En busca del Neolítico melillense


El Neolítico espera en la calle de Carlota O´Neill

Lo que sabemos es porque nos lo han enseñado, lo hemos aprendido y porque lo hemos buscado. Tenemos respuesta al porqué en un pasado reciente no se buscó el pasado arqueológico y geológico en la comarca de Melilla, pero no podemos responder al porqué no se hace ahora.

Este verano ha sido el de los hallazgos arqueológicos en el mundo entero. Se realizan obras y aparecen nuevos restos en todas partes, o se encuentran restos porque había interés en buscarlos. La única excepción es nuestra ciudad, en donde se remueven miles de m3 de terreno y no aparece una sola raspa de pescado, un hueso, un trozo de cerámica o si quiera una vulgar moneda de cobre.

Tenemos la certeza de que en el desmonte de las lomas de Santiago hay restos que han desaparecido para siempre, así como en muchas otras obras públicas o privadas de la última década. Lo anómalo es que no se detecte nada y eso es un indicio de lo contrario.

El regreso a la colina del Sílex

En la etapa final del Paleolítico, incluso en el Neolítico, el sílex era oro. Tenemos testimonios de hallazgos en el pasado, tanto de viajeros como de especialistas (Pallari, Ghirelli). La comarca de Melilla, con abundantes cuevas, tierras fértiles y abundantes arroyos e incluso un río, con estuario, era una zona más que adecuada para la población humana. El hombre y la mujer del Neolítico. Lo insólito es que se estén dejando perder todas las evidencias, que podrían nutrir con mucha mayor profusión nuestro Museo, que todas las campañas de llevadas a cabo en Las Chafarinas.

Todos los días se abren terrenos para la construcción de nuevas viviendas y viales, y se intenta recuperar o estudiar algún resto arqueológico, sobre todo en zonas sensibles, como el cerro de Sidi Guariach y zonas adyacentes. No conocemos siquiera los nombres originales. Buscar todo eso sería hacer mucho por la cultura autóctona o amazigh. Pero todo se perderá como lágrimas en la lluvia.

Desde el arroyo de Alfonso XIII, cota mínima de la zona, el terreno ascendía de modo continuado hasta la llamada Loma de Camellos. Hoy presenta diferencias de nivel e interrupciones, por las obras llevadas a cabo en el último periodo (1910-2010). Sin embargo, un terreno abierto es equivalente a un libro abierto, aunque le falten páginas. Permite leer, reconstruir la historia, interpretar y formular teorías.

La gran cima volcánica del monte Gurugú, contaba con pequeños conos de apoyo en toda la región, dos de ellos en el interior de Melilla, según relató el geólogo Alfredo San Miguel Arribas, tras su paso por Melilla. A pesar de que han pasado más de dos millones de años, todavía impresiona ver algunas de las bombas de basalto arrojadas por el Gurugú. Resto de coladas e incluso de mal país, son identificables en nuestro territorio. Hemos localizado láminas de basalto fracturado, rocas con posibles restos de azufre en su borde, y otras manchadas con capas exteriores de cenizas. En este resto de cerro, queda muy poco, si hay una oportunidad es ahora. Hay mucho material lítico y sobre todo mucho sílex. Habría que estudiar si algunos de esos fragmentos con formas parecidas a herramientas, con bordes lisos y cortantes, se deben a una fragmentación manual o meteorización mecánica.

El principal hallazgo ha sido el nombre de Carlota O´Neill en una de las nuevas casas allí construidas, en una denominación otorgada por el anterior gobierno.

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Se oculta, se destruye, se tapa


Es el triple lema de la investigación histórica en la ciudad, de la que ya decimos, que ni a un lado ni a otro interesa a nadie. Hay unas ideas preconcebidas y con ellas se llegará hasta el final, sea cual sea.

Conocíamos historias del pasado de las que nunca más se supo. Sabemos que lo que hemos podido sacar a la luz pública es apenas una tercera parte de lo hallado, porque las órdenes eran muy estrictas. Ninguna mirada extraña podía consentirse. Aún así hemos podido mirar mucho, contando siempre con los colaboradores del blog, y con quien siempre te dejaba mirar, pero solo una vez, porque luego analizaban minuciosamente las fotografías para localizar la posición desde las que fueron hechas. El francotirador debe cambiar constantemente de posición, no puede repetir un lugar y tiene que aprovechar su ocasión, porque se descubre en cada disparo fotográfico.

En esta ocasión, ya la última, habían cerrado el agujero de la valla por la que habíamos pasado las veces anteriores, porque no se puede allanar ningún lugar, pero si hay un hueco se pasa y se camina por la zona. La obligación es fotografiar, no tocar nada y salir sin ser notado.

Rusadir, Alafía y los siglos oscuros

En esta ocasión hemos seguido y documentando fotográficamente todo el proceso, desde el principio hasta el final. Hemos recorrido todo el camino desde el Alfa, hasta su Omega. El desinterés investigador está relacionando con las siglos oscuros. Lo que existiese sobre el peñón calcáreo de la Ciudad Vieja, fue reutilizado por los romanos hasta el año 284 DC, cuando el emperador Diocleciano ordenó el abandono casi completo de la Mauritania Tingitana. En erosión y abandono permaneció hasta el siglo X, cuando la ciudad de Melilla es fundada por Abderramán III en 926. De este modo del siglo X al XV todo es islámico y bereber, y desde los tres años finales del mismo siglo XV al XXI todo es historia española. Esas cuentas están muy claras.

El primer reino conocido y establecido sobre los que hoy conocemos como Marruecos fueron los Mauri*, siglo IV AC., aunque sin llegar a saber cuál era su nombre real, pues todos ellos fueron descritos y nombrados por las potencias dominadoras, ya fuese cartagineses, romanos, árabes, o solo comerciales como los fenicios. Estos últimos trasegaron por el Mediterráneo entre los siglos XII y IV AC., pues como tales desaparecieron bajo el dominio persa en 332 aC. Todo lo que se busca está relacionado con esos ocho siglos oscuros.

El desinterés histórico sobre Melilla

Enrique Gozalbes (2018) escribió el único libro riguroso sobre esa ciudad antigua, en Aportaciones a la Historia de Melilla en la antigüedad. En el libro establecía dos parámetros básicos, el primero la fuerte presencia del elemento indígena en toda la comarca, y la ausencia significativa de restos, debido a la remoción de todo el material existente, en las sucesivas reedificaciones, sobre todo en la etapa musulmana califal y tras la conquista española. Las guerras y la explanación del territorio tras el acuerdo de 1860, hicieron el resto. Hay muy pocos lugares en los que buscar, pero todavía existen. Eso sí, hay que hacerlo con criterios científicos y por especialistas en diferentes periodos históricos.

En estos años hemos aprendido, que cuando lo encontrado no interesa, no se emite información alguna. De haberse hallado una hebilla de un soldado de Estopiñán, un fragmento de plato romano o una pequeña moneda cartaginesa, se hubiese ofrecido una rueda de prensa a la altura de los hallazgos en Egipto. Pero el silencio ha sido absoluto, salvo al principio, pues creó expectativas que luego no se cumplieron. Se ha encontrado mucha cerámica medieval (siglos X al XV)

Las primeras fotografías las realizamos en el mes de enero. Un colaborador nos animó a pasar por allí. Las últimas son de hace dos días, pues otro colaborador no advirtió de que se acercaba el final.

Principio y fin, alfa y omega. Todo y nada.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2020/07/21/alafia-el-yacimiento-desaparecido/; https://elalminardemelilla.com/2018/07/21/la-ultima-nota-de-enrique-gozalbes/

Alafía, el yacimiento desaparecido


                En junio de 2019, el ex consejero Quevedo informaba de la aparición de los restos del fuerte de Santiago, en una datación precisa y rápida. Todo era siglo XVII y XVIII, pero a muy escasos metros de la puerta califal de la Alafía (siglo X). Rápidamente se pergeñaron proyectos, pasarelas flotantes y muros acristalados para poder ver todo el conjunto histórico. En pocas semanas el descubrimiento se oscureció, pese a su importancia y la potencia del nombre invocado, el de Santiago, todo se esfumó. No se volvió a saber nada, ni se informó de posibles hallazgos de cerámica púnica, romana, medieval hispana, lo que suele ser un mal indicio.

                      Melilla, antigua villa, rodeada de una muralla de piedra, que contiene un ciudadela muy fuerte, una mezquita aljama, baños y muchos bazares. Esta era la situación de Melilla en el siglo XI, según el Andalusí El- Bekri, que la visitó hacia la mitad del siglo. Melilla solo tenía dos puertas, la de tierra que se correspondería con la Alafía, y la de mar que se situaría en la actual puerta de la Marina. Como puede comprobarse en una fotografía de los inicios del siglo XX, no existía fuerte alguno en las proximidades de la puerta de tierra, y si un cinturón de murallas de piedra, que parecen corresponderse con la descripción de El Bekri.

                             En enero del presente año, visitamos el yacimiento de la Alafía o de la cuesta de la Alcazaba y ya no se veían las marcas características de un entorno en fase de excavación, de hecho no existieron nunca, lo que parece sugerir que el estudio no fue demasiado exhaustivo. En esa zona, a nada que se abra el suelo para cualquier obra, o nuevo ajardinamiento del paseo, es habitual que salga a la vista, entre la tierra removida,  abundante material cerámico medieval islámico y bereber.

                        Lo que conocemos como alcazaba era probablemente un arrabal y también un área rural y de cultivo. El yacimiento sí parecía bien delimitado, con gran cantidad de muros antiguos de piedra caliza, que delimitaban áreas más pequeñas. Tampoco puede tratarse de las primeras casas de la ocupación de los inicios del siglo XX, porque esas nuevas barriadas estaban sobre el cerro del Cubo y más cercanas al fuerte de san Miguel y de san Carlos. La zona de la Alafía seguía siendo una salida de la ciudad y por ahí ascendía el camino de la alcazaba, que es el nombre por el que siempre ha sido conocido.

                 Se prometió un muro de cristal que dejara ver todo el macizo del baluarte de san Fernando y el foso de los Carneros, al que se añadiría un pasadizo que dejara ver los restos recién descubiertos y bien interpretados y datados. Nada de eso queda. Los muros originales están desapareciendo, desmoronándose y vueltos a cubrir de nuevo. El cemento y el hormigón armado se están superponiendo sobre la piedra original. Rehacer todo con piedra mixtificadora. La comparación fotográfica entre las fotos de principios de año y las actuales, solo dejan lugar para la desolación.

 

 

La ciudad antigua de Rusadir


                   

                       El Gobernador 2017: basuras púnicas

       La Ciudad Antigua de Rusadir es el único libro publicado acerca de la posible historia antigua de Rusadir. Escrito por el catedrático Enrique Gozalbes Cravioto, que intenta desde el estudio científico de la historia, una aproximación al pasado de Melilla, alejado de los mitos y leyendas con los que se ha construido la historia de la ciudad. Además, Enrique Gozalbes es uno de los mayores especialistas en historia antigua y medieval. Hace poco, descubrió una antigua mezquita utilizada como cortijo en la localidad malacitana de Antequera.

        La historia de Rusadir es imposible de relatarse sin relación con su entorno. Esto quiere decir que si en algún momento llegaron los fenicios a esta costa, es porque existían asentamientos autóctonos, indígenas, o mauritanos en la terminología romana. Los fenicios iniciaban relaciones comerciales con poblaciones ya existentes, nunca sobre la nada. Quien pretenda hallar a fenicios, romanos o griegos, encontrará siempre huellas de las poblaciones bereberes.

        Melilla es un territorio muy movido, batido por la guerra,  y por las constantes reconstrucciones. Otro elemento importante es la reutilización de materiales, por lo que resulta muy dificultoso, si no imposible,  encontrar restos fenicios o púnicos puros, como parece ser la pretensión.

         Hay zonas no holladas, y siempre en dirección hacia el 4º recinto, hacia el cerro del parque Lobera. Para buscar y excavar hay dos caminos, uno es seguir una idea preconcebida y descartar todo lo demás, barriéndolo del mapa y enterrándolo en el caso de que no ofrezca el resultado apetecido. Esto es lo que ha sido el triple lema hasta la fecha (se oculta, se destruye, se tapa). Melilla está llena de restos bereberes descartados y ocultos bajo el pavimento de la Plaza de Armas, dentro de las murallas, bajo el suelo del «museo arqueológico», bajo los chalets de la Alcazaba, o enterrados en el parque Lobera.. El único planteamiento admisible es el de buscar, excavar, y sacar a la luz todo lo que se encuentre, sea lo que sea. Todo lo demás es hurtar la verdadera historia a la investigación y al futuro. Quedará bonito, pero no dejará de ser una falsificación histórica.

         Hay una norma escrita que dice que una vez que se abre un yacimiento, hay que completar la excavación. En caso contrario, los agentes ambientales alteran el yacimiento y sus conclusiones son inservibles. El Gobernador está abandonado desde 2111. En 2017 su estado es el que se ve. No esperábamos volver aquí, no pensábamos volver a escribir sobre esto, no esperábamos ver esto, en este estado. En cualquier lugar, estas fotografías provocarían ceses fulminantes y un vuelco en el modo de afrontar la cultura y el pasado en la ciudad. ¿Dónde está todo el material desenterrado, cómo se clasifica, qué se piensa hacer con él, quién se está haciendo cargo de esas miles de piezas?.

           Se podría decir de todo, pero estas imágenes valen más que cualquier argumento que si diga. Total, ¿para qué?.

            Nota:https://elalminardemelilla.com/2011/07/25/yacimiento-del-gobernador/

El misterio del fuerte aparecido


          

                                  

                         ¡ Excava y corre !

    No fue propiamente una excavación, sino una limpieza del terreno con puesta al descubierto, de un fuerte conocido por «el círculo secreto» y que apareció en donde tenía que estar. Melilla siemrpre sorprende y pese a haber leído todo los libros publicados sobre la historia de Melilla y sus diferentes fortificaciones y  recintos defensivos, nunca había leido el nombre de fuerte de San Antonio, que al parecer era una ampliación que completaba a su vez el fuerte o conjunto defensivo de Victoria Grande. Alguna línea me debí saltar o a algún párrafo no le presté la atención suficiente. El caso es que han aparecido los restos de un fuerte antiguo y semi desconocido, en donde en una campaña anterior de excavaciones (1998), aparecieron tres silos medievales islámicos, restos cerámicos y óseos.

         Que se excave, se encuentre lo que se encuentre es bueno. Solo me sorprende el conocimiento riguroso y exacto que se tiene sobre cierto tipo de cosntrucciones españolas, desconocidas para el común de las gentes, y que sin embargo se tardaran cuatro meses en reconocer que los restos aparecidos en el fuerte de San Miguel, eran restos del fuerte de San Miguel. Otro gran hallazgo y desconocido en lso textos históricos publicados, fue el de la célebre capilla de Sta. Mª de la Enramada, en la denominada Casa del Reloj, y que todavía no ha podido verse porque aunque  se prometió su apertura en el mes de julio, ya estamos en la mitad de septiembre y no la han disfrutado otros ojos, que no sean los de la nomenclatura. Sorprende también la aparición de planos tan exactos y que jamás nadie ha visto o sabía de su existencia. Sea lo que sea, es bueno que todo se descubra y se saque a la luz.

                                        ¿Abandonar lo excavado?

      Decidí pasarme por el Cerro del Cubo para ver lo que se había excavado este verano por voluntarios y estudiantes de historia. Ví que era un área muy determinada, de donde se deducía que se excavó sobre seguro, en una zona ya predetermida y señalada por los planos. Me sorpendió que el área no estuviese delimitada ni  acotada al uso público. Aquella zona es muy frecuentada y habitada  a la caída del Sol, por lo que el entorno puede sufrir una rápida y completa degradación. Esperaba que la zona estuviese delimitado y en algún modo protegida y que también pudiese ser fotografiada, sin los problemas y el oscurantismo del Gobernador. Las excavaciones debe ser lo más completas posibles y sobre todo, limitadas en el tiempo. Una vez que se abre una zona, debe hacerse de modo total. El caso es que por allí se podían ver todavía restos cerámicos, quizá comunes y contemporáneos, junto a algunos restos óseos.

         Lo encontrado pertenece al misterioso fuerte que yo llamo de San Antonio aparecido. Se ven perfectamente dos solares de piedra labrada y bien trabada, junto a los restos de una cerca zigzagueante, que perteneció a algún muro defensivo. Toda esta zona solo cayó en manos de los españoles a partir del siglo XVIII, por lo que los restos, si son españoles, no pueden ser anteriores a esa fecha.

 

Casa de Oficios. ¿Objetivo arqueológico ?


                                                       ¡ A veces se ven muertos !

              En el solar de la antigua Casa de Oficios de la calle Querol, junto a la Consejería de Educación, van a comenzar próximamente las obras para hacer un nuevo edificio de viviendas de protección oficial. Esta zona era la antigua ladera norte del cerro de San Lorenzo y no haría falta decir que sería obligado hacer unas catas arqueológicas, remover el terreno, por si se localizase algún resto histórico. que se sepa, siempre que se ha hecho algo por las inmediaciones (calle Villegas,Casa de Socorro, edificio de Telefónica, etc), han aparecido algún tipo de restos. Esto se hace en cualquier lugar de España, es más, para que se te otorgue la licencia de obras es preceptivo el informe que acredite haber realizado esas catas o esas excavaciones.

         En 1984,  en la calle Villegas, en unas obras se hallaron, de modo casual, un molino romano, restos humanos y fragmentos cerámicos. También se dice que en las obras del edificio de Telefónica, se produjo algún hallazgo, pero no hay mas datos o modo de averiguar si eso es cierto. El caso es que esto es un solar grande y además es un solar público. No hay prisas ni urgencias especuladoras que motiven el no dar una oportunidad a la arqueología y a la historia de Melilla.

          Se sabe que aquí estuvo el antiguo matadero municipal, que el terreno puede estar ya removido, pero eso serían excusas. Si se busca se encuentra y más en una zona tan sensible como ésta. Por lo menos queda la advertencia, luego que hagan lo que quieran.

  PD: Añado una fotografía de uno de los esqueletos/enterramientos hallados en las campañas de 1984 y 1986, en una zona muy próxima a la de la Casa de Oficios.

En el interior del Gobernador


       

 

             En el interior del Área 51

         Si como dice un colaborador ayer sacaron escombros de la Casa del Gobernador, sólo pueden ser los procedentes de la nueva zanja o de la ampliación de la cuadrícula, o quizá también de los acumulados en la puerta tras la reanudación de las campañas de excavaciones en el año 2008. Tenemos las fotos de todo, porque nunca nos faltan colaboradores, pese a que cada vez es más difícil moverse por Melilla La Vieja, sin ser detectados por las «balizas» de  los servidores del mundo oscuro.

       En el post anterior comentada la diferencia de nivel del suelo entre la Casa y el propio patio, por lo que es importante limitar cual sería el area a proteger, osea, en aquellas zonas en donde el terreno no fue desmontado ni allanado y eso sólo sucede entre esta patio, la Caja de Reclutas que está por detrás, y el resto de la manzana que concluye e incluye la Casa Lafont. Hay que recordar que Melilla está protegida por un decreto de la década de 1950, como Conjunto Histórico y no puede haber nuevas cosntrucciones o remociones de terreno, sin excavar antes. Lo digo porque ya ha habido dos extraños anuncios de venta de solares en Melilla La Vieja, uno en la calle del Horno y otro en la de San Miguel, que no pueden ser tocados sin excavaciòn previa. De la Comisión de Patrimonio ya no se puede esperar nada, porque eso es sólo una marioneta al servicio de otros intereses, tras la expulsión caciquil del representante de La Delegación del Gobierno y del Colegio de Arquitectos de Melilla.