copia del Telegrama del Rif de ese año, podría aportarnos más datos sobre el remolcador embarrancado. Hay más fotografías, pero he seleccionado estas cuatro. La que he titulado como «colocación de escales», es muy curiosa, porque tiene detrás un barco hundido, en las inmediaciones de la playa de San Lorenzo.

            Las imágenes son muy parecidas a las del malogrado crucero Costa Concordia. Quizá esto ha motivado la suspensión de los viajes de cruceros a Melilla, dada la similar peligrosidad de nuestras costas con las de la isla de Giglio.

        También hemos aprendido una palabra nueva, halaje: «Transporte de materiales o cosas arrastrando, rozando o rodando por el suelo».