Las bombas de amianto
Estuvimos por allí en mayo de 2019, apenas unos días antes de las elecciones. Nadie nos podrá achacar intencionalidad de ningún tipo, salvo la preocupación por la ciudad. Es un edificio histórico entre las calles del teniente Mejías y la del pintor Benlliure. Han pasado dos años. Todo sigue igual, pero algo peor. Esta vez, un vecino del edificio colindante, nos invitó a subir a la azotea, por las escaleras, sin entrar en las viviendas.
Siempre nos provocó asombro, como en Melilla los edificios en la ciudad se derrumban por dentro, sin que apenas se perciba desde el exterior, salvo el deterioro de las fachadas y la evidencia de su abandono. En este caso es de al menos una década. Su estado es ya irrecuperable.
En las fotos de las guerras, hay algo que produce asombro, y es como los edificios se desploman, bajo los efectos de «las bombas revienta edificios» pero mantienen en pie sus fachadas, algo difícil de comprender, pues han perdido cualquier elemento de sustentación interior. Solo queda la autosustentación por efecto de la gravedad de la propia pared. Para no remontarnos a periodos más lejanos, denominaremos a estos edificios como chechenos, de los que existen muchos en la ciudad. La alta devastación de Grozni, la capital chechena, provocó imágenes impactantes por el grado de destrucción de los edificios.
En la azotea de este edificio histórico, abandonado a su suerte, existen dos inmensos bidones de fibrocemento, colocados sobre la débil superficie del techo del hueco de la escalera, que en caso de fracturarse, caerán como bombas sobre el demolido interior. Al fracturarse, el fibrocemento o amianto, libera su carga mortal de partículas cancerígenas.
Hay hasta 70 veces siete, de edificios en esta situación en estas dos zonas urbanas del centro, y por toda la ciudad. Solo con el derribo de estos inmuebles, y la renovación de otros muchos camino de la ruina, mantendrán activo el mercado de la construcción y el inmobiliario, hasta final del presente siglo. En el enlace de la visita al lugar de hace dos años, se puede observar que los dos bidones de la terraza, están en pie.