Multa obsoleta


Image

             Este cartel de advertencia sobre el maltrato a los árboles, ha sido fotografiado este pasado domingo, en Los Pinos de Melilla. Visto de repente, a los que todavía tenemos el recuerdo de las pesetas, nos producía un relativo shock, porque tres ceros a la izquierda del 25, parece una cantidad enorme. Luego pensando detenidamente en la cifra y haciendo los necesarios cálculos, se obtenía  su equivalencia real, 150€, pero no salía a la primera, había que detenerse para pensarla.

       Para muchos ya es casi imposible hacer el cálculo, pues  los/as  niños/as de hasta 12 años, ni siquiera tienen recuerdo de las pesetas. No hace tanto tiempo del cambio al euro, y este cartel parece una reliquia de un pasado remoto. Si no estuviéramos en un tiempo tan incierto en el terreno económico, pediría  desde El Alminar que se retirase inmediatemente el cartel, pero quien sabe, quizá este sea el primer cartel ya instalado, para cuando tengamos que volver a las monedas nacionales. Grecia está en camino de recuperar su moneda histórica, el dracma. Primero nos dijeron que el camino hacia el euro no tenía vuelta atrás, luego que abandonarlo era como tirarse a la sima del averno, sin paracaidas de ningún tipo. Ahora ya hay algunos economistas que dicen que volver al dracma, no sería tan malo para Grecia. Está claro que nos han engañado siempre.

  Así pues, y visto lo visto, no sé si este cartel obsoleto es una imagen del pasado, o del futuro. Yo pediría que se deje tal cual está.

Anuncio publicitario

En la casa del curandero de Melilla


          

              Ayer creíamos una cosa, hoy estamos seguros de otra. Nadie puede presumir de poder decir la última palabra sobre un asunto, porque siempre aparecerá un dato  nuevo. La apariencia oculta a menudo la realidad. A veces, lo que parece más oculto, está solo cubierto por un fina capa de polvo. Solo basta apartar unas cuantas ramas y  la verdad asoma por una rendija. Ayer creíamos estar en lo que pudo ser la casa de Antonio Moreno, el curandero de Melilla. Hoy, gracias a un colaborador, sabemos que tan solo esuvimos a unos escasos metros. La casa de la calle del General Astilleros, la nº 50, estaba tan solo oculta por un cambio de numeración, pero sigue estando tal cual, abandonada eso sí, pero conservando imágenes y los ecos del pasado.

     Hoy sabemos algunas cosas más, como que Antonio Moreno realizó su último viaje, en un coche fúnebre tirado por cuatro caballos, de ahí que el cortejo fúnebre empezara su camino en «El Tropezón», legendaria casa de comidas melillense, que disponía de una posta de caballos. Antonio Moreno Cervilla, el curandero, falleció a las tres de la tarde del día 30 de enero de 1945, víctima de un derrame cerebral. Desde 1956 le acompaña en su última morada una mujer, Ana Martínez, familiar probablemente de Catalina Delgado Martínez, la mujer que comprara a su nombre la propiedad de la sepultura. Son todavía pocas cosas, pero algunas importantes. El difuso tapiz que ocultaba la vida de Antonio Moreno, empieza a tomar formas y colores.