




El callejero de una ciudad es su altar cívico, en él se homenajean a las personas, hechos y lugares, que de alguna manera o en algún momento han contribuido a su historia. El callejero no es algo inmóvil, va cambiando, con nuevas incorporaciones, con la retirada de denominaciones pasadas. En total, el callejero de Melilla tiene unos 500 nombres, y uno de ellos es ya, desde el día 26 de junio de 2025, el de Carlos Esquembri Hinojo, marino e historiador, como reza en la placa de con su nombre. Y así, por paradojas de la vida, que las tiene y muchas, una de las personas que más luchó para la renovación del callejero melillense, se ha convertido en parte de él. Es la gloria de los héroes, como le definió el presidente de Melilla Juan José Imbroda, descubriendo además, una placa conmemorativa del propio acto, algo al alcance solo de los elegidos. El destino es así, tiene sus exigencias.
«Es muy justo que Melilla rinda homenaje a un hijo suyo, que ha sido un héroe, que ha sido muy buena persona, que ha sido un historiador, y al que le ha preocupado siempre Melilla. Es un homenaje justísimo, a una persona ejemplar, para que las próximas generaciones sepan que aquí hay un melillense que dio su vida por España». Estas han sido las palabras del presidente Imbroda, en al acto de homenaje que se ha rendido a Carlos Esquembri, nuestro amigo, y colaborador en este blog, que ya navega en solitario, desde su fallecimiento en aguas del Atlántico Norte, en la lucha contra el narcotráfico, hace ya dos largos años. En nombre de la familia, Matilde Gómez, agradeció, con orgullo, el homenaje, el recuerdo, y la distinción otorgada por la Ciudad Autónoma, al que fuera su esposo, del que destacó, sobre todo, su condición de marino y de melillense.
Fue un acto solemne, emotivo en algunos momentos, presidido por Juan José Imbroda, al que acompañaba la consejera de Cultura, Fadela Mohatar. También se encontraba allí Sabrina Moh, como Delegada del Gobierno, y cabeza de la Administración General del Estado, a la que pertenecía Carlos Esquembri. Estuvo también el secretario general de la Agencia Tributaria, un magistrado, compañeros de Vigilancia Aduanera y de una de sus embarcaciones, el Capitán Mayoral. Familiares, como su hermano Ángel, parientes y antiguos vecinos de su barrio natal, Cabrerizas. También estuvieron allí los directivos de la Asociación de Estudios Melillenses, con Benito Gallardo.
La calle de Carlos Esquenbri Hinojo desemboca en la plaza de La Libertad, y desde la esquina, se ve siempre el mar, y la baliza del puerto de Melilla. No cabe mejor situación. Y como escribiera en su primera novela Lal la Zarzut: «Y cuando la Muerte lograra dar con él, que su cuerpo se fundiera en el mar, la más honrosa sepultura para un marino». Pero su recuerdo no, está en tierra y para siempre.















