Círculo cerrado sobre el Cristo de Limpias de Melilla
El Cristo de Limpias te busca, es algo de lo que me he dado cuenta en estos últimos seis años. Hasta el 2006 yo no sabía una sola palabra de este tema, ni del verdadero, ni de su réplica en Melilla. Desde que me alcanzó, tras la revelaciones de Pepe Vacca, es un tema del que no he podido alejarme nunca. Hasta aquel año, yo no sabía quién era Pepe Vacca. Hoy creo que llevaba esperándome durante décadas, pues Pepe Vacca murió al año de yo conocerle. Solo tuvo tiempo de transmitirme una mínima parte de sus conocimientos y eso sí, «la misión» de desvelar qué había ocurrido con el otrora afamado y nunca olvidado busto. Muchos son los que sabían y saben, pero apenas muy pocos lo que conocen toda la verdad, entre los que no me encuentro, pero a que estoy frente a la última puerta del enigma.
En la mañana del miércoles, me encontré con quien debía encontrarme, con el penúltimo guardián del secreto de su paradero. Sabía que no debía hacer nada por buscarle, pues él aparecería en el momento justo. Me lo encontré mientras pasaba junto a la plaza de toros. En un principio seguí mi camino, pero apenas había dado diez pasos, cuando deshice lo andado y le pregunté aquello que estaba largo tiempo esperando pronunciar: ¿Quién tiene el busto del Cristo de Limpias?. «Vé a la casa de Santiago* y que él te diga en dónde está«. Fuí a la casa de Santiago y me dijeron el nombre que dicen siempre, pero del que estoy seguro que no lo tiene, entre otras cosas, porque fue una de las primeras personas a las que pregunté en 2007 y directamente afirmó no tenerlo.
En la mañana de ayer, me encontré con el anterior presidente de La Junta de Gobierno de la Hermandad de Cofradías de Melilla, Gregorio Castillo, Hermano Mayor de La Cofradía del Rocío y volvió a decirme lo mismo que me dijera hace cinco años. Por eso, hoy afirmo que: Hasta donde puedo estar seguro, Gregorio Castillo no tiene «el busto restaurado» del Cristo de Limpias del Barrio del Real. Personalmente, le sigo creyendo, como le creí entonces. Los correos y las confidencias que recibí, tanto entonces como ahora, le descartaban siempre como último depositario de la efigie.
Pese a todas mis dudas, ahora ya tengo muy claro que el busto quiere aparecer, que la gente de Melilla, los creyentes cristianos, tienen el derecho de volver a contemplarlo. El círculo está ya cerrado y una cosa tengo muy clara, el busto, cuyo culto se inició en una tienda de ultramarinos del Barrio del Industrial, protege a quien cuida de él, pero nadie debe exponerse a ocultarlo deliberadamente.
Debajo de todo esto, hay una larvada guerra por lo sucedido en La Cofradía del Rocío hace ahora diez años. Unos hechos que motivaron la intervención por parte del Obispado de Málaga de La Cofradía melillense, y a lo que quizá, haya que empezar ya a poner focos, para dar a conocer la verdad.
Nota: * Santiago es un nombre supuesto.